“Hasta marzo, cuando fui por última vez, viajaba muy seguido a Tucumán. Ella también venía mucho a verme. Esta situación nos genera angustia, porque no se sabe realmente cuándo podremos volver a vernos”, cuenta Nicolás Vaca. Todos los días se comunica por videollamadas con su amada Cecilia. Tratan de hacer cosas juntos desde las pantallas, como ver una película cada uno desde su casa, por ejemplo. El récord conectados fue de dos horas. Cuando tiene “extrañitis” aguda, la llama enseguida y se cuentan algo gracioso.
“Trato de mantener la mente ocupada. Me entristecí mucho en mi cumpleaños, la semana pasada, porque me faltó ella. Pero sé que tengo que ser fuerte. Hoy tenemos la posibilidad de estar conectados. Mis padres también tuvieron una relación a la distancia y, si ellos pudieron hacerlo sin mucha tecnología, ¿cómo no vamos a poder hacerlo nosotros?”, se plantea.
Y ahora, ¿qué hacemos?
Algunas parejas, como la de Guisell García y Marcos, se conocieron justo antes de la cuarentena. Estaban en plena etapa de enamoramiento, con planes de vivir juntos. Y ahora sólo esperan que pase rápido la pandemia para ver cómo sigue todo.
“Lo conocí en unas vacaciones en Chile. Nos vimos primero allá. Y luego volvimos a encontrarnos en Salta, en marzo. En esa oportunidad, estábamos mirando la televisión cuando empezaron a informar que cerrarían todas las fronteras. Esa madrugada él se tuvo que ir rápidamente a su país y yo volví a Tucumán. Quedamos, desde hace tres meses, en amor en línea. Nos hacemos llamadas todos los días, hasta vemos películas y salimos a correr juntos. Él se levanta cada día y hace el desayuno para dos. Yo le hice llevar una torta y globos a su casa cuando cumplimos dos meses juntos”, cuenta Guisell, que es dueña de un gimnasio céntrico.
A pesar de todos los impedimentos para estar juntos, ella se siente bien con él. “Estamos esperando que todo pase y hasta evaluamos que él se pueda venir a vivir a Tucumán”, se permite soñar para un futuro cercano.
Relación en “modo espera”
Un capítulo aparte fue el de los que se reconciliaron (o estaban en planes de reconciliarse) justo en la previa de la cuarentena. Sus relaciones quedaron en una especie de “modo espera”. Algo de eso les pasó a Sofía Marti, de 30 años, y a Nicolás, de 37.
“Mi pareja y yo estábamos distanciados, tomándonos un tiempo después de siete años de relación. El decidió ir a Miami a probar suerte, ya que tiene unos conocidos allá, y me dijo: “vamos”. La idea era que, si todo salía bien, al mes yo viajaba. Hasta le pusimos un chip a mi perrita para llevarla. Él se fue el 14 de marzo”, cuenta.
La idea es apostar de nuevo a la pareja, “Con algunos cambios”, advierte ella. “Ahora hay que ver si yo podré viajar en septiembre o si él volverá. Allá está haciendo algunas cosas; hay menos restricciones que aquí”, explica la joven. Para llevar adelante la relación se mandan mensajes por WhatsApp y se hacen videollamadas. “Es difícil, pero bueno; no hay mucho para hacer más que esperar”, advierte Sofía. Dice que no pierde las esperanzas porque todavía tienen muchos sentimientos en común.
El tiempo tendrá la última palabra: cuando la pandemia haya pasado, podrá saberse si la distancia hizo más fuerte o más débil el vínculo amoroso. Y el de todas las parejas a las que el coronavirus les tendió esta trampa inesperada.