El arte impreso de Juan Bracamonte ensaya con sus palabras e imágenes

El arte impreso de Juan Bracamonte ensaya con sus palabras e imágenes

El grabado y la pintura, son capaces de interpelar con textos. La poesía visual y los caligramas. Un artista que satiriza la tipografía popular de la música tropical. Consignas.

GRÁFICA POPULAR. Una instalación con alrededor de 160 afiches, para recuperar la palabra.  archivo GRÁFICA POPULAR. Una instalación con alrededor de 160 afiches, para recuperar la palabra. archivo

La poesía visual, el arte correo, las palabras y las cosas, la escritura y las imágenes.

René Magritte desautorizó una pipa con cinco palabras en su serie “La traición de las imágenes” (1929). Unos años antes, Guillaume Apollinaire creó los caligramas, donde el texto de una poesía construía figuras.

La relación entre la imagen y la escritura se hace amigable, cuando se las piensa no opuestas. ¿O no hay acaso escrituras que son imágenes?

Argentina es un país con una tradición importante en la poesía visual: basta pensar en Edgardo Vigo y en Juan Carlos Romero, pero también en artistas como Alejandro Thornton.

Juan Carlos Romero era un militante de la palabra visual: con alumnos y colegas salía a pegar sus afiches en las calles.

Juan Bracamonte se crió y vivió largo tiempo a una cuadra de la cancha de Villa Amalia, el club de sus amores al que continúa siguiendo y elogiando. Pasó a ser profesor de arte en esa zona. “Desde niño siempre me gustó dibujar y construía todo un mundo interno (y externo) materializando en dibujos hechos sobre lo que había, lo que encontraba en el taller de viejo que era herrero, En las paredes del taller dibujaba diseños de rejas, con mucha geometría y arabescos para adornar. Eran encargos de los vecinos”. cuenta el artista a LA GACETA.

Con dos hijos, y 38 años, se considera un artista visual que enseña, grabador (del arte impreso) e investigador independiente. “Laburo hace 13 años en educación, soy docente de artes visuales en escuelas públicas, secundarias; también trabajé en educación en contextos de encierro (Instituto de Menores Roca, Hogar Belgrano) dando talleres de arte no formal. Actualmente trabajo en el Ministerio de Educación, en la coordinación artística como parte del equipo técnico y pedagógico en las artes visuales para todos los niveles y modalidades. El sustento de vida de mi familia es la docencia (mi compañera es también profesora, pero en letras), y en referencia al arte y la producción trabajo siempre en relación a ello desde mi perspectiva de la gestión educativa y la planificación estratégica de la función del arte en la escuela”, describe.

Como la inmensa mayoría de los estudiantes y egresados de la Facultad de Artes, la docencia pasa a convertirse en la principal fuente laboral.

Su referente claro es Juan Carlos Romero (que visitó varias veces la provincia); a través de la palabra y la fuerza del poder discursivo para llevarlo a la acción.

Hace casi dos años, planteó una instalación-intervención con afiches negros y amarillos (alrededor de 160), en los que se apropió de algunas operaciones de Romero con sus propias citas.

El tucumano interviene el concepto de las obras de Romero: “La deconstrucción al poder” y “A pelase”, se puede leer en ellas; “Los grabados de Juan Carlos Romero tienen huevos, hacen presión”, son otros de los textos del artista en la muestra que se llamó “imPresión: recuperar el espacio de la palabra”.

La gráfica popular, que hunde sus raíces en la poesía visual y el arte correo, manifiesta en serigrafías sus textos-consignas. Basta circular por la esquina Virgen de la Merced y San Marín para darse cuenta de ello.

En bicicleta

Juan Bracamonte recuerda que en toda la carrera iba en bicicleta a la facultad, desde 1999. “Había mucha malaria y resaca: me enganché en la militancia y empapelábamos la facultad con carteles enormes hechos en la contracara de los afiches de cartelería política. Con ferrite o tempera negra y roja hacíamos ya los primeros ‘que se vayan todos’, ‘fuera el FMI y el Banco Mundial’ al ritmo de los primero piquetes y cortes de ruta en la provincia. Me partió el corazón el caso Barbarita, pero me detonó la cabeza”, memoriza.

Cuando ingresó al taller de grabado descubrió todo un mundo de seriación de imágenes en relación a algunos conceptos que le interesan y apasionan: “el de seriación, estampación y la editorialización (es donde aparece el uso de la palabra en las artes visuales en relación directa con mi ideología política y el arte de acción)”, explica durante la entrevista.

- Tu escritura es potente.

- Mis textos serigrafiados (que simulan la tipografía de las imprentas del cartel popular, tipo el de las bailantas y la movida tropical) en papel afiche escolar, satirizan de alguna manera aquel discurso modernista (metarrelato, digamos) de transformar el mundo a través del arte; y las reivindicaciones (tipo eslogan) puestas en frases políticas sobre afiches panfletarios; mis afiches lo ‘tucumanizan’ lo recrean y lo interpelan desde la impronta de la ocurrencia y lo que quiero decir para cambiar el mundo desde un lugar potente, pero quizá no tan pretencioso en relación a la efectividad fehaciente del arte en la lucha política. Ahora estoy trabajando en una serie de grabados textuales estampados sobre herramientas de trabajo que le robé a mi viejo y a mi hermano. Estos objetos son martillos, plomada de albañil, nivelador, guante de herrero, guillotina, yunque o morsa para banco. Los textos de estos grabados son reflexiones y ocurrencias espontáneas en torno al oficio, el esfuerzo del trabajador por las condiciones precarias- tercerizadas de trabajo del arte a nivel nacional y provincial.

- ¿Por qué el grabado, los textos, los afiches?

- Me siento más cómodo hablando de arte impreso o de post grabado entendiendo que aparecen multiplicidades de formas de producir la imagen en serie a través de formatos que rompen el cuadradito entintado prolijito sobre papel grueso: experimentales, que incluyen la fotografía o la tecnología (un scanner roto, una máquina de fotocopiar, una impresora con errores, ensayar con emulsiones fotosensibes), la revalidación de técnicas tradicionales y ancestrales del grabado pero pensadas en nuevos materiales. Los nuevos soportes de impresión, que dejan de lado la prensa y el confort del taller de grabado superequipado para que el taller de arte impreso sea el cuarto, la cocina o el patio.

- ¿Proyectos?

- También estoy ideando y trabajando (mucho arte impreso hay ahí) con el colectivo ‘Los Gracielo Sacco’ (en homenaje a la artista rosarina que nos marcó a nosotros y a toda nuestra generación) junto a dos compañeros y amigos docentes- artistas Jubal Caram y Diego Ruiz. Estamos en un proyecto del FNA que lleva adelante Marisa Rossini y el Club del Grabado aquí en Tucumán.

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