“Cuando me dieron el resultado de covid positivo lo primero que sentí fue culpa. Yo vivo con mis tías que tienen 61 y 70 años y con mi abuela, que tiene 83. ¡Pero dónde fue que ocurrió! Unos días antes yo había ido al centro. Todas las ideas que se me venían a la cabeza me tiraban abajo. Para colmo, me internaron el 3 de agosto en La Rural y el 4, o sea al día siguiente, las internan a mi abuela y a mis tías en el Eva Perón. Yo me quería morir”, cuenta Mariana Romano, de 33 años, con la angustia que todavía le dura.
“Cuando estaba ahí pensé: de esto voy a sacar algo positivo; voy a donar plasma para los pacientes. La idea me entusiasmó. Al final las tres salieron antes que yo, porque mi abuela tiene Alzheimer. Pero de las cuatro ella fue la que menos sintió los síntomas, apenas un dolor de garganta. En fin.. yo no sé si contagié a mi abuela, pero donar plasma me alivió la culpa”, ríe la joven que ya tiene turno para donar en el banco de plasma que funciona en el hospital Kirchner.
Ansiedad y preocupación
“El sentimiento de culpa cuando se ha contraído el virus, o de temor a contagiarse es común en la mayoría de las personas. En estos tiempos de pandemia muchos desarrollan lo que denominamos ansiedad anticipatoria, por el temor a no poder planificar su futuro, a no poder proyectar sus metas, a planificar sus vacaciones o a desarrollar sus objetivos laborales. Muchos no pueden cursar estudios o sufren por estar impedidos de participar en acontecimientos sociales. En general hay temor al fracaso en estos tiempos de pandemia”, explica el doctor Walter Sigler, director general de Salud Mental del Siprosa.
La pandemia ha sacado muchas reacciones inesperadas de las personas. Así como ha despertado la solidaridad de personas recuperadas de covid-19, que ya pueden donar su plasma, otras se sienten acorraladas por el miedo y la sensación de impotencia. “Hay personas que reaccionan con emociones negativas, con enojo que expresan bloqueando las acciones de prevención frente a la pandemia, no se cuidan ni cuidan a los demás”, explica el jefe del servicio que tiene a su cargo 350 psicólogos en consultorios virtuales.
Una de las funciones del servicio de Salud Mental es atender a las personas que van a donar plasma a través de una extracción de sangre en el hospital Néstor Kirchener. “Realizamos acompañamiento en el momento de la aféresis porque es una experiencia nueva. Además se les explica a los pacientes los pasos técnicos que van a seguir para bajar su ansiedad”, señala.
Procesos postpandemia
Si bien el 20% de los casos que recepciona Salud Mental es por cuadros neuróticos, Sigler espera recibir muchos más casos cuando pase la pandemia. Por lo menos eso es lo que prevé la Organización Mundial de la Salud.
“Muchas personas durante el proceso traumático, como el que ahora estamos pasando con la pandemia, no expresan síntomas y afrontan la realidad de manera acorazada usando todas las herramientas para la sobrevivencia. Pero pasado un tiempo, luego de 30 días en términos generales, empiezan con pesadillas, despiertan con recuerdos de la experiencia sufrida, y tienden a tener depresiones, miedo, inseguridad ansiosa, angustia progresiva e insomnio. Estos síntomas se caracterizan como estrés postraumático”, explica el médico.
“Según sabemos por la OMS y la OPS que los síntomas postraumáticos van a ser la mayor demanda luego de la pandemia. La OMS ya había establecido que para 2020 los trastornos mentales serían la segunda causa de muerte en el mundo. Ahora en esta situación la cifra va a aumentar por el impacto que está dejando la pandemia en toda la humanidad”, remarca.
Donar plasma es una salida a la angustia. Se puede consultar a msptucuman.gov.ar. Y por problemas psicológicos llamar a los consultorios virtuales de salud mental que funcionan de lunes a viernes, de 7 a 19, al 0800-4444999.