Como si supiera lo que se venía, justo antes de la pandemia River se pegó un atracón de ocho goles (que bien pudieron ser 10 o más) a costa del pobre Binacional, reducido al papel de bolsa de arena sobre la que la máquina construida por Marcelo Gallardo descargó su furia por haber dejado escapar de manera insólita -y justo a manos de Boca- una Superliga que tenía prácticamente en el bolsillo a pocas fechas del final. Ese festival sigue siendo, 195 días después, la última vez que River celebró un triunfo.
Independientemente del invierno futbolístico que se extendió hasta la semana pasada, la revancha contra el conjunto peruano aparece como la oportunidad perfecta para refrescar esa sensación después de tanto tiempo, sobre todo después de los buenos síntomas que dejó la visita de la semana a San Pablo. Al “Millonario” ni se le notaron los seis meses sin fútbol, y hasta pudo haberse llevado la torta frente a un rival que, amén de ser brasileño y local, llegaba con ritmo de competencia.
Por eso, las probabilidades juegan a favor de llegar al final del día con River como nuevo líder del grupo, al menos en forma provisoria hasta que mañana a la noche completen la fecha Liga de Quito (actual puntero) y San Pablo. Por muchas ganas que tenga Binacional de desquitarse, lo cierto es que llega aún más debilitado que al choque de ida. Esta semana, por caso, perdió a Aldair Rodríguez, su goleador, que se fue a América de Cali. Para colmo, tampoco puede contar con su mejor jugador: la altura. Por decisión de Conmebol, el partido se juega en Lima, al nivel del mar, y no en Juliaca, donde los casi 4.000 metros les permiten compensar sus carencias futbolísticas. “Nos sentimos perjudicados. Parece que algo pasa que no nos permiten jugar en Juliaca. Definitivamente perdemos algo si no jugamos en la altura”, expresó el entrenador Javier Arce. Su único triunfo, frente a San Pablo, tuvo lugar allá arriba.
River presentará un equipo muy similar al que pasó por encima a los peruanos en marzo. Con una línea defensiva de tres en pos de un mediocampo más poblado, Gallardo apuesta a asegurar el partido. De hecho, no se guardó nada: al avión subieron todos los que no debían quedarse por algún motivo, como Milton Casco, que ya fue autorizado a entrenarse después de haber dado positivo. La dupla ofensiva será Rafael Santos Borré-Matías Suárez, la misma que en el 8-0, aunque Lucas Pratto ya está listo para volver a vestir “la banda”.