La langosta no respeta los protocolos anticovid
Al menos siete mangas de esta plaga milenaria sobrevuelan por el norte del país. El cambio de la dirección del viento podría traerlas al NOA. Los organismos de control -dirigidos por el Senasa-, que articulan organismos públicos y productores, están listos para controlarlas. Pero para ello deben poder moverse sin restricciones por donde vaya el insecto.
Como se viene informando en LA GACETA y en otros medios, la presencia de langostas provenientes de Paraguay genera preocupación en el sector productivo regional. Se trata ahora de siete mangas, que se mueven y se van dividiendo, según lo marcan los vientos, por el norte del país.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), ente coordinador del programa Nacional de Langostas y Tucuras, precisó que los insectos que ingresaron al país se encuentran en su etapa adulta. En este estadio, aunque vuelan por extensos territorios, no generan grandes daños y, si lo hacen, estos son muy puntuales. Se reproducen y desovan en el suelo; desde ahí eclosionan y nace una nueva generación de langostas. En este estado de crecimiento llamado estado ninfal o juvenil, son muy voraces y pueden ocasionar pérdidas devastadoras en los cultivos.
Actualmente la región donde se mueven las mangas, en general, sufre una fuerte sequía; y los cultivos y pasturas implantados están padeciendo un fuerte estrés hídrico, por lo que si aparecen las langostas la situación se tornará más crítica.
De manera permanente, desde el Senasa se comunica al sector y a la población acerca de la necesidad de avisar y alertar sobre la presencia de los insectos, para que los técnicos que trabajan conjuntamente con las provincias y los productores puedan actuar.
Aparte de brindar la información necesaria, el Senasa recomienda metodologías de control para que se logre disminuir la densidad poblacional de los insectos al momento de ser detectados.
Se menciona que el momento oportuno para el control es durante su etapa juvenil -o etapa de saltonas-, cuando no vuelan y se encuentran comiendo la vegetación al ras del suelo. En su etapa adulta forman mangas, y entonces el control se complica.
Hoy es necesario disponer de manera permanente de la información que permite que las autoridades responsables de monitorear y de controlar esta plagan se ocupen del tema y trabajen de manera conjunta con otros organismos públicos y asociaciones privadas, para enfrentar a estos insectos a veces impredecibles.
Para el NOA no es algo nuevo. Tucumán, Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja vienen sufriendo la presencia de esta plaga milenaria, en distinto grado, desde 2015. Y estas provincias siempre trabajaron para estar preparados si los insectos reaparecen.
Esa situación podría darse en cualquier momento, si los vientos rotan y hacen que las langostas lleguen a nuestra región. Así lo señaló el Senasa en una reunión realizada esta semana con autoridades de la provincia y con los productores.
De acuerdo a lo comunicado por los productores, la idea es seguir apuntalando al Programa Nacional de Langostas y Tucuras, desarrollado por el Senasa y actualmente coordinado por Héctor Medina. Este permite la articulación entre el sector privado y todos los organismos e instituciones del Estado para lograr un adecuado monitoreo y control de la plaga.
Esta comunión entre los organismos cumple con el objetivo central de prevenir el impacto de las mangas en los cultivos y de aprovechar los recursos humanos y materiales aportados por instituciones nacionales, provinciales, municipales y por productores, para profundizar las tareas de seguimiento, de monitoreo y de control.
Lo que está pasando con las siete mangas detectadas -que incluso podrían ser más- demuestra que cuando estos insectos explotan, demográficamente hablando, no respetan fincas, ciudades, pueblos, accidentes geográficos ni fronteras nacionales y provinciales. Y el problema pasa a ser de todos.
Lo más grave es que se suma las restricciones que están siendo aplicadas en el marco de los protocolos sanitarios de las diferentes provincias de la región, que no están unificados. Por ejemplo, transitar entre las jurisdicciones del NOA para trabajar resulta casi imposible. Pero la langosta no tiene en cuenta estas restricciones.
La covid-19 hizo que las rutas y caminos están cerrados para la circulación de las personas.
Esto resulta un impedimento para las cuadrillas de monitoreo y de control que deben moverse para detectar, para marcar y para controlar la plaga en tiempo y forma. Si llegara a aparecer por esta región no lo podrían hacer.
Si las mangas que ya están presentes en Santiago del Estero y en Salta agrandan su presencia sobre nuestra provincia y sobre Catamarca controlarlas resultará muy difícil si los técnicos no pueden desarrollar su trabajo.
Debido a ello se vuelve fundamental que las autoridades adviertan estos inconvenientes y se adecuen los protocolos covid-19 a estas circunstancias.