Después de la cuarta fecha de MotoGP que se corrió en Austria, será bueno acudir al médico y pedir medicación antes de ver una competencia. Una buena medida de prevención porque nunca se sabe qué puede pasar con las motos que van a casi 200 kilómetros por hora. Esta vez, los nombres de los ganadores son casi anecdóticos, porque los accidentes, que hicieron pensar lo peor, se llevaron toda la atención.
En la categoría principal el incidente fue impactante; en Moto2, escalofriante.
Para que el italiano Andrea Dovizioso gane la carrera hubo que detenerla antes. La final tuvo su momento dramático en la octava vuelta cuando el francés Johann Zarco y el italiano Franco Morbidelli se rozaron. Zarco superó a Morbidelli unos metros antes, cerró su marcha y las máquinas se tocaron, ambos cayeron y las motos continuaron sin control. Por fortuna, ambos pilotos no sufrieron lesiones. Zarco se retiró del lugar caminando y Morbidelli, si bien fue retirado en camilla, no tuvo traumatismos de consideración.
“Es un loco de atar, no es nuevo en estas cosas. Está bien ser agresivos, pero alguno está perdiendo el respeto por los adversarios. Este es un deporte peligroso, hace falta respeto”, dijo Valentino Rossi. El italiano por poco no termina chocando con una de las dos motos. Rossi puso toda la responsabilidad sobre Zarco. “Dirección de carrera debe hablar y hacer algo serio por lo que hace Zarco”, exigió. El podio en el trazado de Spielberg lo completaron el español Joan Mir y el australiano Jack Miller.
En la final de Moto2, se accidentaron cuatro pilotos, pero fue el malayo Hafizh Syahrin, que salió catapultado, quien se llevó lo peor. Antes, el italiano Enea Bastianini cayó de su moto, pudo refugiarse al costado del asfalto, pero su máquina quedó en medio de la pista. Pese a que la imagen de Syahrin volando, cayendo y deslizándose como un muñeco de trapo fue tremenda, sólo tuvo una contusión pélvica. La victoria quedó para el español Jorge Martin, escoltado por el alemán Marcel Schrotter y por Luca Marini.