Blanco, rojo, bordó, verde, azul, gris claro, gris plomo, negro, naranja, verde flúor y hasta violeta. A lo largo de la historia, el hincha de San Martín vio a su equipo vestido con múltiples colores. Primero fue lo que había, luego aparecieron las marcas y sus campañas de marketing y aunque en los últimos años la institución haya logrado mantener cierto estilo, no existe una línea marcada al respecto.
“El club no tiene definido por estatuto el color de las alternativas y eso hace que el tema sea tan amplio”, opina Nicolás Ibáñez Bussetti, coleccionista “santo”.
A la primera alternativa la usó en 1919 y tenía franjas rojas y negras, similar a la de Flamengo. Luego en la década del 60, apareció una camisa bordó, que tenía botones. “Hasta los 80 más o menos, a las alternativas la elegían los dirigentes de turno”, explica el historiador Ramiro Villa. “Hasta que llega Topper, el club compraba en las casas de deportes los packs de camisetas. Así es cómo llegó a utilizar las Adidas, negra, verde, bordó o blanca. En ese tiempo no había una marca que vista al club y se compraba lo que se conseguía”, agrega Ibáñez Bussetti.
Sin embargo, el boom del marketing en La Ciudadela explotó en los primeros años del nuevo milenio. Las marcas Brisa y Lotto sacaron a la venta colores tan llamativos como polémicos. “Quisieron innovar o seguir una línea europea con las camisetas naranjas, amarillas o verde flúor. Esos colores se usaban mucho en ese continente e intentaron imponerlas acá”, asegura el coleccionista.
Más allá de que esa gama de colores no tenía nada que ver con la historia del club, esas casacas tuvieron mucha demanda. “Las que más aceptación tuvieron fueron las verde ya sean de Reusch, Topper y hasta la flúor de Lotto. La amarilla, que también estaba fuera de línea, fue otra casaca que los hinchas compraron mucho”, explica.
En los últimos años, las empresas encargadas de vestir al club siguieron una línea. Hubo colores que no tienen mucho que ver con la historia, pero que no estaban tan fuera de sintonía. “Cada marca trata de innovar y depende de la dirigencia de turno en aprobar o no esos modelos. Ahora con KDY estamos marcando un estilo. Primero se habló de que la tradicional sea roja y blanca con 11 bastones y que las alternativas sean blancas o rojas. Antes, con Joma, también los colores estuvieron dentro de lo lógico, salvo una naranja que intentó seguir la línea de Brisa”, sentencia Ibáñez Bussetti.
En un mundo donde el marketing manda, en La Ciudadela pretenden imponerse. “El club debería definir las alternativas por estatuto”, aseguran. La idea es que los colores se respeten tanto dentro como fuera de la cancha.