22 Agosto 2020
Sandor Mansilla
Productor
Las plataformas digitales han posibilitado, literalmente, tener a mano y al alcance de todos un sinnúmero de diversos artistas de música de raíz folclórica. Además, la dinámica de escucha lleva al oyente a poder relacionar un artista con otro de forma sencilla y ágil.
Por ejemplo, si alguien decide escuchar a Mercedes Sosa (de hecho, es la más escuchada, según el informe precedente), automáticamente el algoritmo le sugerirá al oyente una serie de músicos del género y estilo que otros siguen. Esa invitación, en muchos casos, es aceptada por el usuario y de este modo se da la posibilidad de encontrar “nuevos artistas”, derivados del anterior.
Con el tiempo más relajado que da la pandemia, los usuarios de las plataformas digitales se dan la licencia para dedicar gran parte de su ocio a escuchar música y a navegar en aguas que los lleven a descubrir talentos no conocidos previamente.
Probablemente este sea el motivo por el cual los “gustos musicales” hacen que aparezcan entre los más escuchados el dúo que integran los santiagueños Manuel Orellana y Rodolfo Lucca y los bonaerenses Campedrinos (Agustín Fantilli y Sergio Prada). Otros de los grupos seguidos por los jóvenes son Tonolec; Perotá Chingó; el dúo entre Raly Barrionuevo y Lisandro Aristimuño con su proyecto Hermano Hormiga; Aca Seca Trío y Duratierra.
¿Pero porque ellos y no otros? Nadie duda de la gran influencia que significó la Negra Sosa para las nuevas generaciones, y si atendemos a los antes mencionados, son algunos de los que recibieron inspiración de la adorada artista tucumana. Otro denominador común es su joven edad, lo que en parte lleva a identificar a las nuevas generaciones con el mensaje de sus canciones. Las letras hablan de temas comunes a muchos de los millennials que usan las redes, que también son seguidores traccionados desde los sitios de los músicos. Como sea, el hecho de que los más jóvenes escuchen más folclore es una noticia para celebrar.
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