Traslado hasta el banco.- Martín Mercedes, con 75 años a cuestas, tenía que trasladarse ayer hasta una sucursal bancaria en Plazoleta Mitre para resolver un problema con su tarjeta. El jubilado de la construcción y ex vendedor ambulante le pidió prestada la bicicleta a su hermano Juan, electricista de 69 años, para no perder el turno. “Es una vergüenza que a mi edad y con una jubilación magra no me alcance para poder pagar un taxi para resolver un trámite que tengo que hacer. Con mi jubilación aporto en la casa con la familia de mi hijo, porque vivimos todos juntos, y pagar un taxi es un lujo que no nos podemos dar. A mi edad es peligroso salir de la casa por la pandemia y como no hay colectivos me las puedo arreglar con una bicicleta. Si no la tuviera mi hermano, seguro hubiera tenido que caminar desde Villa Muñecas hasta acá”, comentó.
A usar taxi.- Ximena Velazco vive en pleno centro en un departamento que supo ser de su abuela y que heredó. “Por mi trabajo, tengo que ir todos los días hasta Banda del Río Salí. Durante años me manejé en colectivo, hasta que pude comprarme un auto, para no tener que depender de la frecuencia o de los paros. Resulta que ahora, como los colectivos están tapando todas las calles me tapa la cochera donde lo dejo. Tuve que arreglar con un taxista de confianza que me cobre 800 pesos para llevarme hasta mi trabajo y después un compañero me acerca hasta el Parque 9 de Julio y me vuelvo caminando el trecho que falta. Entiendo que no cobren el sueldo, que es grave, hasta entiendo el paro, porque es la única herramienta que tienen para que los escuchen. Pero dejar los coches en el medio de la calle jode a un montón de personas, a trabajadores, al comercio, a la recolección de residuos, al abastecimiento de insumos de sanatorios y jode también a las ambulancias. Espero que no lo repitan en el futuro”, finalizó.