Que la pandemia institucional no nos alcance

En la reunión estaban varios funcionarios de organismos descentralizados y otros de las cumbres del Siprosa. Uno de los que plantó bandera fue el defensor del Pueblo, Fernando Juri Debo. Preguntó qué se iba a hacer con los tucumanos con obra social y van a los sanatorios con síntomas de Covid, pero allí los derivan a los hospitales públicos. La preocupación es compartida por ciudadanos que plantaron la queja en la Defensoría, por autoridades de varias obras sociales, por empresarios del área de clínicas y sanatorios, y hasta por el propio Sistema Provincial de Salud. Pero los que pusieron el grito en el cielo fueron los ciudadanos, preocupados por la falta de atención. Juri Debo anunció ayer que tras ese encuentro, se decidió exigir a los sanatorios que informen qué disponibilidad de equipamiento y camas poseen para atender a posibles pacientes con coronavirus.

La situación es preocupante y la reunión pareció ser premonitoria, porque al cierre de esta edición se anunciaba que en Tucumán hay circulación viral comunitaria, es decir, el bicho está en la calle y ya los contagios no son sólo por contacto estrecho con personas venidas de otras latitudes.

A partir de ahora se abre otra etapa y el desafío real para el Gobierno provincial. La pregunta que lanzaban los funcionarios, y que los integrantes del Siprosa no respondían, fue cuál es el plan para atender la pandemia si efectivamente estalla en Tucumán. Y esa es la inquisitoria que se harán a partir de hoy todos los tucumanos. ¿Será suficiente lo que hizo el Gobierno para anticiparse a la llegada de este temido anuncio? ¿Los hospitales de campaña alcanzarán? ¿Habrá camas para todos? ¿Y respiradores? ¿Qué sucederá con un sistema sanitario que ya está casi al límite, con gran parte de las camas ocupadas con enfermos por otros males o con accidentados? Sólo a modo de ejemplo, en el Centro de Salud, cabecera y referente de Covid, las dos salas previstas para tratar pacientes con coronavirus ya están ocupadas. Todas. Personal de ese nosocomio se sorprendió al ver que en los últimos días quitaban, literalmente, hasta baños para hacer espacio para más camas.

El gobernador Juan Manzur se juega su buena fama de sanitarista y gestor destacable ante este desafío.

Hasta anoche, a las 21, cuando se publicó el comunicado oficial admitiendo la circulación comunitaria, no había detalles sobre si ello iba a implicar más restricciones o retroceso en fases de aislamiento. El mandatario había dicho, en declaraciones anteriores, que eso iba a implicar inmediatamente el regreso a la Fase 1. Habrá que ver si efectivamente eso sucede. En el comunicado, además, se especificó que sí se pudo establecer el nexo de contagio de todos los infectados en Tucumán, pero que igual la situación “es compatible” con la circulación viral comunitaria. El comunicado dejó interrogantes y abrió el grifo al enojo de ciudadanos que inmediatamente inundaron las redes, los grupos de Whatsapp y los foros de LA GACETA con críticas hacia el Gobierno para lo que consideran fue un ocultamiento de una situación que ya se experimentaba en la Provincia.

Las autoridades de Salud niegan enfáticamente que sea así y reiteran hasta el hartazgo que para ellos no tiene ningún sentido ocultar ni los datos ni el estado de la pandemia en Tucumán. Sin embargo, deberá lidiar con la desconfianza ciudadana.

A partir de ahora, la sociedad también enfrenta el desafío de actuar con responsabilidad ante la presencia del virus en las calles. De ello, más allá de las decisiones que tome el Gobierno, dependerá la gravedad en cuanto a cantidad de enfermos que haya en Tucumán.

El virus avanza a ritmo acelerado en medio de una crisis económica profunda y añeja, de una pobreza en aumento, de un desempleo galopante y de condiciones sociales cada vez más endebles en todo el país.

La pericia de todo el sistema político e institucional se pondrá en juego y junto a ello el destino de todos los tucumanos.