La audiencia fue rápida y tuvo pocas objeciones. Si bien hubo dos relatos de la misma historia, el imputado Jorge Daniel “Cuchi” Raval aceptó -en parte- la acusación y la formulación de cargos que el fiscal Ignacio López Bustos realizó en su contra. “Me entregué porque no soy un homicida y porque me di cuenta de que no podía seguir así (oculto)”, argumentó Raval durante su declaración previa a recibir tres meses de prisión preventiva.
El 3 de octubre, Pedro Rolando Moreno, de 31 años, fue ultimado de una puñalada en El Colmenar, Las Talitas. Según la investigación de la Unidad Fiscal que conduce López Bustos, ese día, Moreno circulaba en una moto que era conducida por Emanuel Herrera cuando fueron alcanzados por Raval en el pasaje Lucena primera cuadra. Allí Raval acuchilló a Moreno, con lo que le habría ocasionado la muerte, y también habría intentado matar a Herrera, que logró escapar al filo del arma blanca. Si bien los porqués de esta acción no se debatieron en la audiencia, el fin de semana se recolectaron dos versiones sobre lo que podría haber pasado, las cuales constan en la investigación. La primera señalaría que Raval había reaccionado al robo de una cartera que habría contenido dinero y droga; la segunda, que Raval había reaccionado violentamente durante una reunión cuando su cuñado (Moreno) discutió con su hermana. Por este hecho al imputado se lo acusó de homicidio simple, una figura jurídica que contempla una condena de entre 8 y 25 años de cárcel.
“Yo estaba en mi casa cuando llegó él y otro chico, aparecieron con un cuchillo y un revólver y nos amenazaron. Me gatillaron dos veces una pistola, o con un revólver cromado, no sé bien qué arma era; pero yo reaccioné para defender a mi familia, tengo a mi mamá en silla de ruedas y sentí que corría riesgos”, comenzó relatando Raval cuando el juez Dante Ibáñez le dio la palabra. “Yo me pongo a luchar con el finado y le clavo su propio cuchillo en el estómago; jamás imaginé que eso lo fuera a matar; después los seguí cuando se escapaban en moto para voltearlos del vehículo y así pudieran ser capturados. A la cuadra y media de mi casa cae el que iba atrás y lo agarran los (policías) motorizados”, añadió el hombre, que reconoció haber huido de la escena luego del hecho, por miedo y por consejo de su madre, según dijo.
Tras tres días de estar prófugo, y luego de varios allanamientos, según señala la fiscalía, Raval se entregó en la seccional 13, ubicada al sur de la capital. El detalle de la distancia entre el lugar del crimen y el destacamento que el imputado eligió para entregarse, le sirvió al fiscal para argumentar que Raval demostraba facilidad para movilizarse y un posible riesgo de fuga o entorpecimiento de la causa. También advirtió que hay testigos que temerían declarar si Raval permanecía libre, por lo cual solicitó seis meses de prisión preventiva para el acusado. “Estuve en casa de mi mujer, después me enteré que me andaba buscando la Brigada así que decidí entregarme, porque tampoco quería andar así; yo jamás he matado a nadie; sí fui investigado en otro tiempo por robar, pero jamás he sido un asesino; después no sé qué pasó, involucraron a mis sobrinos (en la investigación), hablaron de que había droga, no sé nada de eso”, sostuvo el detenido.
La defensa, integrada por Miguel Rocchio y Pablo Cannata, no cuestionó la formulación del cargo ni apeló la decisión del magistrado Ibáñez, que determinó que Raval cumpla con 90 días de preventiva en el penal de Villa Urquiza; pero sí cuestionó -antes del fallo- que los 180 días solicitados por López Bustos eran un plazo excesivo y que su pupilo presentaba arraigo en la provincia, razón por la que habían pedido que el imputado cumpliera con la cautelar de manera domiciliaria, contando con pulsera electrónica (GPS) y en una vivienda del sur de la capital, donde iba a convivir con su esposa y con su hijo pequeño, lejos de la familia de la víctima y de testigos que hubiesen aducido temor a represalias.
El juez, antes de dar su veredicto reflexionó: “el acusado señala haberse defendido y posiblemente profundizará su argumento en el futuro, espero que para entonces la investigación haya avanzado para determinar a detalle lo que pasó ese día en El Colmenar. De todas formas, entiendo que el señor Raval evadió a la Justicia, por ello hubo allanamientos y por eso habría esperado tres días para entregarse. Además habría testigos que pueden ser amedrentados, por lo cual otorgaré tres meses de prisión preventiva a cumplirse en el penal de Villa Urquiza”. (Producción periodística: Santiago Re)