04 Septiembre 2020
COORDINADOR. Molfino trabaja con MSF en Líbano desde 2019.
BEIRUT, Líbano.- Lucas Molfino es médico especialista en medicina interna y trabaja con Médicos Sin Fronteras (MSF) desde 2006. Su primera misión fue en el norte de Uganda, en la frontera con Sudán del Sur, y desde entonces trabaja junto a la organización en diferentes contextos: en post conflicto en Liberia, en emergencias nutricionales en Etiopía y desde el año 2008 focalizándose en temas relacionados con VIH/sida y tuberculosis, en Zambia, Camboya y Mozambique.
Desde julio de 2019 se desempeña como jefe de misión y coordinador médico de MSF en Líbano, donde la ONG ofrece atención a refugiados sirios, comunidades libanesas de acogida y otros grupos vulnerables.
La explosión que devastó el puerto de Beirut, el 4 de agosto, agudizó los problemas que venía arrastrando Líbano, atrapado entre la pandemia y una crisis económica que se profundizó en los últimos años.
Ante esta situación desesperante, MSF decidió poner puestos fijos de atención en dos de los barrios más afectados: Karantina y Mar Mkhayel. Una tarea fundamental apenas producida la explosión fue la distribución de agua en distintos puntos de las zonas afectadas y la distribución de kits de higiene.
“Estamos haciendo curaciones básicas para descongestionar a los hospitales y que ellos puedan dedicarse a los casos de mayor complejidad. Tenemos equipos móviles que se desplazan puerta a puerta, para ver las necesidades de las personas que están en sus casas”, cuenta Molfino en una nota enviada por MSF.
En la respuesta a la emergencia luego de la explosión, se trató de asegurar continuidad del tratamiento a pacientes con dolencias como hipertensión, diabetes y afecciones respiratorias, a través de consultas rápidas y provisión del tratamiento.
“Una actividad clave en nuestra respuesta a esta catástrofe es la salud mental -explica Molfino-. La incorporamos en los distintos niveles de intervención, a través de equipos que se desplazan puerta a puerta y en los puntos fijos, ofreciendo ayuda psicológica temprana, para reducir el riesgo de problemas psicológicos a largo plazo”.
El impacto en salud mental fue gigantesco luego de la explosión, señala. Todavía es difícil medirlo, pero a partir del relato de los equipos que están en el terreno, se sabe que hay mucha demanda.
La crisis se disparó porque la explosión se produjo en un contexto de pandemia que afecta gravemente a todo el Líbano. El país está en una fase de transmisión comunitaria de la covid-19, con más de 14.937 casos y 146 fallecidos, según datos del 28 de agosto de 2020.
“Desde MSF, estamos contribuyendo a la respuesta global a la enfermedad, junto con el Ministerio de Salud del país, la Organización Mundial de la Salud y otras agencias que trabajan en salud. Nos centramos en reforzar medidas de promoción de la salud y de prevención. También participamos en campañas de testeo y búsqueda de contactos cercanos”, señala el médico argentino.
Ante semejante tragedia, la respuesta de la sociedad ha sido “fantástica”, afirma: “Creo que en este momento de crisis la solidaridad que se expresó entre libaneses, entre refugiados sirios y palestinos, todos tratando de ayudar, de dar una mano, es quizás el punto más positivo de toda esta situación”.
Otros temas a los que se le debe prestar atención ahora son la covid-19 y la situación económica, por el impacto que esta última tiene en el sistema de salud, indica Molfino.
“El sistema de salud libanés es complejo y con el deterioro de la situación económica, se genera un problema de acceso a la atención médica para muchas personas”, explica. El deterioro económico pone en jaque el abastecimiento de los hospitales, que requieren de equipamiento y medicamentos para diversas enfermedades.
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