Día Mundial de la Fotografía: del daguerrotipo a la posproducción

Día Mundial de la Fotografía: del daguerrotipo a la posproducción

Hace 181 años, se creó el procedimiento técnico para registrar imágenes. Teorías y reflexiones. Los primeros retratos en Tucumán con Cosson.

REGISTRO IMPRESCINDIBLE. La fotografía de Ángel Paganelli fue usada para reconstruir la Casa Histórica. REGISTRO IMPRESCINDIBLE. La fotografía de Ángel Paganelli fue usada para reconstruir la Casa Histórica.

Artísticas y técnicas, las definiciones a lo largo de su historia han sido y son polémicas y la han situado en posiciones distintas.

Hablamos de la fotografía, sí. Del daguerrotipo a la imagen digital ha pasado poco menos de 181 años: todo comenzó en 1839, cuando se creó el procedimiento técnico para registrar imágenes. Y la llamada posfotografía domina el presente como arte contemporáneo.

La reflexión de la filosofía y del pensamiento en general sobre la fotografía se debate y se produce.

Walter Benjamin la responsabilizó por el “aura perdida”; Susan Sontag sostuvo (en los años 70) que las fotografías son una interpretación del mundo tanto como las pinturas y los dibujos.

Roland Barthes escribió “La cámara lúcida”, un complejo estudio de “eso que ha sido”. Y en “Ecografías de la televisión”, Jacques Derrida destaca: “eso que ha sido, que tal vez no ha sido”.

Joan Fontcuberta asegura que la fotografía, tal como la conocíamos, ha muerto. Y hace pocas semanas dijo: “Ante la pandemia la imagen fotográfica está reforzando su uso para sustituir la presencia de una persona”. El catalán indica que perdió sus valores como anclaje histórico: la verdad, la memoria y el archivo. “Lo digital no solo ha cambiado la técnica, ha transformado la función”, agregó, al sostener la importancia de la posfotografía.

El portal de estadística Statista indica que en Snapchat se subían en 2017 cada día más de 1.000 millones de imágenes; en Facebook, 300 millones y en Instagram, 55 millones.

La intensa digitalización de la imagen ha generado una manipulación nunca vista. Al punto que nada, casi nada, sale sin edición. La posproducción marca el presente: no solo en el arte, sino también en las fotografías documentales, oficiales, sociales y periodísticas, entre otras. Los filtros han llegado a ser más importantes que el color, y las selfies, más importantes que la presencia.

¿Qué vale ya un autógrafo de alguien que admiramos al lado de una selfie con él ?

La fotografía ha pasado por diversos estadios en todas estas décadas: del recuerdo, al documento y al testimonio, de la verdad a la ficción.

Hace 10 años, el suizo Alan Humerose expuso en Tucumán, y aseguró durante una conferencia que la fotografía ha mentido desde siempre. “En 1840, un año después de su invención, Hippolyte Bayard hizo un paisaje cuyas nubes pertenecían a otras fotografías. Siempre ha sido traficada y manipulada, como esas famosas imágenes de la guerra mundial. Más le creo a la pintura”, aseveró entonces.

En 2012, Fred Ritchin señaló algo similar en una visita a esta ciudad: “siempre mintió, pero con el software es mucho más fácil”. “Es una interpretación, un punto de vista, no un documento”, le respondió a este columnista el profesor y ensayista en la New York University.

De colores y saberes: las imágenes fueron en blanco y negro al principio y siguen siendo los colores del recuerdo, de la memoria; aunque el sepia se agregó más recientemente.

Los pioneros

Alfredo Cosson se instaló en la provincia entre 1859 y 1862 y realizó los primeros retratos en daguerrotipo de la clase más alta de la sociedad. “Los hermanos Paganelli que vinieron de Italia, en 1865 instalaron una casa de fotografías que realizaba retratos en albúmina hasta fines del siglo XIX, popularizando la fotografía”, cuenta Carlos Darío Albornoz, un estudioso del tema, conservador de archivo y experto en la producción de daguerrotipos.

“Es Ángel Paganelli quien registró la fachada de la Casa Histórica, la ciudad de Tucumán y sus alrededores. Cuando cerró su estudio, una veintena de fotógrafos brindaron su servicio a la sociedad tucumana. Pero fue él, quien vivió en Tucumán hasta su muerte en 1928 a los 96 años, el que con su trabajo creó este mercado”, recuerda.

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