Desde Buenos Aires, donde está radicado, el barítono tucumano Nicolás Manservigi renueva su compromiso romántico en el canto, de la mano del pianista y compositor Alejandro Cattaneo.
Hoy, desde las 18, en única función, presentan un recorrido por canciones emblemáticas de la world music de autores emblemáticos. Con arreglos originales dirección musical de Cattaneo, Manservigi les imprime su personal estilo a canciones como “Tu volverás”, de Buika, “Perdere l’amore”, de Massimo Ranieri o “Youkali”, de Kurt Weill, entre otras. Las entradas está disponibles en la página web de Alternativa Teatral. Manservigi respondió preguntas de LA GACETA.
- ¿Cómo sobrellevás las limitaciones de la cuarentena en el canto y en la escritura?
- Todos estos meses me han provocado un revuelo emocional. Si me concentro en lo físico, es difícil porque el canto depende de todo el cuerpo, y al no poder salir a ensayar, ir a clases, entrenar la voz como antes, hay algo que se estanca. En cuanto a la escritura, estoy terminando de elaborar mi tercera novela, que fue concebida en estos meses. Ahora, de a poco, vamos volviendo a las actividades y estoy despertando al cuerpo, al diafragma, los abdominales y todo lo que sea necesario para recuperar mi caudal de voz y el control del aire.
- ¿Hiciste presentaciones o publicaciones on line antes?
- Sí, en mis redes sociales hice exactamente 17 conciertos desde casa donde -de un modo muy precario- brindaba todos los domingos un repertorio distinto que iba desde negro spirituals hasta canciones italianas, algo de ópera y música latinoamericana. Se producía algo hermoso porque tanto la gente como yo esperábamos ese día, donde además les leía poesías propias y de otros autores, y compartía textos inéditos entre canciones. Fue una manera muy simple de inventarme una rutina y de tener un propósito en la semana, eso me ayudó y me brindó estabilidad.
- ¿Este streaming es el primero con entrada paga?
- Esos conciertos desde casa tenían una entrada voluntaria, pero esto es algo más grande: hay una sala involucrada, un equipo técnico y otras personas que trabajan para que sea posible. Estamos todos experimentando este nuevo formato, que sé a muchos les incomoda, pero a mí me encanta, es como cuando he cantado en televisión; es distante, frío, pero depende de uno hacer llegar cierta calidez a quién escucha y mira.
- Estás trabajando con Cattaneo hace tiempo. ¿Cuánto influye en tu crecimiento artístico?
- Siempre digo que los músicos y el cantante crean un vínculo similar a una pareja, donde conocen los estados del otro, sus miradas, gustos y limitaciones. En mi caso tengo la dicha ser acompañado por un artista que, además de ser mi amigo, es un músico exquisito, sensible, de buen gusto al tocar y además compositor. Sin dudas su aporte musical es invaluable porque me invita a ir hacia lugares cada vez más desafiantes, más elevados y más comprometidos.
- Interpretás temas de Andrew Lloyd Webber, Michele Legrand, Edith Piaf, Ennio Morricone, Mina, Félix Luna... ¿Qué tiene en común la música de estos autores para que los hayas elegido?
- Soy un alma vieja, por eso me conecto con música de otros tiempos. El lirismo de las canciones de estos autores es de una belleza y profundidad que hoy cuesta encontrar. Tienen en común la estructura musical, la poesía en sus letras y las vidas fascinantes de sus conpositores (no es algo menor). A veces llego a una canción por su melodía, pero con el tiempo entro por lo que significa o representa, y allí viene la enorme tarea que es cómo construyo el saber decir. Y aunque no siempre lo logre, me siento intérprete y no un cantante. Ya no me interesa simplemente sonar bonito, sino que debe haber una coherencia entre mis movimientos de manos, lo que estoy diciendo, mi forma de mirar y de pararme frente a todos. Mi búsqueda es constante: necesito tiempo para investigar y ver qué puedo aportarle a esta música, allí radica el sentido de lo que hago.
- ¿Qué proyectos están en pie?
- Este año tenía muchas cosas que fueron puestas en pausa obligada. A principios de año estuve en el elenco de la ópera “Nabucco”, que abría la temporada del Teatro Colón. Habíamos hecho un trabajo maravilloso con la dirección de Stefano Poda. También teníamos una gira programada por el país con Noialtri. Quizás lo más fuerte este año era la grabación de mi segundo disco. Supongo que en 2021 lo retomaremos y también podré salir a cantar en aquellos escenarios que me esperaban como solista. Sé que si no hago girar la rueda el carro no avanza.