Historias de artistas: Guada Rearte, con el arte en las calles y los barrios

Historias de artistas: Guada Rearte, con el arte en las calles y los barrios

Docente y empleada precarizada, su vida se reparte entre su pasión por Atlético Tucumán, el softbol y la militancia feminista. La elección por la producción gráfica. Pulsión de vida.

AFICHES. La imagen de esta mujer se repite en gran parte de la ciudad. AFICHES. La imagen de esta mujer se repite en gran parte de la ciudad.

Cuando juega Atlético Tucumán es número puesto en la tribuna; su posición es segunda base, filder y catcher en Isótopos, un equipo de sóftbol femenino.

Pero además, Guadalupe Rearte es docente y artivista. Con su producción gráfica interviene en la militancia feminista, en las calles y paredes. Igualmente, en la subcomisión de mujeres de los decanos, desde hace más de un año. “Descubrí que me apasiona la gráfica por el poder comunicativo que tiene y por aquella idea de la identificación con lo popular”, le dice a LA GACETA durante una entrevista.

El grabado y sus técnicas originarias en China tienen la capacidad de reproducción, de multiplicar las imágenes y textos a través de la impresión; con lo que adquiere su popularidad, al tiempo que es una de las artes más antiguas.

Guada Rearte tiene 30 años y vive de su trabajo: enseña arte y estética en un colegio privado. Y hace cinco años, en un dispositivo de salud integral en donde se trabaja específicamente con el consumo problemático de sustancias y la restitución de derechos. Allí cumple distintos roles; capacitadora de promotores de salud en territorio, tallerista y como coordinadora de la dimensión educativa, acompañando trayectorias escolares, capacitando docentes y brindando talleres para jóvenes. “Me reconozco como agente del Estado, pero soy una precarizada más y por lo tanto para tener más ingresos doy talleres de bordado, pues soy bordadora y sigo aprendiendo también constantemente otros tipos; me interesan mucho las técnicas ancestrales”, describe, mientras este interlocutor se asombra con semejante hiperactividad.

Basta ver sus fotografías en las redes sociales para darse cuenta de sus trabajos y obras.

- ¿Cómo son tus días?

- Después de mis trabajos, siguen el arte y la militancia, Atlético y el sóftbol. Si bien no soy de viajar a seguir al equipo cuando juega de visitante, en todas las fechas de local para mí el mundo se para y la prioridad es disfrutar de ver a mi equipo; gane o pierda me siento bien igual; soy socia y no falto. Hace un poco más de un año me embarqué en el desafío de ser parte de una subcomisión de mujeres en el club para poder problematizar las desigualdades de género que hay en el ámbito deportivo y con el fin de, alguna vez, poder institucionalizarla. Es un espacio que debe deconstruirse para erradicar la violencia en todos sus formatos y contra todas las personas.

- ¿Distingues la militancia activista de tu producción?

- No deseo distinguirla de la producción artística: creo que es una manera de producir. A mí personalmente me interesa generar espacios de participación en donde se genere a partir de una corporalidad comprometida con la propuesta, pensamiento, sensaciones. Y un producto, una huella, un registro de ese encuentro entre varias personas. Un objeto que le permite a cada participante llevarse un pedacito de eso y poder sentir una referencia a un momento y lugar, que siempre esta relacionado con la militancia feminista.

- ¿Te sirve para algo el arte?

- Últimamente me vengo planteando mucho las maneras de combatir la desigualdad y la violencia y creo que lo que vengo tramitando tiene que ver con que también se puede alcanzar la justicia con amor. Con la mirada, con la presencia, con la escucha y con una propuesta que nos acerque unas a otros. En mi vida personal el arte, la producción, me salvó de la tristeza y la injusticia de haber sido violentada y la verdad que después de casi 15 años de ese proceso, me siento orgullosa de haber convertido esas sensaciones en pulsiones de vida, y trato de transmitir eso en mis propuestas y lo atraviesan mis mecanismos de producción y mis maneras de vincularme. Me apoyo mucho en mis vínculos.

- ¿Qué te interesa del arte contemporáneo?

- Miro mucho lo que hacen las mujeres artistas que me rodean, mis compañeras de militancia como la Ceci Villafuerte, Ale Mizrahi y Ángeles Rodríguez que son mis favoritas. También considero que muchas mujeres con las que me he topado en la vida, como mujeres originarias, artesanas, emprendedoras y mujeres cuidadoras de las comunidades de los barrios. Me han enseñado y han sido una referencia aunque no se dediquen a la producción artística, sus maneras de hacer, de actuar ante adversidades, son fuente de inspiración. Otras cosas del arte contemporáneo que miro son proyectos colectivos con propuestas de transformación social como mujeres que no fueron tapa, proyecto squatters o fábrica de estampas.

- Elegiste el grabado.

- Sí porque me gustan tanto los mecanismos técnicos tradicionales como todo lo diverso que pueden darte materiales que son más bien una alternativa, o una experiencia o, por qué no, otra posibilidad intuitiva. También en el camino he descubierto que me apasiona la gráfica por el poder comunicativo y su identificación con lo popular. Siento que el arte en las calles y en los barrios es un poco más democrático porque lo ven todos aquellos que circulan por esos espacios sin necesidad de ingresar a un lugar que lo valida, una actitud de desobediencia a lo institucional como productor de pensamiento.

- Hay una imagen de una mujer que todos reconocen como tuya.

- Es la imagen de Cuerpos Aliados, del proyecto y es colectivo. Si bien es de mi autoría, el proyecto siempre se lleva adelante con un grupo de personas que no siempre son las mismas. Depende de con qué público o contexto se realice el encuentro que nos convoque a intervenir los cuerpos para salir luego a intervenir el espacio publico.

- ¿Cuáles fueron tus últimos trabajos?

- Antes de la pandemia con Cuerpos Aliados estuve en un festival de arte en las calles feministas en Lima, en las que tuve la oportunidad no sólo de conocer otras artistas colegas militantes y ocupantes del espacio público sino también mujeres preventoras de violencia de género de las zonas más alejadas de la ciudad. Allí hice una presentación. Antes estuve en La Plata, donde realicé un taller con las mujeres de Mansión Obrera.

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