Un vestigio genético encontrado en el cuerpo de la víctima. La aparición de un testigo de identidad reservada. El planteo del Arzobispado de Tucumán en formar parte del proceso judicial. El origen de una importante suma de dinero. Las dudas sobre la supuesta arma homicida. El sacerdote tenía de manera irregular seis armas de fuego. Esos son algunos de los nuevos detalles que surgieron en las últimas horas en el marco de la investigación del crimen del padre Oscar Juárez, por el que se encuentra detenido Jorge Leonardo Herrera desde hace ya 10 días.
1- Testigo clave
En las últimas horas se confirmó que la fiscala Adriana Giannoni tomó declaración a un testigo de identidad reservada que, se supone, aportó datos importantes en el marco de la investigación. Los dichos y la identidad de la persona son mantenidos en el mayor de los secretos, tal como lo estipulan las leyes vigentes. Hasta tanto se considere prudente, se podría conocer algunos detalles de su declaración, pero nunca difundir su nombre y dónde vive.
“Esta es una situación extraña porque no se están cumpliendo los pasos procesales para que una persona sea declarada testigo de identidad reservada. La Ley 7.680 establece que puede ser usada para testigos de casos aberrantes o complejos. ¿Este lo es?”, se preguntaron Manuel Pedernera y Lucas Ramón, los defensores del acusado.
“Y lo que es más grave, no sabemos quién es y qué es lo que dijo. Esto podría direccionar la investigación a un camino anticonstitucional que impide el ejercicio de la debida defensa en un proceso”, agregó Pedernera, que anticipó que no dudará en recurrir a otras instancias judiciales para observar el testimonio de esta persona.
2- Prueba genética
Otra de las grandes novedades de la causa surgió de los laboratorios. Un estudio reveló que en el órgano genital del padre Juárez se encontraron restos de semen. Este hallazgo podría generar un cambio de rumbo en la investigación.
Este testigo mudo, según confiaron los investigadores, indican que el sacerdote podría haber tenido relaciones sexuales o una práctica íntima antes de que fuera asesinado. Previo a que lo mataran de 15 puñaladas, el cura estuvo a solas con Norma Velárdez y, supuestamente, el imputado, que sería quien se presentó en la parroquia cerca de las 22 y se retiró pasadas las 23.30. Ambos negaron haber tenido relaciones con Juárez.
“Creo que lo primero que hay que averiguar es cuál es el origen de esa material genético y tratar de determinar qué tiempo tenía allí. No se puede dar nombres de personas porque también pudo haber un tercero. De lo que no tengo dudas es que se debería profundizar la pesquisa porque este elemento podría ser un indicio que el móvil no fue el robo”, consideró Pedernera en una entrevista con LA GACETA.
3- Planteos de la Iglesia
Representando al arzobispado de Tucumán, el abogado Juan Andrés Robles se presentó en la fiscalía de Giannoni para solicitar, entre otras cosas, que se le remita una copia digital de todo el expediente, lo cual fue rechazado por las autoridades al considerar que no formaba parte de la causa como demandado o como querellante.
Invocando al arzobispo Carlos Sánchez, el profesional detalló una serie de situaciones extrañas, como que el 14 a la noche, personal de la seccional 7ª, al que no pudo identificar, se comunicó telefónicamente con la madre del acusado para entregarle la llave de la parroquia y con un hermano del sacerdote -no dice cuál- para que pasaran a retirar el vehículo que estaba en la escena del crimen. Ambas solicitudes, según el escrito presentado por el profesional, no se hicieron porque la secretaria y el hermano del cura consideraban que se debía preservar el lugar donde se produjo el hecho.
El arzobispado también se enteró, a través de un tercero, que no estaban garantizadas las medidas de seguridad, por lo que el profesional solicitó que se pusiera una consigna especial, planteo que sí fue aceptado por la fiscalía. También decidió esperar sobre las medidas que habían sugerido realizar. Entre otras, el análisis de otras cámaras de seguridad y el rastrillaje a un sitio baldío ubicado en las inmediaciones de la parroquia San Martín de Porres.
“Compartimos totalmente la decisión de la fiscala Giannoni de rechazar el pedido de que se le entregue una copia del expediente al Arzobispado. No es parte en la causa y no tiene razón alguna para tener acceso a lo que se ventila en el expediente. Me parece que su intromisión no es la correcta”, explicó Pedernera.
4- Polémica por los dólares
La causa del crimen tuvo altibajos. Desde un primer momento, la fiscala sostuvo que el robo sería el móvil del crimen. Los investigadores comenzaron a dudar al confirmar que el sacerdote era un hombre que vivía en la pobreza y comenzaron a conjeturar que el móvil podría ser pasional. El lunes, por recomendación del obispo Sánchez, el hermano de la víctima le avisó a Giannoni que un día antes de que fuera asesinado, el sacerdote le había entregado U$S60.000 para que los cuidara y los entregó a la Justicia. El hombre dijo que el cura no le había comentado cuál era el origen del dinero, aunque estimaban que podrían ser los ahorros de toda su vida.
La Justicia decidió, de manera paralela, investigar el origen de esa importante suma de dinero. En las últimas horas recibió del Arzobispado un revelador informe: en 2014, cuando el obispo era Alfredo Zecca, el padre Juárez recibió U$S 50.000 para que realizara la instalación de equipos de aire acondicionado en la parroquia de San Martín de Porres. Sin embargo, luego de manera extraoficial se confirmó que recién en 2018 se pusieron esos equipos, pero se aclaró que habían sido adquiridos a través de colectas, rifas y donaciones. “La información que aportó la Iglesia no logra justificar la existencia de ese dinero”; explicó una fuente cercana a la investigación.
“En las últimas horas hemos confirmado que en 2018 se hizo un festival para juntar fondos para comprar los equipos de aire acondicionado que, supuestamente, ya tenían U$S 50.000 para que se los adquiriera. Es muy raro todo”; explicaron Pedernera y Ramón. “Desde un primer momento dijimos que nos parecía sumamente extraño que por pedido del obispo Sánchez los hermanos hayan decidido entregar los dólares. Esa suma sirvió para fortalecer la teoría del robo que hasta esos momentos se estaba debilitando. Ahora mostró interés en una causa en la que es interesado porque los dólares no son del padre, sino del Arzobispado”, indicó.
5- Las armas del padre
Una de las polémicas que despertó el caso es el hallazgo de una pistola y de un revólver en el armario del sacerdote. La fiscala pidió un informe al Registro Nacional de Armas, que envió un revelador informe. El padre, además de las secuestradas, tenía registrados a su nombre dos carabinas calibre 22 y dos revólveres más. En total, contaba con seis armas.
El informe llegó con otra novedad: no contaba con el registro de legítimo usuario, ya que su vigencia había caducado en agosto de 2019, transformándose en una situación irregular. Los responsables del organismo detallaron que el sacerdote nunca contó con permiso para la portación de armas.
No se sabe dónde se encuentran las dos carabinas y los dos revólveres que estaban a su nombre. LA GACETA reveló días atrás que Juárez había sido mencionado en una causa penal porque un hombre había herido a otro en un incidente que se registró en Alderetes en 2004. Cuando fue citado por la Justicia, demostró que la había vendido tiempo atrás. Aún no se hizo el juicio del hecho, pese a que pasaron 16 años.
Sobre Herrera, el Renar señaló que no tenía ningún tipo de armamento a su nombre.
6- Polémica por un cuchillo
Hasta el momento, la Justicia tenía dos armas blancas que podrían haber sido utilizadas en el crimen. Al acusado Herrera le secuestraron una cortapluma tipo sevillana que tenía en su poder y que supuestamente tenía manchas de sangre. En el laboratorio la examinaron y descartaron que tenga restos orgánicos, por lo que fue descartada. Lo mismo ocurrió con algunas de las prendas que se le secuestró a Herrera en su domicilio, aunque aún quedan varias más por analizar.
El jueves, una mujer entregó a la Policía un cuchillo que le había comprado a un indigente conocido como “Lagrimita” en la zona de Yerba Buena. Esa vecina de la avenida Alfredo Guzmán reconoció que la hoja del puñal tenía manchas de sangre y que, después de lavarlo, cocinó con el objeto. Agentes de la división Homicidios, al mando de los comisarios Diego Bernachi y Juana Estequiño ubicaron el viernes por la noche al hombre que vivía en situación de calle. En sede policial confirmó que lo había encontrado en el medio del canal Sur y que lo vendió a la hermana de la mujer que lo entregó. Dijo que el hallazgo se concretó el jueves por la tarde, un día después de que mataran al sacerdote. Relató que por un lado estaba el cuchillo y, por el otro, la vaina.
Los policías realizaban un rastrillaje por la zona porque habían establecido mediante las cámaras de seguridad que Herrera habría transitado en su automóvil Peugeot 308 por ese lugar antes de regresar a su casa.
“Es muy extraño todo esto. Resulta que de la nada hace un rastrillaje por la zona, aparece una mujer y lo entrega porque justo se lo había comprado a un indigente que, caminando por el lugar, fue hallado. Es todo muy raro, pero el arma que le secuestraron a Herrera, y en la que un principio era la homicida, fue descartada ya”, explicaron los defensores del detenido.
7- Exámenes negativos
En las últimas horas, la fiscala Giannoni recibió los informes de varios estudios que había pedido que le realizaran al joven acusado. Los análisis toxicológico y de alcohol en sangre a los que fue sometido Herrera dieron negativo.
Por otra parte, el médico forense estableció que el detenido tampoco presentaba lesiones en su cuerpo. “Eso es clave, porque el sacerdote, según la autopsia pesaba 110 kilos y medía más de 1,80 metro; es decir, era un hombre de gran contextura física. Es muy difícil que mi defendido, que es de menor tamaño, haya podido reducirlo y aplicarle 15 puñaladas como si nada”, analizó Pedernera.
Herrera también fue entrevistado por un psicólogo, quien consideró que estaba en perfectas condiciones mentales.