Pese a la preocupación que genera en muchos aficionados cada vez que se confirma la partida de un jugador de Jaguares a Europa, en las Academias ven el futuro con optimismo. “Es paradójico lo que está pasando, porque creo que estamos en nuestro mejor momento, al menos desde que yo estoy en la UAR”, señaló Diego Manson, coordinador de las Academias, en una charla en el ciclo Eden Park, en el que LG Deportiva participa. También estuvieron (todos vía Zoom) los managers de cada Academia: Álvaro Galindo (NOA), Martín Amón (Buenos Aires), Miguel Bertranou (Oeste), Galo Alvarez Quiñones (Centro) y Nicolás Galatro (Litoral).
“El sistema de la UAR está encadenado a los clubes. Aportamos lo que podemos para que se desarrollen, y tratamos de que esa cadena no se corte, para tener un mejor rugby”, comentó Álvarez Quiñones.
La comunicación con los entrenadores referentes de cada club es un factor fundamental en el proceso de scouting, o captación de talentos. Ese trabajo mancomunado, que se completa con el de los Centros de Rugby (hay 17 en el país), permite una mayor eficacia en el radar de la UAR a la hora de observar a los jugadores y jugadoras con proyección. “Gracias a eso, cuando los jugadores llegan a un Argentino M18, ya sabemos de memoria quiénes son. Puede aparecer algún tapado, pero es raro”, asegura Galo. El cordobés sostiene que, al menos en el interior, la posibilidad de que al radar del sistema se le escape un buen jugador “es del 1%”. En Buenos Aires, el margen de error puede ser un poco mayor por la cantidad de clubes que hay, casi la misma que en todas las otras provincias juntas. “El sistema va mejorando año a año. Tener un nexo más fluido con los clubes nos ha permitido formar una red de detección muy amplia”, corrobora Amón, de Buenos Aires.
Este último además reveló que existe una suerte de “mapa nacional de jugadores por puestos”, en base al cual se van desarrollando jugadores para cubrir las necesidades. “La idea es tener la misma cantidad de jugadores por puesto, que no sobren en uno o falten en otro”, detalla.
Un tema con el que todos deben lidiar, al tratarse de un sistema que se hace más selectivo en cada etapa, es el de la frustración de los jugadores que no llegan a las últimas instancias. “Vamos hablando mucho con ellos a lo largo del proceso. Además, tienen la posibilidad de ver cómo evolucionan, y ellos mismos se dan cuenta de su situación. No los agarra por sorpresa. Además, desde el principio saben que sólo una pequeña parte llega a jugar en Los Pumas”, explica Bertranou. Sin embargo, todos hacen hincapie en que eso no debe ser visto como un callejón sin salida, o como un proceso que no ha valido la pena. “Hay jugadores que no fueron Pumitas o no jugaron un Mundial Juvenil, pero después llegaron a ser Pumas, como es el caso de Juan Imhoff”, advirtió Galatro.
“Además, la vida no empieza en la Academia ni termina en un seleccionado. Si les toca no seguir, habrán mejorado de todos modos como personas y como jugadores. La frustración es parte de la vida”, cerró Amón.