“Hay que buscar variantes. Lo económico a futuro va a ser difícil. Para salir de la crisis económica, quizás haya que dejar algunas cuestiones deportivas, porque la realidad es que no podemos cometer irresponsabilidades. Quizás no juguemos con descensos porque eso les permitirá a los clubes recuperarse económicamente”, aseguró Claudio Tapia, presidente de AFA. “Me parece una muy buena política que se tomó para cuidar a los clubes. No creo que pierda competitividad; pero sí los clubes, al no desesperarse por un descenso, podrán tener un mejor análisis de su presupuesto para no endeudarse”, agregó Marcelo Achile, máxima autoridad de Defensores de Belgrano y de la Primera Nacional. “Se decidió eliminar los descensos buscando causar el menor perjuicio posible a los clubes”, remató Guillermo Raed, mandamás de Mitre de Santiago y vicepresidente 3° de AFA.
Todas las afirmaciones anteriores fueron pronunciadas a medidos de abril, cuando la pandemia casi ni se había instalado en Argentina, pero el fútbol ya llevaba casi un mes detenido y la fase 1 mantenía a los ciudadanos en sus casas.
Los dirigentes con más peso en nuestro fútbol intentaban explicar decisiones que en aquel momento sonaban apresuradas, pero que ellos se empecinaban en demostrar que eran por el “bien de todos”. Con la eliminación de los descensos, varios equipos de la principal categoría de ascenso respiraron aliviados. Chicago, Mitre de Santiago, Barracas Central, Independiente Rivadavia, Gimnasia de Jujuy, Santamarina y All Boys zafaron y casi de manera inmediata liberaron a sus jugadores. Todos contentos, sin descensos ni gastos “innecesarios”.
Pero pasaron los meses, y de repente algunos comenzaron a conformar sus nuevos planteles. Barracas Central, equipo ligado a “Chiqui” Tapia y Tigre, que estaba muy lejos de los primeros lugares, pero que utilizaba su participación en la Libertadores como gancho, comenzaron a sumar refuerzos. Así, a ellos se les agregaron Mitre, Alvarado de Mar del Plata, Brown de Adrogué y Temperley, que movieron el mercado con todo, en un momento en el que nadie tiene certezas sobre cómo se jugará la categoría.
“Hay gente que sabe qué torneo se va a jugar y se está reforzando. Lo que se está haciendo es insólito y una injusticia total. Parece que lo que hicimos no vale nada. Tigre y Barracas se refuerzan para una guerra atómica”, denunció Roberto Sagra, durante una entrevista con una radio de Buenos Aires.
“(Sergio) Massa es el dueño de Tigre y maneja el fútbol. A Barracas lo salvaron del descenso y no para de reforzarse. Hablaron de que si los del interior se entrenaban antes era una ventaja y ahora Tigre se entrena. Tapia está escondido. La AFA actuó injustamente; yo confío en el TAS”, remató el titular “Santo”.
Equipos que en un escritorio se salvaron de retroceder de categoría ahora intentan subir la cuesta y no escatiman en gastos. Justamente, el eliminar descensos era para cuidar sus economías, pero ellos decidieron “romper el chanchito” e intentar ir por todo.
“Todo pasa”. La frase que hizo famosa Julio Grondona está más vigente que nunca, mucho más en un fútbol argentino muy maltratado y en el que se borra con el codo lo que se escribe con la mano. Pero nadie resiste a un archivo, dicen. Y los que en abril declaraban una cosa hoy hacen otra completamente distinta. No hay problemas, todo pasa y nada queda.