Patria: antítesis del Globalismo

Patria: antítesis del Globalismo

Con vistas a las elecciones, Donald Trump puso el foco de su discurso en un Estado presente y en la defensa de la industria estadounidense

12 Agosto 2020

Por Gretel Ledo - Abogada, politóloga y socióloga (UBA), magister en Relaciones Internacionales (Universitá di Bologna)

Las murallas de Jericó habían caído. El secreto para la victoria asegurada tenía una condición: no desviarse ni a diestra ni siniestra. Las conquistas ganadas que Dios entregaba en manos de los hebreos sobre los territorios a poseer implicaban no hacer pactos ni tomar absolutamente nada de los enemigos. Josué fue bien claro, pero la tentación de Acán al tomar parte del tesoro de guerra de Jericó, llevó a la perdición de Israel en su primer intento por tomar la ciudad de Hai. Aquello que pareciese pequeño y oculto a los ojos de los hombres acarreó la maldición para toda una nación.

¿Cuántos pactos espurios corroen el alma de una dirigencia cegada por la codicia desmantelando la esperanza de una sociedad toda?

El ostracismo que encierra la acumulación de poder, subyugar naciones, despojar identidades, plasmar agendas que a prima facie pareciesen soberanas e independientes coronadas bajo el tinte de la transnacionalización de los conflictos y, por ello, la búsqueda armoniosa de soluciones globales a problemas comunes.

En el Modelo argentino para el proyecto nacional, el General Perón resalta nociones claves en torno a las condiciones para la independencia económica con foco en el papel del Estado en el proceso productivo: “la preservación de nuestros recursos, particularmente los agotables, y el permanente control sobre ellos y sobre el proceso productivo, son requisitos indispensables que, de no alcanzarse, harán naufragar cualquier intento de desarrollo y real independencia”. El secreto: armonizar la estructura económica agropecuaria con la industrial sin que el progreso de un sector se logre a costas del otro. De esa independencia económica habló el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, durante su visita al estado de Ohio dirigiéndose a trabajadores de la planta industrial Whirlpool. La presentación del plan económico incluyó seis promesas de campaña en vistas a las presidenciales del próximo 3 de noviembre. Además de apartar un acápite a la lucha contra la pandemia, el foco giró en torno a la reconstrucción de la industria manufacturera. Asimismo valerse de la

Ley de Producción de Defensa para movilizar la capacidad industrial del país en el marco de bajos impuestos y menores regulaciones propicios para gestar un clima de crecimiento.

Al referirse a la autonomía norteamericana para la producción de medicamentos, tuvo como blanco directo al coloso asiático: “no podemos depender de China y otras naciones del mundo que podrían algún día negarnos productos en un momento de necesidad … Haremos nuestros productos aquí de forma segura, hermosa y económica … Estamos reafirmando la independencia económica estadounidense”.

Trump arremetió incluso contra Canadá para defender la industria nacional estadounidense a partir de reimponer aranceles del 10% sobre el precio de venta en productos de aluminio no forjado ni aleado procedentes de ese país.

Las élites financieras compran políticos, compran gobiernos dejando a su paso tierra arrasada bajo el cóctel explosivo de recesión económica, pobreza, pérdida de libertades.

La muerte de la Patria es el nacimiento del globalismo. En Maquiavelo, el amor a la Patria es una fuerza moral que hace a los ciudadanos comunes capaces de grandes cosas contra la tiranía y la corrupción. ¿Qué tiranía y corrupción? La de los nichos globalistas financieros articulados como plafón de aterrizaje para los gobiernos nacionales.


Contra el establishment

“No me gustan demasiado los globalistas, ni yo les gusto demasiado a ellos tampoco. La globalización ha hecho a las élites financieras que donan fondos a los políticos muy ricos, pero ha dejado a millones y millones de nuestros trabajadores con nada excepto pobreza y dolor”. Las palabras del presidente de EEUU en la localidad de Clyde, Ohio confrontaron al establishment: “mi administración lucha por la gente de la calle, no por Wall Street”. Más de 16 millones de norteamericanos quedaron sin empleo. La contracara: un programa para los próximos 4 años con foco en la industria nacional, el “Made in the USA” y la mano de obra americana priorizada. También resaltó el reciente Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Patria, Nación, tierra. ¿Cuál es nuestra identidad nacional? ¿Seremos capaces de apartar a tiempo a los Acán disfrazados? ¿Tendremos las agallas como para desenmascarar a los artífices de ese poder global financiero que lucran de manera ultrajante con nuestra gente y nuestros recursos?

La noción de libertad hoy es otra. Quienes abrazaron los derechos de independencia económica y soberanía política pareciese que quedaron allí en el campo de la entelequia. Es hora de imprimir espíritu a las ideas.

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