A San Martín le costó horrores salir del Federal A. Años de angustia y de fuertes frustraciones quedaron atrás en Andalgalá, con los goles de Ramón Lentini y Gonzalo Rodríguez a Unión Aconquija en el duelo definitorio. Los hinchas recuerdan esa tarde gélida o hasta mencionan al agónico triunfo ante Guaraní Antonio Franco, con gol de Iván Agudiak como los triunfos que hicieron posible cortar la malaria.
Sin embargo hay detalles que quedaron atrás, opacados por esos momentos cumbres, como aquel 1-0 en la cancha de Mitre de Santiago el viernes 8 de abril de 2016, cuando parecía que en Bolívar y Pellegrini iban a recibir un nuevo golpe a su ilusión.
El equipo armado por Sebastián Pena no había arrancado bien y la CD había decidido remover de su cargo al DT. Habían pasado tan sólo siete fechas del torneo, pero la temprana eliminación parecía ineludible. “Hasta un empate en Santiago nos dejaba muy complicados”, recuerda Ariel Martos, el tantas veces “Bombero santo” que tomó aquella vez la brasa caliente.
“Agarramos un plantel muy caído anímicamente por la salida de Sebastián. Él es un tipo muy querido en el club; por eso su salida había pegado tan fuerte. El grupo estaba mal, pero había calidad y nuestra misión en aquel momento fue hacerles sentir que podían dar vuelta la situación y tocarles el orgullo también; porque todos nos daban por muertos”, explica el DT.
Así, como cada vez que las papas queman, en San Martín se unieron. Los hinchas decidieron demostrarles a los jugadores que no estaban solos en esa cruzada y armaron un banderazo multitudinario para despedir al grupo. Así, los futbolistas cargaron “combustible” de cara a una gran “final”. “Eso los levantó muchísimo. Además, fueron claves chicos de la experiencia de (César) Taborda, (Alexis) Ferrero y (Luciano) González. Ellos ayudaron a que el grupo pudiera recuperarse de esa situación. También me colaboró mucho Fernando Fligman, que habló bastante con los chicos durante esa semana”, asegura.
Horas antes del duelo clave, Diego Cagna comenzaba a aparecer en el horizonte de San Martín, aunque en La Ciudadela sabían que sólo un triunfo iba a poder entregarle un panorama menos traumático al “Flaco”. Para colmo, el equipo tampoco comenzó bien ese duelo. “Ellos manejaban bien la pelota y nosotros tardamos un poco en entrar en juego. En los primeros minutos ellos tuvieron varias situaciones para meternos un gol, pero después pudimos equilibrarlos”, dice Martos.
Pero ese partido estaba destinado entrar en la historia como el punto de partida de un equipo que tenía la idea fija de ir por la gloria. Cuando faltaban 10 minutos para el final del partido, Esteban Goicoechea tomó un rebote afuera del área, caminó unos pasos hacia adelante y sacó un zurdazo feroz que se metió abajo junto al palo izquierdo.
En los minutos finales reapareció la angustia porque el dueño de casa estaba dispuesto a vender cara su derrota. Pero no hubo caso. “Era un grupo bastante unido, humilde, de buena gente y que estaba mentalizado en lograr grandes cosas. Ese partido fue muy importante porque a partir de ahí el equipo se la creyó y comenzó a funcionar y a ganar”, concluyó Martos.
Más allá de la buena mano de Cagna, de los goles de Lentini, de Agudiak o de “Turbo” o de la templanza de Ferrero, ese triunfo en Santiago fue el puntapié de una campaña que le permitió al “Santo” sacar la cabeza de debajo del agua y poder comenzar a pensar en grande.