¡Qué dilema! En el mundo del automovilismo se es consciente de la situación epidemiológica del país. Pero también se piensa en las más de 40.000 familias que viven de la actividad en todo el país, las que hoy están subsistiendo como pueden. Desde el jueves, el TC se instalará en San Nicolás para reanudar, con una fecha doble, su calendario anual. Y lo hará con opiniones divididas en el ambiente. Que contienen esperanzas y miedos. La fe está puesta en que con esta presentación se abra la puerta para que las otras categorías retomen su marcha. Y el temor tiene la forma de un pensamiento, que nadie se anima a decir en voz alta: la aparición de algún caso positivo por covid-19 puede asestarle un golpe letal a la temporada 2020.
Se sabe, no hay pilotos tucumanos ni en el TC ni en el TC Pista, que acelerarán en el trazado nicoleño. Pero sí hay representantes en otras categorías (como la Clase 2 del Turismo Nacional), con directa relación con la “hermana” mayor. ¿Están de acuerdo con este retorno? ¿Es este un buen momento o habría que esperar?
Maximiliano Bestani no olvida que hay mucha gente que vive del automovilismo. “La está pasando mal. Hay equipos que solían contar con muchos auxiliares, a los que les pagaban por carrera. Al no haberlas, como tampoco se generan otras oportunidades laborales, están viviendo una situación extrema. Es por ellos que no me parece mal que las ruedas empiecen a girar. La gente no aguanta más”, opina.
Hace semanas que el TC pretende volver, pero no pudo hacerlo ni en Rafaela ni en Olavarría, debido a la negativa de las autoridades locales por razones sanitarias y sociales. En San Nicolás se dio el visto bueno porque el autódromo está lejos de la ciudad, tiene salida directa a la ruta 9 y porque además se estableció un protocolo tan estricto que harán del lugar, más que una burbuja, un búnker. En ese sentido, quienes ingresen no podrán salir hasta que acabe la actividad. Entre otras cosas, los participantes deben llevar todo para vivir cuatro días; habrá límite de personas por auto; los mayores de 60 años no podrán ingresar al autódromo; los pilotos serán hisopados al entrar y no podrán ofrecer entrevistas; no se podrá hacer sociales entre miembros de los equipos, ni siquiera prestarse las herramientas.
Juan Pablo Rotondo sostiene que está bien que se vuelva a correr, que en la Argentina hay que empezar a pensar en que se debe convivir con las situaciones que plantea la pandemia. Pero también se pone en el lugar de la población. “No da eso de que vos estés con las cosas más o menos bien en un lugar, y de pronto vengan todos, y por una carrera de autos. Pero por los protocolos presentados no debería haber problemas. Además, está el tema de la gente que necesita trabajar. A nadie escapa que del automovilismo comen muchos”.
En la misma línea de su hermano está Facundo Rotondo. “Todo esto es complicado. Las familias necesitan trabajan, no les entra un peso desde hace meses. Yo querría ir a correr, pero lo haría si fuese algo tranquilo de hacer. Lo de los traslados entre provincias es bien heavy. Pero no es la única variable a tomar en cuenta”.
La idea del regreso de las carreras tiene defensores y atacantes. Todo es atendible, y comprensible. Y requiere de lo mejor de cada uno, sin perder de vista que, así como no se debe descuidar el presente, también hay que mirar para adelante.