15 Agosto 2020
EN FAMILIA. Francisco, a la par de su esposa Verónica y una selfie que completan sus hijas Valentina, Antonella y Catalina.
Muestra la frescura propia de una nena. Valentina Vercellone (13 años) es feliz siguiendo la pasión que heredó de papá Francisco (42). El ciclismo la atrapó desde el mismo momento en que su padre la llevaba con muy pocos años a sus entrenamientos, diariamente, a distintas rutas de nuestra provincia.
Valentina cursa el segundo año en el Colegio Don Orione y es una de las tres hijas del matrimonio que Francisco formó con Verónica. Las otras dos herederas son Antonella (17) y Catalina (9). Aunque claro, sólo “Vale” se hizo “fana” de ese deporte en el que papá supo brillar.
- ¿Cómo nació tu pasión por el ciclismo?
- Desde que mi papá me llevaba a las competencias que se realizaban en distintos lugares de la provincia. Así empecé a sentir ganas de estar arriba de una bicicleta. Yo era una de las personas que le servía de auxilio. En realidad, era la encargada de darle el agua para que se refrescara.
- ¿A qué edad tuviste tu primera bicicleta?
- A los seis años. Entonces me regalaron mi primera “bici” de carrera. Era rodado 20. Como con el tiempo me quedó chica, un amigo de mi papá me regaló una rodado 24 y finalmente la que tengo actualmente, que es rodado 26, me la regaló Zacarías Khoder. La utilizaba su hijo para correr. Estos fueron los mejores regalos que tuve durante mi niñez.
- ¿Qué soñás para el futuro?
- Mi idea y objetivo es seguir progresando y algún día tener la posibilidad de convertirme en una ciclista profesional. Sé que es algo muy complicado para concretar porque acá no tenemos un escenario adecuado para entrenarnos, pero a pesar de esto, no bajo los brazos y redoblo la apuesta. Mi primera gran alegría en el ciclismo fue hace cuatro años, cuando terminé tercera en mi categoría en el Infanto Juvenil que se corrió en Catamarca.
- ¿A dónde vas a entrenarte?
- Como por la covid-19 no tengo que asistir al colegio, debido a que las clases son virtuales, por las siestas salimos a entrenarnos junto a otros ciclistas. Los lugares preferidos para ir son la autopista a Famaillá, la ruta que conduce a El Cadillal o la avenida Presidente Perón, en Yerba Buena. Son los más seguros para salir a pedalear, pero a pesar de todo eso, igualmente tenemos que tomar todas las precauciones necesarias para no sufrir accidentes.
EN LA RUTA. Padre e hija frecuentan las rutas provinciales en sus entrenamientos.
El orgullo de “papi”
El caso de Valentina es muy singular. Es la única hija del matrimonio Vercellone que heredó el amor por el ciclismo. Por esa causa, ella se convirtió en una compañía inseparable para Francisco, que muestra un enorme orgullo al ver la dedicación que ella evidencia a la hora de subirse a una bicicleta. “Cuando salimos a entrenarnos con el resto de los ciclistas, ella se convierte en la mascota del grupo. Como siempre, nos acompaña una camioneta que la usamos como seguridad, es habitual que cuando llevamos recorrido algo más de 30 kilómetros, ella se suba al vehículo y así nos acompañe el resto del trayecto que puede extenderse por 100 kilómetros”, dijo Francisco, que hasta la temporada pasada estuvo compitiendo en la categoría Master, en la que consiguió varios títulos nacionales e incluso fue subcampeón Panamericano de veteranos.
Francisco resaltó las ganas que muestra Valentina para prenderse frente al televisor y seguir de cerca cada competencia internacional que transmite ESPN. “Es religioso que todos los años vayamos a presenciar la “Vuelta a San Juan”. Allí, a ella le gusta sacarse fotos con los mejores pedalistas nacionales y extranjeros. Su ídolo es el salteño Daniel Díaz”, aseguró Vercellone.
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