"Que los argentinos vivamos en paz, justicia y esperanza, con el encuentro fraterno y comprometido -dijo el Arzobispo de Tucumán, Carlos Sánchez en la Homilia de la fecha Patria-. La situación sanitaria nos exige el distanciamiento, pero no el alejamiento y la indiferencia ante cada situación de vida -remarcó-. Nos exige cuidarnos, pero no ensimismarnos excluyendo y marginando; nos exige quedarnos en casa, pero pensando y haciendo algo por el hermano tucumano que no tiene comida, y remedio", advirtió.
La máxima autoridad de la iglesia tucumana resaltó que estamos llamado a vivir en libertad. Dijo que la sensación de esclavitud, el encierro del a cuarentena, no queremos estar cautivos, pero tenemos que vivir una libertad respponsable. "Una libertad que mira, elije y decide en pos del bienestar de todos", afirmó.
"Este tiempo nos exige lavarnos las manos, pero no para desentendernos de los problemas del otro. Nos exige cubrirnos la nariz y boca para que lo que decimos pase antes por el filtro de la paciencia, la comprensión, sin imposiciones. Nos exige mirarnos a los ojos, que es lo que queda al descubierto, los ojos son el espejo del alma", insistió.
Sánchez dijo que nuestra patria es empobrecida por el egoísmo que amenaza la vida de todos, que amenaza la vida en concordia de nuestra sociedad. "Erradiquemos el clientelismo, porque un pueblo culto nunca puede ser esclavizado", señaló.
"La casa de familia donde deliberaron los congresales de 1816, aquí en Tucumán, fue un lugar de encuentro, de diálogo y de búsqueda del bien común -dijo Sánchez-, esta casa es para nosotros un símbolo de lo que queremos ser como Nación. Una casa donde todos somos importantes, necesarios, valiosos y hermanos; donde haya lugar para todos, sin excluidos ni sobrantes; un hogar donde se engendra vida, se cuida la vida y se hace crecer la vida siempre y en toda forma", agregó.
"Estimados gobernantes, miembros de la sociedad civil organizada, los creyentes de las diferentes religiones y confesiones, los que ejercemos el servicio de autoridad, los padres de familia y cada ciudadano argentino, en este tiempo tan difícil, ¿somos capaces de asumir, como los congresales de 1816, el compromiso de sostener la Independencia de la Patria hasta con la vida, haberes y fama?", preguntó Sánchez.
El ejemplo de Belgrano
"Belgrano es un ejemplo de valor digno de imitar en sus virtudes personales y patrióticas. Todo lo que tenía lo puso al servicio de la Patria y lo que recibió de la Patria lo invirtió en ella -insistió Sánchez-, porque la amaba y la quería libre y unida. Queridos hermanos argentinos, si queremos una patria libre y unida… Como Manuel Belgrano:
- Seamos fieles a Dios, fuente de toda razón y justicia y, como Manuel Belgrano, nos confiemos en la protección maternal de la Virgen. Ella lleva su bastón de mando aquí en Tucumán.
- Luchemos por la libertad de la Patria siempre y poniendo todo de nosotros mismos.
- Nunca busquemos la gloria personal.
- Tengamos en cuenta las condiciones naturales del país miradas con realismo para propulsar la agricultura, como base necesaria para que la industria y el comercio desarrollen el país y le den mayor riqueza.
- Incluyamos a todos los que integran el territorio. Decía Belgrano: “A nuestros paisanos, los naturales, para defender su libertad es necesario hacerles entender el inestimable valor de esa prenda tan preciosa, y que debe preferirse la muerte
misma a la esclavitud”.
- Invirtamos en educación y erradiquemos el clientelismo, porque “un pueblo culto nunca puede ser esclavizado”.
- Respetemos la dignidad de la persona humana; que ocupe el lugar central en la vida.
- Encarnemos los valores ético-morales, expresados en una vida austera y honesta, en el desprendimiento generoso de los bienes. A Belgrano no lo motiva el éxito individual, ni el ansia de riquezas ilimitadas frente al desamparo del resto de la población.
- Luchemos por una patria para todos, aún en condiciones de emergencia e incertidumbre procuremos la igualdad y el esfuerzo conjunto.
- En cada situación asumamos los riesgos individuales y colectivos, como la difícil y sacrificada proeza del éxodo jujeño y hoy la pandemia de la indiferencia.
- Seamos justos, desprendidos y pobres, (Belgrano paga al médico con el reloj y su lápida con el mármol de su mesa de luz)