Está desbordada de alegría y se justifica. Nancy Pedro ganó premios Mercedes Sosa con dos discos distintos (uno infantil y otro, de folclore alternativo) y el máximo galardón de Oro a la mejor producción con el álbum folclórico de temas propios que lleva su nombre. Ni la pandemia frena a la cantora taficeña, dueña de una voz que se multiplica en distintos registros y sentidos, para mostrarse viva y feliz en medio de tanta incertidumbre.
“Es un montón. Es un premio provincial que galardona a la producción no solo tucumana sino también independiente. Y se da en este contexto lleno de dudas, que nos ha llevado a reinventar creativamente las maneras de hacer, de estar, de vivir, de crecer, de amar y de convidar. Tucumán rebalsa de propuestas, de lenguajes y de haceres. Es un inmenso regalo que no esperaba y que agradezco infinitamente a los organizadores. Llena de alegría los caminos artísticos, personales y familiares y de motivos para festejar porque estimula, emociona y enriquece”, le dice a LA GACETA.
Pedro se conmueve especialmente al pensar en su disco merecedor del oro. En la génesis de las composiciones “la letra y la música en diferentes ritmos se juntó con la lectura de quienes también han visto en mí un camino lleno de actividad, de compromiso, de producciones y de acciones en un momento histórico donde el género folclórico despierta muchas miradas”.
- ¿Como gestaste este disco?
- Lo presenté a fines de 2017 con la edición de un libro, que representó la recopilación y selección de los textos y las canciones que había hecho en mi vida hasta ese momento. Lo grabé durante el primer año de vida de mi hija y fue un proceso personal muy fuerte, porque representó la decisión de cantar canciones propias, con una producción propia. Lo presenté una vez y por motivos personales fui dejándolo atrás y haciendo nuevas cosas. Ese disco, esa época, esas decisiones me han transformado en una nueva artista, que sigue buscando y haciendo.
- Estabas nominada por dos CD y recientemente estrenaste otro, junto a Vivi Vargas. ¿A qué se debe tanta producción?
- No he parado nunca de hacer, de grabar discos y canciones, de tener recitales y ahora de cantar de manera virtual; son actividades que me llenan de sentido y que acompañan mi tarea en la gestión cultural que va definiendo mis pasos en la vida y en el arte, impregnando también mi música y mi canto. La producción me es inevitable, siento que con la vida me regalaron la voluntad de aprender y de hacer. Tucumán tiene esa característica: es un pueblo que sale adelante, que hace, que crea, que manifiesta en el arte su latido. Yo he aprendido aquí de grandes referentes que tenemos.
- ¿Cuáles son las condiciones que se dieron para que se esté grabando tanto en Tucumán?
- Tenemos una producción artística independiente que colma las manos, los brazos, los espacios. Somos una provincia llena de cerros y de cantos ancestrales, heredados, convidados que siguen sonando. Somos historia de resistencia, de transformación y lucha; una provincia con universidades, escuelas de música, maestros y maestras que en la historia han trazado surcos gruesos. Tenemos y somos ronda de canto, de reunión y encuentro a través de las músicas. Eso se refleja en cantidad y calidad. Hay figuras fuertes y ejemplos de acción, trascendencia y libertad desde siempre: Lola Mora, Leda y el Chivo Valladares, la Negra, Gladys la Bomba Tucumana, el Pato Gentilini, los Hermanos Núñez, Juan Falú, Carlos Podazza, Viviana Taverna, Leo Deza, Adriana Tula, Lucho Hoyos… y nuevas figuras que somos herederxs de un camino recorrido y convidado. Tenemos mucho para aprender pero también mucho para dar y por eso grabamos.
- ¿Sentís contradicciones entre el gran año que estás viviendo y la crisis generalizada?
- Siempre siento contradicciones, forman parte de mí. Tengo el privilegio de un trabajo en relación de dependencia, que me da tranquilidad y me permite pensar alternativas con la panza llena, además del reconocimiento en el personal, en lo artístico y en lo profesional. Todo esto implica una gran responsabilidad: la de pensar y actuar para tratar de lograr un equilibrio con quienes menos acceso tienen a la comodidad, a la felicidad, al lujo de la oportunidad de elegir. Como coordinadora regional del NOA del Instituto Nacional de Música (Inamu), estoy en una etapa inicial, administrativa y de capacitación, con un criterio federal y colectivo. Estoy convencida de que el mundo va a cambiar, está cambiando, voy a vivir para ello; espero que la pandemia sea un punto de inflexión. Nos tenemos que ocupar de que así sea, lo intento y lo hago desde el arte. Espero que el fortalecimiento del arte local nos deje adentro del costal, lo que es responsabilidad de todos y todas. El sector de la música es inmenso y estos premios lo han sabido reconocer y ver.