Apenas se desató la pandemia colgó en las rejas de entrada de su casa dos palmas bendecidas la Semana Santa del año anterior. Y también un trapo blanco. “Es la señal, como la sangre del cordero, para que la peste no entre y que pase de largo”, explica la religiosa vecina de Lastenia Florencia Fernández, sin traspasar el umbral. No sabemos si la fe estuvo de su lado, pero lo cierto es que a 50 metros de su casa comienza el vallado que ciñe las nueve manzanas protegidas por el cerrojo que montó el Ministerio de Salud con apoyo de la municipalidad de Banda del Río Salí y de la Policía, ante el brote de covid-19.
Ayer fue el segundo día de los 14 que tendrán que permanecer aisladas las 270 familias que viven alrededor del grupo familiar que el viernes dio positivo en ocho de sus integrantes. Luego se sumó una niña también con covid-19. Son todos familiares de un joven que trabajaba en una estación de servicio cercana, a cuyos empleados también se hicieron hisopados (ver nota aparte). Las autoridades creen que este joven se contagió de los camioneros que paran allí.
Un impresionante despliegue de efectivos policiales, hombres con trajes blancos y más personal de apoyo conmociona a toda la localidad. El segundo jefe de la Regional Este, comisario inspector Fabio Ferreyra, explica que se han cerrado los 12 accesos a la zona perimetrada. Hay 40 policías custodiando que nadie entre ni salga. Hay una sola apertura del cerrojo sanitario y es por América y pasaje Sánchez. Pero sólo entra el personal de sanidad cubierto de pies a cabeza.
Adentro del perímetro queda el policlínico Santa Rita, donde se realizan los controles a los vecinos. “Se hace una búsqueda activa de pacientes febriles. Ayer (por el sábado) testeamos a 100 personas y todas dieron negativo”, contó el doctor Luis Medina Ruiz, director ejecutivo del Siprosa. “Solamente encontramos un señor con fiebre y le hicimos hisopado y hoy (por ayer) a la madrugada tuvimos una consulta de un señor con cuadro respiratorio que fue derivado al hospital Eva Perón y está en estudio”, añade.
Entrega de comida
Para que todos se queden en sus casas, el municipio de Banda del Río Salí asumió la tarea de alimentar y proveer de todo lo necesario para subsistir a las 1.460 personas encerradas durante los 14 días. El intendente Darío Monteros cuenta que ayer entregaron 300 kilos de pan y 3.000 tortillas para el desayuno. A cada familia se le da dos kilos de carne (blando) y un kilo de puchero para cocinar, además de elementos de higiene como lavandina, alcohol en gel y jabón y agua mineral. “La intendencia asumió este compromiso pero también le vamos a pedir ayuda al Ministerio del Interior de la provincia”, adelanta Monteros.
Además de las provisiones del estado, los familiares de los aislados también les llevan mercadería y remedios, y retiran a su vez dinero y otros encargos que ellos no podrán hacer. Pero la entrega tiene un protocolo: los parientes solo pueden llegar hasta la carpa municipal de Roca y América, una cuadra antes del acceso a la zona perimetral, donde se instaló otra carpa. Las cosas se sanitizan y son llevadas por dos empleados de Defensa Civil municipal, con su correspondiente equipo de protección, hasta la zona “sucia”. Apenas se pasa la valla hay una mesa donde se colocan las bolsas. El destinatario espera parado a dos metros de distancia, con su correspondiente barbijo. Levanta sus cosas y se las lleva. Si tiene que entregar algo el proceso es el mismo pero a la inversa.
“Estamos angustiados pero con esperanza, porque vemos todo lo que el municipio y la provincia hacen por nosotros”, dice Fabián Correa, en voz alta para que se lo escuche, desde atrás de la valla. Marcos Reyes, en cambio, no está tan tranquilo como su vecino Fabián, que vive con su esposa y sus cuatro hijos. Marcos es repartidor de soda del vecindario y se quedó adentro del perímetro, en la casa de su suegro. “No puedo volver a mi casa, quedé varado” dice con una mueca de disgusto.
Mónica recibe su sachet de yogur. “Me lo trae mi papá que vive a una cuadra. Él me alcanza los pañales para mi bebé porque aquí todos los almacenes están cerrados”, cuenta.
Otro operativo es el traslado de basura. Se realiza en bolsas rojas que indican residuos peligrosos y son trasladadas por personal con trajes aislantes en un móvil especial, que se desinfecta cada vez que llega a la salida. Afuera se acumula el material que será retirado por la empresa 9 de Julio y luego quemado. Mientras tanto, “la casa de los contagios” permanece cerrada y vacía, con dos policías que la custodian, después de haberla desinfectado.
Florencia y su suegro Felipe Rodríguez (69 años) siguen el movimiento desde detrás de las rejas. “Antes de esto estábamos muy relajados, charlando en la vereda. Esa es la verdad”, reflexionan vecinos de una Lastenia silenciosa.
Infectados: los 10 familiares internados están contagiados
“Los nueve pacientes con covid-19 positivo están en buen estado en el hospital modular (Hospital del Este), solamente el señor de 68 años se encuentra internado en terapia sin respirador. Tiene compromiso respiratorio pero esta estable y con todo el tratamiento que corresponde”, informó el doctor Luis Medina Ruiz. “También hicimos hisopados a los 40 empleados de la estación de servicio donde trabaja la persona que suponemos que es el paciente cero, y todos dieron negativo. Esto habla de un buen criterio de cuidado de los compañeros del paciente”, indicó el director ejecutivo del Siprosa.