Es una de las especialidades que menos representantes tiene dentro de la medicina. Es más, erróneamente se los asocia más con la muerte que con la vida. Ingresar a una Unidad de Terapia Intensiva es, según el mito, el paso anterior al deceso. Y los profesionales que allí trabajan son la última barrera para impedirlo. Hoy, con esta pandemia, son ellos, los terapeutas, los que ven a diario los estragos que provoca el virus. Y son los que le dan batalla en lo más profundo de la trinchera. Pero son pocos, están cansados y lo que es peor: se están muriendo.
El martes, la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva emitió un comunicado durísimo. Tanto que el presidente Alberto Fernández se vio obligado a recibirlos el miércoles en Olivos. “Nos están dejando solos”, decía la nota. “Estamos perdiendo la batalla”. Quién reafirma esta idea es la doctora Rosa Reina, presidente de la Sociedad, en diálogo con LA GACETA desde Buenos Aires. Y advierte que la situación se les escapa de las manos.
“Ha empezado a haber un relajamiento a nivel de la sociedad y de las instituciones que hace que haya masificado de gente en la calle que no cumple con los protocolos, a todos los niveles, y hace que no se tome conciencia que estamos en el peor momento: ascenso de casos, de ingresos al sistema de salud, colapsando las camas, clínicas, terapias intensivas, emergencias…”, específica. “El personal de salud está dando todo,pero también se infecta, hay que cubrir lugares, algunos fallecieron…”, resume.
“Es desesperante que a esta altura no sepamos usar el tapabocas en forma adecuada, que mantengamos la higiene, que no haya aglomeraciones, que no compartamos elementos. No está dada la situación para pensar de esa forma, los sistema de salud están al borde del colapso. La conciencia debe llegar a todo, nos va a ir muy mal, estamos muy arriba en los casos, muchas provincias con muchos casos y ahora estamos sobrepasados”, indica Reina.
La especialista sostiene que mucho de lo que está sucediendo tiene que ver con la comunicación. “No está llegando el mensaje y eso que no hablamos de cosas complejas. No debemos alarmar, pero a veces en ese propósito no decimos toda la verdad y nos vamos para el otro lado. No estamos bien. La gente se enferma, cada vez más jóvenes se infectan y muchos se mueren. A las terapias ingresan familias completas. La situación es muy crítica, el trabajo de los profesionales está siendo agotador, cubriendo a los que no pueden seguir atendiendo. Nosotros estamos acostumbrados a enfrentarnos a la muerte, no nos asusta esa palabra, pero sí queremos evitar que haya ,más gente que se muera tenemos que evitar esos escenarios como los que estamos viendo con reuniones multitudinarias”, explica. “La población le perdió el miedo al coronavirus, y el miedo es un mecanismo de defensa que paraliza. Cuando no se conocen las consecuencias de un acto, pensamos que no nos vamos a enfermar, que va a llegar diciembre y nos vamos a poder ir de vacaciones, y no es así, el riesgo es altísimo”, asegura.
La situación por el virus no sólo es desesperante, sino que hay una realidad económica insoslayable. Y tiene que ver con la pérdida de los puestos de trabajo, una de las principales quejas de la gente. “Todo lo que tiene que hacer la gente es seguir con los protocolos. No digo que no trabajen, pero deben seguir medidas básicas: usar bien el tapabocas, no permitir aglomeraciones, hacer turnos, tener más espacios, que se permita el distanciamiento. Hoy nuestra realidad es distinta a la de marzo y debemos vivir de otra forma hasta tener la vacuna al menos. No tenemos medicamentos que hayan demostrado que mejore o frene este virus. Las únicas medidas de contención son sociales”, indica.
Pero, ¿qué es la terapia intensiva y por qué es tan importante? “Es una especialidad básica y es fundamental en el sistema de salud. La mayoría de las patologías se manejan en la terapia intensiva, ya no es el lugar donde la gente se muere, la sobrevida en las UTI mejoró en un 80% con respecto a otros años. Estudiamos para salvar vidas, para sostener la vida de los pacientes. Los colegas de otras áreas están colaborando con nosotros, pero con conocimientos básicos, pero no nos pueden reemplazar y no somos muchos”, sostiene.
Más allá de lo que haga la sociedad, ¿qué rol debe cumplir el estado en la comunicación?, se le preguntó a la especialista. “El Estado debe concientizar más. Si las políticas son de apertura, deben hacer hincapié que tienen que ser con protocolos. Hay que bajar los contagios, bajar el número de ingresos a los hospitales de fallecidos, de complicados. Hay gente con mucho tiempo en UTI que queda con secuelas. Hay que ponerle mucha atención, y que la apertura debe ser programada y controlada”, resume.
Aunque aún no se sabe cuándo vamos a salir de esta situación, Reina cree que hay que comenzar a pensar en el futuro. “Queremos que se replantee el sistema de salud, que se piense en políticas y proyectos a largo plazo. Nos merecemos un sistema de salud muy bueno. Las pandemias van a venir con más frecuencia y hay que estar preparados. Hay que mejorar mucho la infraestructura sobre todo en la salud pública, nos fuimos quedando, y eso se evidencia en la parte tecnológica y edilicia y en las condiciones laborales, que son muy malas. No se puede vivir con la remuneración que tenemos en la parte pública. El sistema de salud es necesario, como la educación y la seguridad, pero hay que pensar en otras realidades y en jerarquizarlo”, finaliza.