Leer adentro para salir

Leer adentro para salir

Consejos para estimular la lectura en los chicos.

16 Agosto 2020

Por Rocío Bressia

PARA LA GACETA / BUENOS AIRES

Hubo que meterse adentro y, claro, eso puede ser bueno y malo a la vez. No importa, ya se ha hablado bastante de eso, concentrémonos: estamos adentro y adentro también significa más con nosotros. Y nuevamente eso puede ser bueno y malo a la vez, y nuevamente sorteamos el dilema y nos quedamos con que es y ya.

Y entonces adentro en todos los sentidos uno busca incansablemente conectarse con otros. Prendemos (cuando es posible) miles de pantallas para ver y hablar con otros, y que esos otros nos vean y nos escuchen. Y en ese gran marco de necesidad de conexión, queremos recordar algo juntos.

La lectura –si hay algo que es– es un caminito raro, como el de Alicia, el caminito de meterse para abrirse, de entrar para salir.

En definitiva, ¿por qué estará bueno leer en épocas de aislamiento? Porque en los relatos la humanidad se ha conectado desde que tenemos memoria. Porque contándonos historias nos pensamos entre nosotros, dejamos de ser yo y mi entorno y nos convertimos por ese ratito en todo el mundo.

Y no hay nada más importante en la infancia que la interacción, la socialización, el ser y hacer entre los demás. De modo que la lectura puede permitir a niñas y niños conectarse con realidades alejadas para hacer crecer la sensibilidad y la empatía. Leyendo, además, los niños encuentran –con la ayuda de la magia de digitalización de las conexiones– que otros comparten con ellos esta experiencia con los libros y se sienten menos solos.

Si el gran miedo de los adultos es que los chicos pierdan el tiempo en estos momentos, pues estamos convencidos de que la lectura es una gran forma de ganarlo. A ver, liberémonos de esas metáforas como perder y ganar, pero insistamos que leyendo uno le gana un poquito al aislamiento, uno le juega una treta y por la ventana de las páginas sale a ver el mundo, ¡sí, señor!

Algunas buenas ideas para leer en casa:

• Recuperando la lectura en voz alta, por ejemplo por las noches, creando ambientes especiales

• Escuchando juntos audiolibros (todos juntos o con auriculares) y construyendo cada cual su propia historia en la cabeza

• Buscando las historias que hay a veces detrás de las películas

• Creando nuestras propias historias a partir de juegos creativos

• Buscando animaciones de textos en la web

• Organizando por géneros o temáticas que nos gusten

• Asistiendo a lecturas, talleres o propuestas en la web

• Organizando lecturas por streaming con familias y amigos

Las opciones son infinitas. Por suerte, la literatura también.

© LA GACETA

Rocío Bressia - Licenciada en Letras, especialista de la Fundación Leer.

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