Era la prueba que se necesitaba para cerrar el caso. Las pericias de ADN confirmaron que las manchas de sangre encontradas en algunas prendas de Jorge Leonardo Herrera pertenecían al padre Oscar Juárez. Con esta prueba, irrefutable en cualquier juicio, se complicó la situación procesal del único detenido por el caso.
El 15 de julio, el cuerpo del sacerdote fue encontrado sin vida en la habitación parroquial de San Martín de Porres. Había sido apuñalado al menos 14 veces para quitarle la vida. Dos días después, fue detenido Herrera, hijo de la secretaria de la parroquia al considerarlo presunto autor del hecho.
Llegaron hasta él después de que las cámaras de seguridad de la zona lo registraran estacionando su vehículo al frente del templo, donde permaneció casi una hora. La fiscala Adriana Giannoni, además de esa prueba, logró sumar indicios para sospechar que el joven podría haberse apoderado de unos U$S 60.000 que supuestamente estaban en poder del sacerdote y que no fueron hallados. Esa suma de dinero terminó siendo entregada por un hermano del religioso.
La teoría parecía derrumbarse hasta que varios testigos coincidieron en declarar: en febrero, el joven había sustraído los dólares que su madre cuidada en su casa. Presionado, Herrera habría devuelto parte de ese dinero, pero no la totalidad. La fiscala pensó entonces que el joven podría haberlo asesinado porque amenazaba con denunciarlo si es que no restituía todo el efectivo.
La hipótesis estaba firme, pero todavía faltaba demostrarlo. Cuando el joven fue detenido, personal de la División Homicidios, al mando de los comisarios Jorge Dib, Diego Bernachi y Juana Estequiño, secuestraron varias prendas con manchas de sangre.
Giannoni envió muestras a Buenos Aires para que fueran analizadas y en las últimas horas recibió un adelanto: los restos biológicos pertenecen a la víctima.
Este es un duro golpe para la defensa de Herrera. Sabían que esta era una prueba clave para el joven que ya se le había dictado la prisión preventiva por homicidio agravado por ensañamiento y alevosía por la manera en que lo habría matado a Juárez. Con esta pericia, no queda mucho para que se realice el juicio en su contra.