Las redes sociales se han convertido en una de las principales “vidrieras” que poseen los negocios para exhibir los productos que ofrecen. Si bien este mercado digital ya venía en crecimiento, el confinamiento ha acelerado la tendencia de forma veloz. Así, numerosos emprendimientos han podido sobrellevar la crisis gracias a la promoción paga que realizan en plataformas como Instagram y Facebook. Ahora, de repente, todo está en jaque: el nuevo valor del dólar, que incluye la retención del 35% a cuenta del impuesto a las ganancias, ha encarecido los costos. Ocurre que las publicidades online y otros servicios que utilizan las pymes son cotizados en la divisa estadounidense. Y, ante el golpe económico, el malestar sólo crece.
“En vez de generar políticas que permitan desarrollarnos más, nos van tirando de la cuerda. El nuevo costo del 35% no deja que podamos seguir creciendo. Esto es una barrera más para los emprendedores”, define con enfado Santiago Terán. Él es cofundador de Kipper’s, una línea tucumana de snacks saludables que emplea múltiples herramientas digitales y que tiene alcance nacional. “La cuarentena nos obligó a cambiar y apostamos más que nunca al e-commerce. Las pymes somos el motor del país; estas medidas boicotean nuestro trabajo”, agrega.
Además de la publicidad, los costos de varios servicios de diseño y aplicaciones que utilizan emprendedores como Terán están dolarizados. Esas herramientas, justamente, son las explotadas al máximo por las agencias de marketing digital, que también padecen en carne propia el nuevo impuesto sobre el dólar. “Como productora audiovisual y de contenido, nos afecta en todo sentido”, expresa preocupada Maira Garay, gestora de redes sociales y ventas de REC Estudio Multimedia.
Según su explicación, la mayoría de los elementos que requieren se cotizan en dólares: recursos materiales (cámaras, luces, computadores, baterías, lentes), recursos no tangibles (programas de edición, aplicaciones para gestionar contenidos, publicidad) y hasta el arreglo de los productos. “Es una situación injusta. Ya pagábamos un impuesto PAÍS del 27% en mi caso y en algunos rubros solamente tendrían que cobrar el 8%. Lamentablemente nuestro trabajo depende del dólar, por lo que nos resulta muy difícil progresar. Actualizar los equipos parece un sueño cada vez más prolongado”, se apena la licenciada en Comunicación Social.
Garay cuenta que algunos clientes de la productora ya se han dado de baja por el nuevo escenario, y que ellos mismos han tenido que desuscribirse de programas pagos. “Las herramientas de publicidad ayudaban a los negocios a crecer y es una posibilidad con la que hoy ya no cuentan -exterioriza-. Los emprendedores nos sentimos desolados ante un Estado que no responde nuestras demandas y nos dejó a la deriva”.
Hace unos meses, Azul Andrada creó Génesis, una agencia de marketing digital que trabaja con una decena de clientes al mes. El aumento intempestivo del dólar también le ha afectado de forma directa. “Nos perjudicó un montón. Los programas que usamos están dolarizados y, por como están las cosas, tampoco podemos subirle los precios directamente al cliente. Los aumentos son acordados cada tres o seis meses; estamos bastante preocupados”, manifiesta. Y sigue: “las empresas ya no dan abasto. Muchas cerraron y otras no pudieron pagar publicidades digitales, que es un mercado que ha crecido por la pandemia, porque no les alcanza”.
Alternativas altruistas
En medio de un contexto adverso para las pymes, surgen iniciativas cuyo horizonte es priorizar la colaboración mutua. Milagros Correa es creadora de Kakuaa, una marca especializada en papelería para emprendedores y sublimación de tazas, y el aumento del dólar ha encarecido de forma considerable los insumos que utiliza. De hecho, estaba a punto de comprar una impresora nueva, pero su valor subió $ 10.000 en cuestión de días y ahora baraja otras alternativas. “Está siendo duro. Lo bueno es que veo una relación de ganar-ganar entre los emprendedores, más que de competencia. Por ejemplo, nos damos una mano con otros chicos que hacen impresiones si se nos rompen las máquinas”, cuenta Correa.
En las redes sociales también se exhibe el altruismo. Jorge Ariel Córdoba era uno de los organizadores del Paseo Arte-Sano y, por la cuarentena, ha reconvertido su página de Instagram en una dedicada a publicitar de forma gratuita las pymes que la siguen. Se llama Emprendedores Tucumanos, contiene más de 3.000 miembros y organiza una primera feria virtual para el 10 de este mes. “El 95% ha dejado la publicidad paga por el dólar y veo que estará en stand by hasta que se normalice. Además, optamos por herramientas de diseño gratuitas. Ser emprendedor en este momento es muy complicado”, observa.