Entre el enojo de los vecinos del barrio Agrimensores por la inseguridad y la satisfacción de los ciclistas por la senda segura de Yerba Buena hay un mundo. No sólo porque en un lugar está la vida cotidiana puesta en terrible crisis -a punto tal que hasta los niños hicieron protesta con carteles- y en el otro hay una actividad específica sin demasiadas complejidades, sino porque las estrategias de vigilancia expuestas en cada caso son diametralmente diferentes. Una es la receta cotidiana aplicada desde hace décadas y que ha llevado al fracaso de este modelo policial, y la otra es un enfoque iconoclasta, prácticamente novedoso para Tucumán, centrado en la identificación de los problemas, su análisis y la propuesta de resolución, que por ahora parece funcionar. Es triste observar la distancia entre los bikers de la senda segura y los niños del barrio Agrimensores, pero es auspicioso pensar que, si se trata de la misma provincia, de la misma policía y acaso del mismo problema, puedan cambiar las cosas. Felipe Sundblad, uno de los ciclistas, lo dijo con mucha ilusión: “si cada barrio tuviera comunicación directa con su comisaría mediante un grupo (de WhatsApp), los comerciantes con otro grupo y así sucesivamente, quizás se podría avanzar en la prevención de delitos”.
En las narices del custodio
La receta cotidiana que hace agua es la del “operativo de recorridos”. Dan cuenta de ello las historias de inseguridad que se relatan en los medios de comunicación. Anteayer un policía se tiroteó con un motochorro que le sacó el celular de la mesa donde estaba sentado tomando un café en La Madrid al 900, barrio Sur. “Estas cuadras son superinseguras. Al bar y a los quioscos los viven asaltando”, dijo una vecina. El comisario explicó: “Los arrebatos no son exclusivos de esta zona; se realizan recorridos preventivos”. Y otra vecina concluyó: “como vecina y comerciante pido más presencia policial en esta cuadra”.
¿Recorridos preventivos? Esa salida les dieron a los vecinos del barrio Agrimensores -ubicado a la altura de calle Santiago del Estero al 4.000-, a quienes les habían fallado todas las estrategias: tienen grupos de WhatsApp, alarmas vecinales, encuentran una comisaría 7a con personal bien predispuesto (pero nada más, al decir del vecino Gustavo Guzmán) y hasta habían contratado un policía se servicio adicional para que se instale en una garita construida en la época en que Hugo Sánchez (hoy condenado por encubrimiento en el caso de Paulina Lebbos) era jefe de Policía. No sirvió el agente adicional: una mujer fue asaltada por una pareja motochorra en las narices del custodio barrial. Después de que se difundió en LA GACETA la historia y de que el secretario de Seguridad, Luis Ibáñez, prometiera un cambio, un patrullero comenzó a hacer “recorrido preventivo” en el barrio y la marcha propuesta para el martes se suspendió. ¿Durará para siempre el recorrido, tal como pide para su cuadra la comerciante de La Madrid al 900, que quiere presencia policial constante?
La receta del operativo es la respuesta comodín que se lanza con cada reclamo de inseguridad y que resulta inconducente cuando el problema es amplio y complejo, como el motoarrebato. Los cadetes, que ya padecen dos asesinatos de mensajeros en lo que va del año, piden que se aplique de una vez la ley Antimotoarrebato, que consideran que es un adorno para las autoridades. ¿Funcionará? Los cadetes están hartos de la inseguridad: hace unos días atraparon a un asaltante y lo llevaron a golpes a la comisaría 1a. “Nosotros seguimos expuestos y los ladrones no afrontan las consecuencias”, dijo Hugo Santucho, dirigente del sindicato de cadetes. Para todos las autoridades han prometido varias normas que se encuentran sin estrenar, por diferentes motivos. La que más se parece a la prevención es la de cuadrantes, que implica mandar grupos en auto, moto y bicicleta a hacer “recorridos preventivos” por los barrios. Problema: no es lo mismo Barrio Sur (que sufre arrebatos desde tiempos inmemoriales) que San Cayetano (que padece homicidios y niveles de violencia sustancialmente mayores), por no mencionar vecindarios con violencia casi estructural, como “la Bombilla” (pese a que en el centro del barrio está la superestructura policial de la Subjefatura). La propuesta de cuadrantes no se aplica porque -según dicen los funcionarios- necesitan 1.300 policías además de los 8.500 que hay en la provincia. Y eso sólo para el área capitalina. ¿Cómo harán cuando -incorporados, supuestamente, los nuevos agentes- en todas partes de la provincia empiecen a reclamar los equipos para los “recorridos preventivos”?
La experiencia que se alumbró sin demasiados anuncios en la senda segura del cerro abrió una estrategia diferente. Coordinaron tareas el grupo de ciclistas Bikers Unidos, la Municipalidad y la comisaría de Yerba Buena, y la Unidad Regional Norte. Intercambian por WhatsApp todo lo que sucede en la senda, comparten capturas de pantalla de otros grupos sociales donde aparecen a la venta las bicis robadas, y trabajan juntos en las estrategias para cada viaje. “Sigue habiendo robo de bicis en otros lugares, eso está claro, pero como biker creo que se está trabajando bien en esta zona”, dice Sundblad. Es decir, no se aplica la estrategia de los “operativos preventivos” para ver qué pasa, sino la del estudio de los incidentes que se repiten, al análisis de las razones por las que sucede eso y la propuesta de soluciones. De eso se trata la “policía orientada a los problemas” que describió el criminólogo de Winsconsin Herman Goldstein, que sugiere que la verdadera política preventiva no surge de recorridos al azar sino del estudio de los datos de la realidad: ¿por qué se repite esto? ¿qué hay que hacer para resolverlo? Robos, asaltos, disturbios, accidentes... se aplica a numerosas infracciones del tipo de seguridad. ¿Cuántas hay? El catálogo de las contravenciones abarca gran parte de ellas y el de los delitos más comunes lo completa.
Sin embargo, el modelo policial de hoy está más que alejado de ese novedoso esquema. Una estrategia surgida de una combinación de voluntades hizo que funcione la prevención con la comisaría de Yerba Buena, pero hay que advertir que en general las seccionales policiales están despojadas de agentes y vehículos y sirven como depósito de detenidos y oficina de denuncias. Así dan a entender los vecinos del Agrimensores que es el funcionamiento de la comisaría 7a. El modelo de “recorridos preventivos” en motos y autos y de respuesta rápida con el 911 y los grupos motorizados despojó de agentes a las comisarías e hizo que se desdibujara el poco vínculo que tenían con los barrios. Esa respuesta rápida y esos patrullajes en vehículos han derivado en la situación que se vive hoy en Tucumán.
La tecnología ayuda
No obstante, las cosas no son iguales que antes. Ya los funcionarios tienen incorporado a su discurso el análisis de datos, aunque no hayan cambiado la estructura anquilosada de denuncias mal recibidas en comisarías. Ya se pueden compartir y analizar experiencias en grupos específicos orientados a la prevención. Ya están trabajando en las fiscalías en áreas determinadas de delitos, y comienzan a incidir en el trabajo policial. Con ese argumento del análisis de datos y la construcción del mapa de delito justificaron la sanción de la ley Antimotorrebato. La tecnología ahora podría facilitar las cosas, y eso es lo que ha ocurrido en el caso de los bikers y las sendas seguras. Acaso podría achicarse la brecha que hay entre ellos y los vecinos del barrio Agrimensores, y algún día tal vez los chicos puedan jugar en su vecindario, en vez de marchar con carteles pidiendo seguridad.