Unos plantearon una necesidad, los otros llegaron con la solución. Los primeros les pidieron innovar, y los segundos le hicieron honor al nombre del lugar donde trabajan: el Centro de Innovación (Ciidept), que depende del Ministerio de Educación. El resultado: que dos organismos del Estado se unieron en una relación simbiótica para mejorar la calidad de vida de las personas.
Hablamos de la iniciativa del Laboratorio de Robótica del Ciidept, que desarrolló un dispositivo que se adosa al bastón que usan las personas con discapacidades visuales y les suma una cualidad: los convierte en capaces de advertir cuando están muy cerca de un objeto con el que podrían toparse. El nuevo “bastón electrónico” ya ha sido probado por personas que los van a usar y tuvo el visto bueno. Lo que sigue es producirlo en serie, y repartirlos entre quienes lo necesiten.
La idea surgió, como dijimos, de una necesidad concreta que plantearon en la escuela para ciegos Luis Braille, también de dependencia provincial. Las personas que no ven suelen manejarse muy bien con los obstáculos a nivel del suelo, porque los detectan con sus bastones, pero no pasa lo mismo con los objetos que están a mayor altura. El ejemplo citado por los responsables fue el gabinete externo de los aparatos de aire acondicionado, obstáculos contundentes que provocan lesiones a las personas con problemas de visión.
Los directivos de la escuela les pidieron “una vuelta de tuerca” a los especialistas del Ciidept, que aplicaron una tecnología conocida y económica para cumplir con ese cometido. Instalaron sensores ultrasonido, similares a los que se usan en los vehículos para ayudar a estacionar. Todo eso montado sobre una funda de plástico, impresa en 3D, en la que encajan los bastones estándares para ciegos. El bastón indica con sonidos y vibraciones que hay un peligro inminente. Además, un dispositivo desmontable para en caso de rotura del bastón tradicional -algo que, informaron, es muy frecuente- el acople con los sensores pueda seguir usándose.
El bastón electrónico no es un invento tucumano pero, explicaron sus creadores, es un dispositivo que no se consigue fácilmente y que tiene un costo elevado. Entonces la opción fue producirlo a nivel local.
Desarrollo 100% tucumano y 100% estatal en beneficio exclusivo de una parte de la comunidad que lo necesita para acercarse un poco más al gran anhelo que es vivir con autonomía, depender lo menos posibles de los otros para realizar sus actividades cotidianas.
Además de los cientos de personas que podrán aprovechar este dispositivo, queda la enseñanza del trabajo conjunto de la gran maquinaria del Estado con un objetivo común, en el que todas las partes son beneficiadas. En el caso de las personas con discapacidad visual por la mejora que van a experimentar en su tránsito en la ciudad; en el caso del Ciidept, porque engrosa su base de conocimientos y obtiene nuevos desafíos por delante.
Se trata de un ejemplo que es necesario rescatar y replicar si lo que se busca es la mejora constante de las instituciones que están al servicio de la comunidad y, en este caso, del saber y de la innovación. Sería interesante pensar, además, cuánto podría sumar en esta ecuación la participación del sector privado, aportando mejoras en los procesos y proyectando así una industria local de calidad y de avanzada.