Hubo filas de fieles para despedir al párroco Juárez

Hubo filas de fieles para despedir al párroco Juárez

Dolor en la comunidad religiosa de Villa Luján.

MULTITUD. Hubo filas para despedir al cura; los fieles ingresaron en grupos pequeños debido al protocolo de salud. MULTITUD. Hubo filas para despedir al cura; los fieles ingresaron en grupos pequeños debido al protocolo de salud.
17 Julio 2020

Una multitud asistió a despedir al cura Oscar Juárez, quien el miércoles fue asesinado de 15 puñaladas durante un presunto robo al templo San Martín de Porres. El velorio se llevó a cabo en la parroquia Nuestra Señora de Luján, dado que la primera capilla permanece preservada para pericias. Efectivos de la seccional 7ª cortaron la cuadra de Don Bosco 2.600, que desde temprano estuvo colmada de vehículos.

“Fui la primera que lo encontró. Llegué como a las 8.20 y no quise despertarlo, pensé que no había dormido bien por los dolores de cálculos que solía padecer”, contó Antonia Palma, quien desde hace 11 años trabajaba para el sacerdote y quien se ocupaba de los quehaceres de la casa parroquial. “Es la primera vez que entran a la casa, lo que menos esperaba es que le hicieran tanto daño”, añadió.

DOLOR. Palma, quien encontró el cuerpo de Oscar Juárez, rezaba con una estampita del sacerdote.  DOLOR. Palma, quien encontró el cuerpo de Oscar Juárez, rezaba con una estampita del sacerdote.

Según señaló, el padre llevaba dos semanas viviendo solo. “Hasta hace 15 días atrás vivía con él un hombre apodado ‘Condorito’, quien por la cuarentena había quedado en situación de calle. Cuando todo se flexibilizó, este señor se fue para volver a vender revistas”, describió Palma, que incluso recordó que “Condorito” había sufrido asaltos en el barrio cuando salía a hacer compras. Era una persona de su confianza, aclaró.

“Como a las 9.30 me asomo hasta la puerta del baño, yo saludé pero nadie me respondió. Pasé, sabiendo que el padre podía retarme, como había pasado en otras ocasiones, y me encontré con mi padre en el piso. Había sangre bajo su cuerpo y estaba tapado por una colcha”, recordó compungida. “Su pieza no estaba revuelta, pero la de al lado sí. Se cree que pueden haber entrado por el techo, porque las puertas no estaban forzadas”, agregó.

En el lugar estuvo presente al arzobispo Carlos Sánchez, junto con otros miembros de la Iglesia.

VELORIO. Los feligreses ingresaron por turnos al templo para rezar y presentar ofrendas para el sacerdote. VELORIO. Los feligreses ingresaron por turnos al templo para rezar y presentar ofrendas para el sacerdote.

“Los curas quedaron solos en iglesias vacías, y las misas todavía no vuelven”, manifestó preocupada Luciana Navarro, una de las fieles presentes.

Patricia Morhill y Patricia Ruiz compartieron muchos momentos junto con el religioso. “Nos enseñó mucho; lo conocemos desde muy chicas. Era un bromista que nos corría después de misa tirando bombas de estruendo en la calle. Para la época de carnaval les tiraba bombuchas a los catequistas. A veces era pesado, pero la gente lo quería porque era una excelente persona”, así retrató Morhill al cura. También contó una anécdota, cuando fue consultada por las armas que se habían encontrado en el ropero del sacerdote: “en los campamentos me acuerdo que, entre otras actividades, jugábamos al tiro al blanco con pistolitas de balines, a lo mejor era un aficionado”, consideró.

Ruiz, por su parte advirtió: “era una persona que daba todo, por eso no me lo imagino peleándose con sus agresores. Seguramente los conocía. Él siempre pregonó el respeto; toda una generación de Alderetes le guarda cariño”.

Esteban Gottardi enfatizó: “Oscar era un amigo de la familia, una persona extraordinaria. Nos duele muchísimo lo que pasó”.

“Es muy doloroso todo lo ocurrido. La inseguridad está cada vez peor. No puedo creer que en Villa Luján no tengamos ni cámaras de seguridad”, añadió Luisa López de Bulacio. “Preocupan los niveles de inseguridad que vivimos”, cerró Carlos Fuentes. (Producción periodística: Santiago Re)

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