Encontrar un rincón más o menos desocupado. Reciclarlo, limpiarlo, mirarlo desde todos lados. Falta luz, sumar luz. Reorientarlo para aprovechar la iluminación natural. Algunas plantas, un objeto, un empapelado, un nuevo color que traiga calma. Así, con la intuición que prospera en los apuros, millones de personas en todo el mundo tuvieron que adaptar su casa -o un espacio dentro de ella- para tomarse esas “vacaciones” de la oficina que marcó como imperativo la pandemia. Y ahora que estamos progresivamente saliendo de la modalidad home office, hay un aprendizaje que ha quedado en pie: en el lugar donde se habita también es necesario un espacio para el trabajo.
“La pandemia ha cambiado profundamente el uso de los espacios en la casa. La gente se puso a hacer arreglos, reformas, mejoras, a limpiar y a acomodar porque durante la cuarentena pasó mucho tiempo en la casa, conviviendo todo el tiempo con otras personas. Y el que no tenía un espacio de trabajo tuvo que improvisar un sector tranquilo y reservado para poder hacerlo”, explica el diseñador tucumano Omar Farhat.
Entra las obras más grandes que le tocó hacer durante la pandemia fue la de refuncionalizar un espacio prácticamente en desuso y convertirlo en una cómoda oficina para dos personas. “Es una pareja que trabaja en marketing y comunicación. Tenían un balcón terraza que se abría una vez a la semana para limpiar, y nada más, y decidieron hacer un cerramiento y aprovecharlo como un espacio de trabajo, privado y confortable”, contó.
La necesidad de contar con un sector para trabajo llevó a reformar rincones, redecorar, incorporar mobiliario específico e incluso desplazar la función principal del cuarto de juegos -donde la protagonista era la PlayStation- para instalar allí el home office o la sala de estudio de los chicos. “Vuelve a cobrar importancia el espacio de estudio dentro de los dormitorios, también”, destacó Farhat.
Espacios atractivos
“Desde hace tiempo que se les da mucha importancia a los espacios de trabajo, porque está comprobado que un lugar estéticamente atractivo, funcional y confortable nos hace más productivos y genera mayor compromiso y dedicación”, apunta Tomás Fermoselle, arquitecto con experiencia en desarrollo de oficinas. Pero el desafío, en este contexto, fue lograr todo eso en una vivienda.
“Ante esta nueva realidad, que modificó muchos de nuestros hábitos cotidianos, se le está poniendo especial atención al estudio como una nueva tendencia en el diseño interior, que es trasladar el espacio de trabajo a nuestro hogar -explica Mercedes Costal, diseñadora tucumana dedicada a papeles y murales impresos-. El recurso del muralismo para el nuevo espacio de trabajo permite rodearnos de colores calmos, y de escenas reconfortantes. Con una buena luz natural y un rico aroma podemos activar todos los sentidos y encontrarnos en armonía”.
Consejos (por Santiago F. Rey)
El asiento: si vamos a pasar mucho tiempo sentados, la silla es una pieza fundamental e innegociable. Ergonómica, con respaldo y apoyabrazos. Tapizada con un género fresco y en lo posible basculante.
La luz: buscar un lugar que tenga luz natural para trabajar de día más relajados y no depender de la luz artificial. Evitar luces de frente y de atrás y sumar luces que se puedan orientar, como lámparas articuladas.
Complementos: una biblioteca para descongestionar el escritorio. Tiene que estar en el mismo espacio físico. Son un dúo con el escritorio.
Lo intangible: buena música de fondo (no cerca del plano de trabajo) y un buen difusor de aromas.