27 Agosto 2020
Carlos Cazón
Periodista, locutor y conductor de radio
Hace 100 años los Locos de la Azotea transmitían “Parsifal”, de Richard Wagner, y empezaba esta novela. Si lo pensamos, es un estupendo apodo para los que escuchan radio en la actualidad. Los locos. Frente a las millones de propuestas audiovisuales a las que nos enfrentamos a diario, elegir la radio debe ser cosa de locos. Confieso que soy uno de ellos. Me encanta que la radio me libere de obligaciones; en una época donde todo es una demanda, donde debo elegir qué quiero escuchar entre millones de opciones, entregarme a la radio y dejar que ella me hable, musicalice y proponga, me libera de todo.
Apenas las nuevas tecnologías acercaron los nuevos contenidos, el run run del fin de la radio se asomó. Algunos intentan organizar su velorio desde hace décadas y todavía no pueden lograrlo. Como dijo Bebe Sanzo, la radio es una cucaracha que supo sobrevivir y adaptarse a todo: guerras, dictaduras, catástrofes, televisión, revolución de internet, redes sociales, siglo XXI y hasta una pandemia. Sin embargo hay algo que se mantuvo intacto; el contenido. Nunca va a morir la idea de alguien con un micrófono comunicando y otro con ganas de escuchar lo que dice para informarse, entretenerse y sentirse acompañado. El poder de la imaginación supera el de la imagen.
En mi experiencia en Radio Fish, esa siempre fue la premisa; trabajar el contenido por sobre las formas. No importa si viene en un chicle que al masticarlo empieza a sonar en tu sistema, lo que decimos y cómo lo decimos es lo más importante. Por supuesto que representa un desafío cómo convidar ese contenido en las distintas plataformas para que esté on demand, pero eso viene después.
Hoy la radio en la Argentina está más vigente que nunca, no sólo por sus millones de oyentes diarios, sino porque es uno de los pocos medios que podés consumir mientras hacés otra cosa. Y en 2020, el multitasking parece ser lo más importante en la vida de todas y todos.
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