Alarmas y responsabilidad
26 Julio 2020

La situación sanitaria de la provincia en relación a la pandemia por la enfermedad por covid-19 permanece estable, pero eso puede cambiar en cualquier momento. A esto no sólo lo han advertido las autoridades locales sino que lo viene marcando la realidad de la región. En varias de las provincias que nos rodean, se han producido picos de contagios en pocos días y esto ha obligado a los gobiernos a retroceder de fase y a volver al aislamiento social. El caso del enfermo número 97 encendió todas las alarmas en Tucumán. La preocupación se volcó al instante en nuestros foros, en las redes sociales y en los comentarios en las calles, sobre todo, del Este del Gran San Miguel.

El paciente, de Lastenia, entró en el radar del sistema público de salud tras haber sido detectado en un sanatorio privado. Entró al Hospital del Este tras sufrir una insuficiencia cardíaca y padecer sìntomas de la infección por coronavirus. El hisopado dio positivo y a partir de allí los especialistas están abocados a tratar de determinar cómo y en dónde se produjo el contagio. Sucede que poder establecer el “nexo epidemiológico” es clave para descartar que ya pueda estar entre nosotros la temida circulación comunitaria, es decir, cuando no se puede saber con certeza quién contagió. El Sistema Provincial de Salud aisló y hará pruebas a quienes tuvieron contacto con él.

La posibilidad de que haya casos no detectados viene siendo descartada y se intensificaron los testeos tanto en los límites provinciales como en los barrios, a partir del programa de Búsqueda Activa de Febriles.

Al margen de cómo resulte este caso en particular, el gobernador Juan Manzur, médico sanitarista, subrayó que es probable que haya en algún momento circulación en la provincia por la presión epidemiológica regional. Durante las últimas semanas, el número de infectados creció exponencialmente en la región, que cuenta con más de 5 millones de habitantes en total.

Las provincias cercanas que sufrieron cambios más bruscos fueron Jujuy (casi 1.200 casos), La Rioja (más de 200) y Salta (suma casi 200). Catamarca (60) y Santiago (40) cuentan con mejores números relativos. Cabe destacar que en todos estos sitios la densidad poblacional es sustancialmente inferior a la de Tucumán, dado que en los otros distritos es de entre cuatro y 12 habitantes por kilómetro cuadrado y en nuestra provincia es de 64 ciudadanos.

El Comité Operativo de Emergencias (COE) local viene monitoreando con preocupación todo lo que acontece en estos lugares. La apertura de nuevas actividades económicas y sociales viene estando bajo la lupa de todas las áreas gubernamentales involucradas. Apelan especialmente a la conciencia social, porque los cuidados individuales de prevención son clave para evitar contagios y la propagación del virus. El Ipla (Instituto Provincial de Lucha contra el Alcoholismo) y la Policía han tenido que desarticular reuniones numerosas y hasta riñas de gallos. Del gobernador para abajo, los responsables afirman que observan un relajamiento preocupante de los cuidados sanitarios en la población. Si bien se están extremando los controles en las fronteras, que permanecen blindadas por decisión de la Legislatura y del Ejecutivo provinciales, afirman que eso no asegura que la situación siga siendo controlada.

Las alarmas que se activan deben servir para que los ciudadanos retomemos como mínimo los consejos básicos de los especialistas. Lavarse las manos y emplear alcohol en gel; usar barbijos; no organizar reuniones de más de 10 personas y cumplir con el distanciamiento social en todos los ámbitos deben ser las características del día a día. De todos dependerá que Tucumán se mantenga en una realidad relativamente privilegiada.

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