El premio Nobel de Química fue para las genetistas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, francesa y estadounidense respectivamente. Ambas fueron premiadas por su desarrollo en las “tijeras moleculares”, que fue reconocido como la posibilidad de “reescribir el código de la vida”. Un descubrimiento que suena a victoria en un año atravesado por los límites actuales del sistema de salud a nivel mundial.
“Es una técnica revolucionaria que permite la edición precisa, rápida y económica del ADN de cualquier célula. El sistema Crispr-Cas9 deriva de un mecanismo de defensa presente en las bacterias que les permite hacer frente a la infección de agentes externos, como virus, y de esta manera proveerles de una especie de inmunidad adquirida”, explica el tucumano Daniel Barrera, doctor en bioquímica.
“Este sistema consta de dos elementos: una enzima nucleasa, denominada Cas9, con capacidad para cortar la doble cadena de ADN, y un ARN guía que sirve para posicionar la enzima en la localización de interés”, añade, sobre el funcionamiento de este descubrimiento.
Según el especialista, este sistema puede ser utilizado para eliminar, alterar o añadir una nueva secuencia en regiones concretas del ADN de una célula. “Es una herramienta molecular que brinda la posibilidad de editar el genoma y poder conocer la función de los genes e investigar diferentes mecanismos biológicos en modelos celulares o animales”, dice Barrera, que también es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet).
Esto es un gran logro en el mundo de la ciencia, ya que permite avanzar en busca de nuevas fórmulas para combatir enfermedades.
“Este descubrimiento marca un antes y después en el mundo de la edición del genoma y tiene un gran potencial de aplicación para corregir alteraciones genéticas causantes de enfermedades hereditarias y hasta ahora incurables, como así también contribuir a nuevas terapias contra el cáncer”.
Manipulación genética
La genética siempre fue un tema polémico, en especial cuando se habla de manipulación genética. Aún se desconoce el alcance que podría tener el avance científico sobre este tema, aunque el techo pareciera estar muy alto. Lo cierto es que la Academia sueca galardonó a las científicas por el reciente descubrimiento, algo que podría entenderse como una “luz verde” para este tipo de investigaciones.
Vanesa García, doctora en Ciencias Biológicas, se distancia de esa postura y advierte que aún quedan muchas cuestiones éticas por definir que se desprenden del uso de esta técnica en aplicaciones sobre humanos, antes de avanzar libremente sobre el tema. “La posibilidad de inducir cambios genéticos artificiales en cualquier especie debe ser evaluada exhaustivamente para confirmar que todo cambio generado sea completamente seguro, eficaz y libre de efectos adversos”.
Este campo de la ciencia tiene posibilidades tan vastas de avanzar que no existe un horizonte marcado al que pueda llegar en los próximos años. Desde el lado del optimismo, los científicos ponen su mirada sobre el enorme cambio que puede generar en la vida y la salud de las siguientes generaciones. “Debido a su eficiencia, versatilidad y fácil utilización, la aplicación de esta técnica tiene un futuro muy amplio. Se proyecta su aplicación biotecnológica para el mejoramiento tanto animal como vegetal, y en el tratamiento de diferentes enfermedades de origen genético en humanos”, agrega García, que también se dedica a la investigación en el Conicet y es docente universitaria.
En este sentido, los científicos ya sueñan con los posibles alcances que podría tener esta técnica: “permite imaginar que con esta tecnología pueda repararse una mutación responsable de una enfermedad genética, la cual no podría revertirse de otra manera, o prevenir enfermedades virales en humanos, como así también generar o crear organismos con nuevas funciones”.
En la actualidad hay quienes advierten que la manipulación genética podría producir que un sector de la sociedad cambie (mejore) sus genes para, por ejemplo, vivir más tiempo, no padecer enfermedades o, incluso, ser superiores física e intelectualmente de lo que hubieran sido sin la intervención de la ciencia. Al respecto, la especialista sí piensa que esta técnica puede llegar a convertir en realidad algo que en otros momentos sólo se veía como ciencia ficción.
“Como bien dijeron al comunicar los nombres de las ganadoras, el sistema Crispr-Cas9 permite ‘reescribir el código de la vida’. Entonces los beneficios de esta técnica dependerán en gran medida de la intención y la ética con la que se use”, reflexiona.
Mujeres premiadas: antes de charpentier y doudna sólo cinco mujeres habían recibido el Nobel de Química
Sólo cinco mujeres habían recibido este galardón, desde que comenzó a entregarse en 1901. La primera fue Marie Courie, en 1911, convirtiéndose en la primera persona en ganar dos premios Nobel en distintas áreas. Años más tarde, en 1935, Irene Joliot Courie, su hija, fue distinguida por sus trabajos en “la síntesis de nuevos elementos radiactivos”. En 1964, por su desarrollo en “técnicas de rayos X de las estructuras de sustancias biomédicas”, Dorothy Crowfoot Hodgkin fue galardonada. En 2009 fue Ada Yonath la distinguida por sus “estudios en la estructura y función del ribosoma”. Hace dos años, Frances Arnold recibió el premio por la “evolución dirigida de enzimas”.