La flora es el pulmón del planeta. Sin árboles, sin plantas, sin cualquier cobertura vegetal, la vida sería muy difícil o nula porque ellos son los responsables de oxigenar el aire que respiramos. En las últimas décadas, las ciudades experimentaron un crecimiento poblacional inusitado con el consecuente aumento de su infraestructura edilicia. En muchos casos, el hormigón fue arrinconando al verde, sin contemplar las proporciones recomendadas, hasta hacerlo peligrar. La Organización Mundial de la Salud aconseja 14,2 metros cuadrados por habitante y un mínimo de 10 m2. Hace pocos años, nuestro diario publicó un mapa que mostraba que a comienzos del siglo XX, la vegetación ocupaba la mayor parte del territorio provincial y cómo es en la actualidad, notablemente reducida. Los desmontes han sido constantes, tal punto que se han convertido en una de las causas principales de las inundaciones.
De las 400 hectáreas originales del parque 9 de Julio, solo queda un centenar. Por eso, el optimismo de los ambientalistas creció cuando en marzo de 2006, el Gobierno provincial le adquirió al Ejército las 37 hectáreas que conforman Campo Norte, y anunció que las iba a transferir al municipio capitalino. En la ocasión, se dijo que 28 hectáreas se destinarían a espacios verdes y a prácticas deportivas. Pro la alegría inicial se disipó cuando el predio se fue convirtiendo en un rehén de la burocracia y de las mezquindades de la clase dirigente. Lejos de concretarse el objetivo inicial de transformarse en un nuevo parque para la ciudad, Campo Norte comenzó a padecer del cercenamiento de su superficie, como ocurrió con el parque 9 de julio. En 2011, la Legislatura le cedió un terreno al PAMI para erigir un geriátrico (ley N° 8.354). En 2015, donó dos fracciones para la construcción de complejos deportivos, uno para la Federación Tucumana de Voleibol (ley 8.830); y otro para la Asociación Tucumana Amateur de Hockey (ley 8.831). En 2014, la Junta de Estudios Históricos de Tucumán le propuso al intendente la creación del Parque Botánico del Bicentenario que tuviese especies autóctonas. En 2015, La Municipalidad presentó un anteproyecto para convertir el predio en una zona parquizada: se preveía caminerías, calles, áreas con juegos infantiles, pistas de salud, un jardín botánico y un anfiteatro. El borrador debía ser debatido por ediles, legisladores y vecinos de la zona, para definir el proyecto final.
En 2016, el Poder Ejecutivo dijo que como el dominio del predio pertenecía a la Provincia, para cedérselo al municipio, se debía realizar una escritura y luego una cesión por intermedio de una ley. No parecía un trámite complicado. Sin embargo, en 2018, la Legislatura aprobó un proyecto por el cual se autorizaba al Poder Ejecutivo a ceder 1,34 ha del parque a un club de rugby para la ampliación de sus instalaciones. En octubre de 2019, se presentó en la Legislatura un proyecto de ley por el cual se le daba a la Escuela Normal “J. B. Alberdi” por 10 años (prorrogables por una década) un predio de tres ha para su campus deportivo.
Han transcurrido 14 años del anuncio de transferir el predio a la ciudad para que esta pudiera contar con un importante pulmón verde. ¿Intereses políticos, sectoriales? ¿Incapacidad para pensar en el bien común? Ahora que la pandemia ha unido inesperadamente al gobernador con el intendente, sería oportuno que tras casi tres lustros, se cumpliera la promesa inicial para beneficiar a los tucumanos.