El susto se le notaba a una cuadra. Es que mientras caminaba rápidamente, con el barbijo correctamente colocado, vio que se le acercaban dos policías. Sabía que se dirigían hacia él. No había nadie más en la calle. Era la 1 y el joven, de no más de 17 años, iba por avenida Saénz Peña. Le quedaba poco más de una cuadra para llegar a Roca. “¿Qué hacés en la calle? ¿No sabés que no se puede andar a esta hora?”, le dijo uno de los policías. Se puso blanco. Y con el hilo de voz que le quedaba, mirando al piso, contestó: “es que estaba en la casa de mi novia, y se me hizo tarde”... Vaya uno a saber las razones, tal vez por entender de lo que hablaba el chico, o porque la primera noche era más que nada de prueba y concientización, o bien porque había periodistas presentes, los policías le permitieron seguir su camino no sin antes advertirle que debía llegar a su casa lo antes posible y que, al menos hasta que la prohibición de circular durante la noche se levante, debía visitar a su novia mucho más temprano.
El decreto 100 firmado por las autoridades del COE debutó oficialmente entre la noche del lunes y la madrugada de ayer. Fueron siete horas y media en las que, a raíz de esta normativa, los tucumanos tuvieron vedada la circulación, a no ser que estuvieran comprendidos dentro de la figura de las actividades esenciales, y siempre y cuando pudieran demostrarlo. Y la medida tuvo un acatamiento insospechado. Durante los primeros minutos del día todavía se vio algo de movimiento, pero pasada la 1, la ciudad y sus alrededores quedaron literalmente desiertos. Una imagen muy pocas veces vista.
Pero antes de ver el resultado, había que comprobar lo que sucedería. Y por eso, salimos a recorrer la noche para observar lo que sucedía, contando con la experiencia de la noche del domingo (madrugada del lunes), cuando el decreto aún no estaba en vigencia. Y las diferencias fueron abismales.
Los “reyes” de la noche fueron los taxistas. Los únicos que circularon en una ciudad desierta. Pero pronto ellos también se dieron por vencidos, advirtiendo que sin gente en la calle no habría clientes. “Estoy de acuerdo con la medida. Tenemos que cuidarnos todos de una enfermedad que es peligrosa. Por más que a nosotros nos perjudique por el trabajo, es necesario. Es más, yo la extendería para el resto del día”, aseguró Diego Navarro, en su parada de la Plazoleta Dorrego. Su hermano, Eduardo, coincidió. “Aún hoy vemos gente que no se pone el barbijo. No los dejamos subir al taxi si no lo tienen puesto, son medidas elementales de prevención”, explicó. Y además ambos resaltaron que la restricción de circulación redundará además en la seguridad. “Los choros nos vienen pegando bastante. Hay zonas rojas muy complicadas. Con esto, en que entre va a haber más controles y no se puede andar por la calle seguro va a haber menos asalto”, conjeturó Eduardo. Según ellos, una de esas zonas rojas era la entrada a la zona de El Matadero, por la avenida Martín Berho. Allí estaba otro de los controles implementados por la Policía, como también sobre avenida Juan B Justo frente al complejo Muñoz. Los empleados de las estaciones de servicio que están en la zona, agradecidos. “Hay noches, sobre todo cerca de los fines de semana, que tenemos que estar adentro hasta que llega un cliente o te roban cada dos por tres”, dijo Santiago, uno de los empleados. Sobre Francisco de Aguirre una camioneta Saveiro pasó a demasiada velocidad, según la Policía, y se produjo una corta persecución. Cuando lograron interceptarla, el hombre que la conducía mostró sus documentos y demostró que podía circular y que estaba yendo hacia su casa. Fue casi lo único que sobresaltó una noche tranquila.
Los controles se repitieron en las zonas de la Plazoleta Mitre y de Esquina Norte. Allí, frente a la sucursal del Banco Nación, varias personas ya estaban instaladas para ser los primeros en tramitar cobro de planes, o para retirar la tarjeta Alimentar, como Noelia que, enfundada en un cangurito y de riguroso barbijo también resaltó la presencia de la Policía en la calle, aunque más que nada la necesidad de no salir de las casas. “Para mi está bien que prohíban la circulación. Nosotros nos cuidamos mucho. Sabemos que este virus nos puede matar. Ahora venimos aquí a esta hora para hacer la fila y que nos atiendan rápido, pero después volvemos rápido a casa”, explicó.
Circular por Mate de Luna, desde avenida Mitre-Alem hacia Yerba Buena fue una experiencia pocas veces, o ninguna en realidad, vivida. Fueron poco más de 15 minutos sin cruzarse con nadie. No había autos, motos, bicicletas ni peatones. Nadie. Desolación total. En la intersección con Camino del Perú - Alfredo Guzmán uno podía pararse tranquilamente en el centro del cruce sin peligros. Se escuchaba sin problemas el pequeño caudal de agua que corría por el Canal Norte. Una experiencia inusitada. Y así, de vuelta, por Belgrano hacia Sarmiento. Tucumán estaba desierta.
Los mismos policías que realizaban los controles estaban sorprendidos, aunque dejaron un interrogante: ¿qué pasará desde el jueves, cuando las ansias de salir aunque esté restringido se presenten? ¿Seremos capaces los tucumanos de seguir encerrados durante esas horas en las que el gobierno decidió que no se puede circular? Mañana por la noche ya tendremos una respuesta.
La voz oficial
“No se está coartando la liberdad de nadie”
“La gente tiene que entender que esto es una medida para protegernos. Aquí no se está coartando la libertad de nadie, simplemente tratamos de que el virus no se siga expandiendo”. Con estas palabras, José Ardiles, justificó los controles que se iniciaron el lunes. Según el funcionario, la gente acató la norma y casi no hubo circulación. Ardiles, sin embargo, advirtió que al acercarse el fin de semana los controles se profundizarán. “Vamos a trabajar con las otras fuerzas (Gendarmería y Policía Federal) y con los municipios, que también harán controles. Lo que queremos evitar son las reuniones y fiestas clandestinas, que son los principales focos de contagio”, dijo.