Vacío, frío y silencioso. Así luce por estos días, en medio de la pandemia de coronavirus, el estadio de All Boys, escenario de inolvidables partidos de fútbol. Gratos recuerdos guardan esas tribunas. En esa imaginaria caja de postales en blanco y negro hay imágenes que pocos recuerdan y que aceleran el latido del corazón de los que tuvieron la suerte de vivir esos momentos. En ese sitio lleno de historia, ubicado en 12 de Octubre y Uruguay, en la capital tucumana, hubo un tiempo en el que los dueños de la acción usaban un balón redondo para jugar, pero en lugar de los pies empleaban las manos. Aunque parezca una película de ciencia ficción, la cancha del “Gallego” se transformó a fines de la década del 70 en tierra de “gigantes” para albergar a la edición 45 del Campeonato Argentino de Basquetbol. Esa fue la sede central y Caja Popular la subsede.
El deporte argentino fue protagonista en 1978 de un momento único. Ese año, en nuestro país, se jugó el Mundial de fútbol y Argentina se consagró campeón por primera vez. El equipo conducido por César Luis Menotti, cuyo capitán fue Daniel Passarella y tuvo a la figura y goleador de la competencia, Mario Kempes, levantó la Copa tras vencer a Holanda en la final por 3 a 1. Tucumán tenía todas las fichas para ser una de las subsedes, pero el comité organizador descartó esa posibilidad y dejó a la provincia envuelta en la frustración. La revancha, aunque en menor dimensión, llegó unos meses después cuando se disputó el Argentino de basquetbol, una competencia que convocaba a los mejores jugadores del país y tenía un relevancia notable.
Los tucumanos siempre fueron apasionados del básquet. Y había tanto entusiasmo que los dirigentes tomaron una decisión audaz para la época: construir una cancha desmontable en un estadio de fútbol para garantizar la presencia de al menos 15.000 personas cada jornada. Los posibles escenarios techados que tenía -y aún tiene- la provincia no contaban con la capacidad suficiente para cubrir la demanda de entradas y por eso se tomó esa decisión, pese al riesgo de jugar al aire libre.
“Ese fue el último Argentino que se jugó al aire libre”, recuerda José Luis Muruaga, integrante del plantel tucumano. “Era una época en la cual el basquetbol tucumano estaba en la cima. Los torneos locales se jugaban con estadios llenos y mucha gente no podía ingresar debido a la convocatoria”, destacó el ex Asociación Mitre.
La cancha de All Boys fue elegida por dos razones: San Martín y Atlético tenían compromisos asumidos para septiembre -cuando se jugó el torneo- y el escenario designado cuenta con una tribuna de cemento amplia en la cabecera norte, la que fue aprovechada. Frente de esa mole de cemento se construyó la cancha con piso de parquet y a su alrededor se colocaron tribunas tubulares. Miles de aficionados locales y de provincias vecinas colmaron la capacidad todas las noches.
El campeón fue Buenos Aires, que en una recordada definición venció a Capital Federal, el gran favorito de la competencia, por 75 a 70. Contaba con el talento de Pedro Alberto “Mandrake” Cabrera; el oficio de Carlos González y la potencia de José Luis Pagella, entre otros. Ese equipo se impuso sobre los capitalinos que tenían a Eduardo Cadillac, Carlos “Chocolate” Rafaelli, Adolfo “Gurí” Perazzo y Carlos Pellandini, integrantes del seleccionado nacional.
Tucumán finalizó tercero, luego de derrotar en el último partido a la revelación del torneo, Entre Ríos, y sufrir sólo la derrota en semifinales ante Buenos Aires. El plantel fue conducido por Miguel Ángel Ripullone, uno de los entrenadores más prestigioso del país en ese momento, que dirigió a la Selección nacional, y fue contratado por la Federación conducida por Guillermo Gallo para encarar el proceso que tenía como finalidad hacer una buena campaña en el Argentino. “Fue un proceso largo y serio. Hicimos giras por varias provincias para jugar amistosos y nos concentramos 15 días antes en un hotel ubicado en la zona del ex Arsenal. Éramos todos jugadores locales, salvo Carlos Romano y Héctor Zeballos. Teníamos un gran nivel, pero nos tocó en semifinales enfrentar a Provincia y no pudimos ser campeones. Yo estuve en al menos 12 Argentinos. Junto con (Pedro) ‘Checha’ Figueroa somos los que tenemos más presencias, pero en lo personal no fui campeón. En cambio, pude celebrar unos años después cuando lo consiguió mi hijo (Pepito)”, indicó Muruaga.
También integraron el plantel Eduardo Gamboa, Figueroa, Rodolfo González, César Béjar, Jorge Roqué, Pedro Busnelli, Mario Luis Cordero, Juan José Acotto y Héctor Alfredo Miranda.