El joven acusado del crimen del cura está cada vez más cerca del juicio
No encontraron indicios para imputar a la madre. No se estableció el origen de los dólares. El cuchillo fue el arma asesina. La sangre encontrada en un pantalón y en las zapatillas de Herrera son compatibles con la de Oscar Juárez.
En casi dos meses, la fiscala Adriana Giannoni tiene los elementos suficientes para cerrar uno de los crímenes más polémicos de los últimos años: el homicidio de Oscar Juárez, el párroco de San Martín de Porres. Una pericia genética realizada en Buenos Aires, terminó complicando procesalmente a Jorge Leonardo Herrera, el acusado de haber asesinado al sacerdote de varias puñaladas. El joven se encuentra en el penal de Villa Urquiza con prisión preventiva.
El 15 de julio, la empleada que realizaba tareas de limpieza en la casa parroquial, encontró sin vida al religioso. En un primer momento, la investigación de la causa se orientó en contra de dos “trapitos” que cuidaban los autos en la zona. Esa posibilidad surgió con la declaración de Norma Velárdez, la madre del imputado.
Sin embargo, con el correr de las horas fueron surgiendo otros indicios. El 17 de ese mes fue detenido Herrera, ya que las imágenes de las cámaras de seguridad lo ubicaron al frente de la iglesia y en el horario en el que se habría producido el crimen. También se le secuestró vestimentas que tenían manchas de sangre y un par de zapatillas cuyas huellas quedaron marcadas en la escena del crimen, según una pericia que se realizó. Por último, una mujer entregó un cuchillo que un indigente encontró en el canal Sur.
Después de muchas dudas, la fiscala se inclinó que el móvil del homicidio habría sido el robo. Varios testigos confirmaron que Herrera se habría apoderado de una importante cantidad de dólares que el sacerdote le dio a su madre para que los tuviera. Al descubrirse que él los había hurtado, entregó una parte del dinero. El sacerdote, siempre según la hipótesis oficial, habría comenzado a reclamarle la devolución del faltante. Este dato cobró forma cuando uno de los hermanos de la víctima se presentó y entregó U$S 60.000 que le había dado Juárez para que lo cuidara.
Para cerrar el caso era necesaria una prueba irrefutable, ya que Herrera siempre negó ser el autor del hecho. Giannoni envió muestras de sangre que se habían recolectado para que fueran analizadas por Gustavo Penasino, especialista indiscutido a nivel internacional de la materia. Y el profesional confirmó que el material analizado extraído del cuchillo, las zapatillas y el pantalón del acusado, correspondía a la víctima.
Mientras se realizaban las pruebas, la fiscala avanzó en otras dos líneas. No encontró ningún indicio en contra de la madre del acusado y tampoco pudo establecer cuál había sido el origen de los dólares encontrados. Ese dinero quedará en poder de la Justicia hasta que en el fuero civil se determine cuál será su destino. Todo parece indicar que eran los ahorros de Juárez y podrían ser reclamados por sus familiares en un juicio sucesorio.
Por otra parte, con esta prueba, la fiscala podrá solicitar la elevación a juicio de la causa. Herrera, que está acusado de homicidio doblemente agravado por ensañamiento, alevosía y criminis causae (mató para asegurarse la impunidad), podría pasar 35 años preso si un tribunal lo encuentra culpable. Este caso se resolverá con el régimen conclusional.
“No podemos decir absolutamente nada porque no se nos notificó del resultado de esta prueba. Creo que se está quebrando la igualdad de armas en el proceso”, señaló Manuel Pedernera que, junto a Lucas Ramón, defienden a Herrera. “Hace 10 días que venimos pidiendo a la fiscalía que nos envíen todas las actuaciones que realizaron, pero por el momento no tuvimos respuestas”, agregó.
Los defensores también cuestionaron la importancia de la prueba. “En primer lugar, el cuchillo que se encontró y con el que supuestamente se asesinó al sacerdote es de dudosa procedencia. Lo entregó una mujer que, supuestamente, se lo compró a un indigente. No se le secuestró a mi defendido. Además, las zapatillas no son de Herrera”, concluyó.
Las pruebas contra el imputado
1- Las imágenes tomadas por las cámaras de seguridad de la zona lo ubicaron en las inmediaciones del templo el día que se cometió el crimen.
2- Las pisadas que se habían encontrado en la escena del hecho, eran similares al dibujo de las plantas de zapatillas que se les secuestró.
3- Un pantalón que se decomisó en su casa también tenían manchas de sangres, al igual que otras prendas del joven.
4- La madre del acusado le guardaba dinero del cura. Varios testigos declaron que él los había robado y que devolvió solo una parte.
5- Las pericias genéticas realizadas en Buenos Aires confirmaron que la sangre hallada en pertenencias de Herrera son compatibles con la de Juárez.