Realidades distintas, mismo lugar

Realidades distintas, mismo lugar

Belén Casetta y Agustín Vernice, ambos clasificados a los Juegos Olímpicos, están en Tucumán. Ella se entrena; él se recupera de la covid-19.

Luego de cumplir el aislamiento de 14 días tras llegar desde Mar del Plata, Belén Casetta ya ejecuta su entrenamiento que tiene como punto final los Juegos Olímpicos de Tokio, que se celebrarán el próximo año. En el período de práctica en que se encuentra la dueña de los récords argentino y sudamericano en los 3.000 metros con obstáculos, puede prescindir de una pista que cumpla con los estándares internacionales. Más que nada Casetta vino a buscar en la provincia la altura sobre el nivel del mar para entrenarse y fortalecer el cuerpo. Por ello, desde ayer está instalada en Tafí del Valle. “Vamos a hacer todo con calma y progresivamente para llegar en forma”, detalló la atleta, que competirá por segunda vez en los Juegos Olímpicos.

- ¿Cómo te sentís en Tucumán?

- Al llegar me cambió la motivación. Está al 101 por ciento, estoy feliz y con otras energías. Por ahí en Mar del Plata me veías a escondidas yendo a entrenarme, aislada por más permiso que tuviera, pero es incómodo ver que el resto no puede. Aquí estoy en otra realidad porque ustedes están viviendo otro parámetro, otra vida. Estoy enamorada de la energía de la gente del norte, nada que ver con la gente porteña.

- ¿Qué opinás de Tafí del Valle?

- La altura de aquí es muy parecida a la de Cachi y me parece que es mejor. Tengo la sensación de que la preparación será muy buena. Estoy de 10, muy contenta de volver a los entrenamientos y de aprovechar la altitud. Los terrenos de Tucumán tienen subidas y bajadas donde puedo entrenarme y fortalecer las piernas. También podré usar la bicicleta muy bien, porque en la ruta no circulan muchos autos. El clima ayuda muchísimo: las temperaturas que hay, sobre todo a la mañana y antes de que oscurezca, son elevadas, el sol es fuerte y no hay tanto viento. La verdad, muy lindo; está para correr en short y en top. Por ahora, más que contenta.

- Lo que pasó con Cachi (Nd.R: a último momento le negaron el acceso a la localidad salteña) ¿cuánto te complicó?

- Yo ya no pienso en eso. Respeto mucho la decisión que tomó el intendente. Quiere cuidar a su gente, a su pueblo. Yo me organizo mucho y por eso fue difícil la situación. Pero fue el destino el que me trajo a Tucumán, porque en Cachi iba a estar entrenándome sola y acá me encuentro con gente que me escribe para acompañar, es todo más activo.

- ¿Hubieses preferido los Juegos este año?

- Cuando los suspendieron me vino bien en ese momento porque estaba entrenándome, pero ahora que estuve parada tanto tiempo me asusta un poco. Por eso estar acá es una fuente de motivación importante y ahora me siento con muchísima esperanza para Tokio. No se puede preparar unos Juegos Olímpicos saltando la soga o haciendo ejercicios en tu casa. Podés mantenerte en forma, estéticamente, no engordar mucho, pero no llegar como se debe a unos Juegos Olímpicos, más en lo mío, que es una carrera con obstáculos, muy técnica.

- Entonces fue fundamental que Delfina Pigniatello (N.de la R.: ganadora del premio Olimpia que estará en sus primeros Juegos Olímpicos de mayores) declarara que si no podía entrenarse pensaba no ir a Tokio.

- Fue un empuje muy importante. Es una de las mejores atletas argentinas y es la que va a estar peleando la medalla de oro en natación. Hay que cuidarla muchísimo porque es de confiar, te va a traer una medalla. Ella fue el pie para que se abriera el entrenamiento para los olímpicos, por más que yo haya hablado en mis redes. A veces es muy difícil que los atletas salgan a hablar y sus palabras fueron muy importante para todos.

- Tu meta es la final olímpica. Cuando llegan los Juegos el común de la gente exige que el objetivo de todos los atletas sea una medalla y, más en el atletismo, es muy difícil ¿Qué les dirías?

- Una medalla olímpica es el tope, el sueño de todo atleta. No hay más a lo que podés llegar. No sé cómo explicarlo… es todo. Cuando me estoy preparando para unos Juegos, hasta para caminar tengo que tener cuidado. La meta es la final olímpica, el sueño de repetir lo que hice en Londres cuando llegué a la final del Mundial. No hay nada imposible.

- ¿Por qué lo decís?

- De todo puede pasar en mi distancia: nos podemos caer, lesionarnos, puede haber empujones, salir de la pista, cometer faltas. También hay que ver qué atleta llega. Una mala estrategia en la serie y quedó fuera la mejor del mundo… eso pasa seguido. La carrera con obstáculos es una prueba muy técnica en la que hay que administrar la energía. Si no, fuiste.

- En lo personal ¿cómo llevás la pandemia?

- Fue un cambio, por un lado, bueno. Compartí más en mi casa, desde 2017 mi vida es viajar. Por otro lado, no poder hacer lo mío fue duro. Me crié haciendo actividad física. Me costó dormir, por ejemplo, porque no tengo el gasto de energía. Ir viendo que cada día que pasaba perdía y además ver a mis rivales entrenándose con un permiso especial. Dejé de ver redes sociales porque me ponía mal, las noticias también: robaron, violaron, cuarentena. Y dije: ‘Belén no renegués. Dejá de ver eso’. Hubo mucha gente enojada cuando salí a hablar, creo que por el encierro hubo esas reacciones.

De todo un poco

Competencia: La prueba de Casetta, los 3.000 metros con obstáculos, será en el estadio Olímpico de Tokio; el domingo 1 de agosto de 2021 y el miércoles 4 de agosto.

Sobre Tucumán: “mucha gente me escribe. ‘Te puedo dar una mano’… algo que nunca me pasó. Me pone contenta cualquier persona que quiera venir”.

El 2020: “cambió todo con la pandemia. El año era para ir a Kenia, volver, empezar a hacer la gira de los Grand Prix Sudamericanos, entrenarme en altitud. Después Tenerife, Madrid, Italia y Alemania. De ahí, otra vez a Kenia a entrenarme en altura y finalmente Tokio”.

Éxito imitable: “de Kenia absorbí su forma de entrenar. Su cultura es correr de mañana, de noche. No les importa el calzado, ni la ropa. Ellos caminan desde chicos en tierra, en piedras. En cambio nosotros pensamos en la última tecnología siempre. Es cuestión de perseverar, dedicarse, como se dedican muchos atletas de afuera, y ser estrictos. Los keniatas trabajan en eso. Somos todos iguales: todos tenemos dos piernas, dos brazos, un corazón. Todos podemos correr igual”.

Sus inicios: “antes hacía tenis, me iba muy bien. Es mi pasión frustrada que por cuestiones económicas no pude seguir. Un día mi ‘viejo’ me va a buscar a la escuela y ve un cartel de una minimaratón. ‘¿Querés correrla?’, me dice. ‘Y bueno, vamos’, dije. Empezamos a entrenar y me pareció un embole (sic). Llega el día de la carrera: 1.200 metros y la gano. Apaa… me empezó a gustar”.

Por qué los obstaculos: “lo mío eran los 400 metros con vallas, pero a medida que fui creciendo surge lo de los obstáculos en una copa en la que se necesitaba  sumar puntos. ‘Belén, la técnica de los obstáculos es parecida a la de las vallas’, me dijeron. Sumamos los puntos y ganamos la copa para el club. Eran cuatro chicas nomás las que corrían y me habían dicho que saliendo última, despacito, era suficiente. Listo largo, pero ni en pedo última (sic, risas)”.

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