El sector citrícola se enfrenta nuevamente a una preocupante situación que tiene que ver con cuestiones fitosanitarias.
En forma conjunta, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y la Asociación Citrícola del Noroeste Argentino (Acnoa) decidieron suspender durante el resto de la campaña 2020 los envíos de fruta fresca a la Unión Europea (UE).
Esta decisión se tomó como consecuencia de las intercepciones, detectadas en los puertos de destino, de frutos con síntomas de “mancha negra”, enfermedad fúngica considerada como cuarentenaria en Europa.
Las condiciones ambientales que se dieron durante la campaña pasada favorecieron al desarrollo de la enfermedad, situación que se vio reflejada en un nivel de incidencia más elevado que otros años. Prueba de ello fue la aparición temprana de síntomas, cuya visibilidad resultó beneficiada por el cambio prematuro de color del fruto.
Asimismo, en algunas casos, diversas cuestiones agronómicas de manejo podrían haber tenido alguna influencia también.
“Entre otros, la presencia en la planta de fruta de la campaña pasada sin cosechar hasta tarde -debido a los malos precios-, algo que es fundamental mejorar y evitar”, explicaron Gabriela Fogliata, de la sección Fitopatología de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) y Hernán Salas, director Asistente de esa institución.
Señalaron que no obstante las condiciones predisponentes mencionadas, llama la atención la cantidad de detecciones. “Aunque falta reunir información de estas y de los análisis de laboratorio realizados, este es un punto clave, debido a que, tal como reconoce la normativa fitosanitaria internacional el aspecto de los síntomas en los frutos es variable y a menudo se asemeja a los causados por otros patógenos no cuarentenarios de los cítricos o por insectos, daños mecánicos o frío”, precisaron.
A raíz de ello, indicaron que ante síntomas dudosos en destino, el diagnóstico se debe confirmar con seguridad mediante el análisis molecular. Y el PCR en tiempo real es el más indicado, debido a su especificidad y a su sensibilidad, algo fundamental, a raíz de la diversidad de especies existentes cercanas a la cuarentenaria. “Este método, es el utilizado en Fitopatología de la Eeaoc, que integra la red de laboratorios reconocidos por el Senasa. Se analizan las muestras oficiales y particulares en el marco del programa nacional de Certificación de Fruta Cítrica para la UE y para otros mercados con similares restricciones cuarentenarias”, detalló Fogliata.
“La ocurrencia de ‘mancha negra’ requiere condiciones distintas, y no tiene una correlación tan directa con el volumen de lluvia caída en primavera, sino que otras variables pueden condicionar su mayor o menor incidencia. Por esta razón, mantener las dosis, volúmenes y frecuencia adecuada de aplicación de fungicidas cúpricos combinados oportunamente con estrobilurinas durante el período de crecimiento del fruto permite reducir las probabilidades de infección. A estas aplicaciones se deben adicionar otros cuidados como la eliminación de restos de la parte aérea inmediatamente después de la poda y de ramas secas internas, y evitar la presencia de fruta de la campaña con la nueva producción, además de mantener las plantas bien regadas y nutridas”, agregó Salas.
Fuerte presión de la UE
Año a año crece la presión de la UE sobre el comercio de cítricos desde países con presencia de “mancha negra” -Argentina, Sudáfrica, Australia, EEUU y Brasil-, pese a que estudios científicos indican que la fruta no es una vía para que la enfermedad ingrese y se establezca en territorio de la UE.
En 2013, autoridades sanitarias de la UE publicaron un análisis de riesgo de introducción de mancha negra en la UE. En respuesta, se consolidó un Panel de Expertos en la enfermedad formado por investigadores y técnicos con experiencia en la enfermedad de prestigiosos institutos de EEUU, de Sudáfrica, de Australia, de Brasil y de nuestro país -la Eeaoc-. Estos manifestaron su desacuerdo con el análisis de la UE, basado en evidencias científicas.
La UE magnificó el impacto económico que la supuesta pérdida de rendimiento por caída de fruta podría causar en los cítricos europeos. En realidad se trata de una enfermedad esencialmente cosmética, que causa manchas en la cáscara, y sólo provoca mermas en la producción en condiciones de climas altamente predisponentes.
El real impacto económico es, justamente, la restricción al comercio impuesta por la UE. El panel fundamentó que la detección de fruta con “mancha negra” en la llegada a la UE no indica automáticamente una amenaza de infección o el establecimiento allí, ya que para que la enfermedad se vuelva endémica el patógeno debe cumplir una secuencia de diferentes eventos donde entran en consideración múltiples factores. Además consideró que las actuales medidas de control son inapropiadamente restrictivas e injustificadas desde lo científico.
Pese a la evidencia científica, la UE intensificó las medidas de control con cambios en su Ley de Sanidad Vegetal desde diciembre del año pasado, y con la implementación de otro proyecto más amplio de prevención y armonización para ordenar las normas y las leyes de todos los Estados miembro de la UE para el control sanitario.
Como consecuencia del aumento de las restricciones de la UE, la Argentina viene intensificando su labor en el programa de Certificación de Fruta Cítrica. El sector productivo de limón de Tucumán desplegó un enorme esfuerzo, trabajando conjuntamente con el Senasa, la Acnoa, la Asociación Fitosanitaria del Noroeste Argentino y la Eeaoc. La alta calidad del limón tucumano es reconocida en todo el mundo, por lo cual se espera que medidas proteccionistas no afecten su libre comercio.