Qué pasa en Concepción, la "isla" sin coronavirus

Qué pasa en Concepción, la "isla" sin coronavirus

Qué pasa en Concepción, la isla sin coronavirus LA GACETA/ OSVALDO RIPOLL

En la salud

Rodolfo Cecanti, director del Hospital Regional Miguel Belascuain, explicó a LA GACETA que los consultorios de febriles instalados en el centro médico permitieron descartar cerca de 300 posibles casos de coronavirus en Concepción. Allí, los profesionales de la salud, que están en la “trinchera”, fueron capacitados para vencer el miedo a lo que implica la chance de que la covid-19 ingrese a la ciudad. “El miedo forma parte de la conducta del ser humano, es lo que hace que podamos sobrevivir. El miedo, cuando es patológico, pasa a ser una fobia, que nos paraliza. Pero el miedo en sí nos da prudencia. Entendemos que aprender a trabajar con el miedo significa explicar cómo se usan los elementos de trabajo, cómo se evitan los riesgos de contagio”, relató. ¿Qué análisis hace de los 100 días de cuarentena en el sur? ¿Se hicieron eco los vecinos de ese “miedo” como causal de prudencia? “En la primera etapa se cumplía a rajatabla, con la cuarentena estricta; después vi que todo el mundo andaba con el tapaboca, que se evitaba el contacto; y ahora, en esta última etapa, de la mano de la flexibilización, y sobre todo en el fin de semana pasado, con los festejos del Día del Padre, hubo muchos indicios de reuniones familiares, gente haciendo compras, veo menos personas con tapaboca y no cumpliendo el distanciamiento. A los virus no se les gana. La pandemia se autolimita cuando el virus muta o llega la vacuna. Mientras la enfermedad tenga su virulencia y la vacuna no llegue, lo que hacemos es mitigar los efectos, evitar contagios. Y por ahora no tenemos más elementos que el lavado de manos, el alcohol en gel, el tapabocas y el distanciamiento social. Pero se ve que cuesta. Tenemos un límite de tolerar cualquier situación y el tiempo lo va horadando. Hay que entender a las personas”, reflexionó el médico.

En el Estado

Qué pasa en Concepción, la isla sin coronavirus LA GACETA/ OSVALDO RIPOLL

Como sucedió a nivel nacional y provincial, la caída del consumo tuvo un impacto directo en la recaudación de impuestos a cargo de la Intendencia. “Ha sido una caída drástica. En diciembre, Rentas municipales tuvo una recaudación de $21 millones; y en abril fue de $5 millones, por efecto de que estábamos en la fase 1 de la cuarentena. Fue una reducción del 75%. Es significativo. Luego se fueron flexibilizando actividades y estamos incrementando lentamente. Además estamos en el Pacto Social, por lo que tenemos asegurado el pago de los sueldos, pero para el funcionamiento del municipio esa caída es algo importante”, describió el intendente Roberto Sánchez (UCR-Juntos por el Cambio) en su despacho de la Municipalidad. El jefe municipal recordó que durante su gestión, iniciada en 2015, había registrado momentos complicados, aunque nunca había vivido una crisis que se extendiera tanto en el tiempo, como sucedió este año con el dengue y el coronavirus. “Nos cambió totalmente la línea de trabajo, veníamos haciendo obras vecinales, y de repente tenemos que poner todo el esfuerzo, el personal de las distintas áreas, a cubrir estos problemas, el dengue y la covid-19”, explicó a LA GACETA. Remarcó que han instalado retenes y puestos de control febril. Y consideró que la vigilancia epidemiológica en los puestos limítrofes es clave, sobre todo en el ingreso de camiones que traen alimentos y otros productos esenciales a Tucumán. “Esta es la segunda ciudad más importante de la provincia, tenemos nueve entidades bancarias, veintipico de cajeros automáticos, un centro judicial, el hospital regional más grande del interior, además de una actividad comercial muy grande, con gente que viene de otros lugares permanentemente. Somos una “minicapital” del sur. Por eso se hace difícil el control Todo el departamento viene a realizar trámites. No es sencillo”, dijo Sánchez. Y describió cómo es el nivel de acatamiento a las medidas indicadas por los expertos para prevenir el coronavirus. “Hay conciencia de una parte de la ciudadanía, y hay otra parte que no cumple. Hay que ser claros y honestos, porque se lo ve en cualquier calle de la provincia, y en cualquier provincia del país. Hay quienes usan barbijo, toman distancia en el lugar donde van a comprar,  y hay quienes no usan el tapaboca. Allí hay que hacer hincapié. Esa persona puede contagiarse y a sus seres queridos, sin saber que lo está haciendo”, alertó.

En la economía

Qué pasa en Concepción, la isla sin coronavirus LA GACETA/ OSVALDO RIPOLL

Al menos una docena de locales de venta de indumentaria o de calzado tuvieron que cerrar las puertas en la “Perla del Sur”, producto de una caída en los ingresos que se vio profundizada por las restricciones para funcionar durante la cuarentena. De todos modos, Julio Delgado, secretario de la rama “Comercio” de la Federación Económica de Tucumán (FET) y vecino de esa ciudad, describe el mercado local como “especial”. “A pesar de todo lo que está pasando, hubo rubros que anduvieron bien, como lo relacionado con la construcción”, describió. Expresó que, a pesar de la crisis y de la inflación, “hay disponibilidad de dinero” entre los consumidores, sobre todo por efecto de los programas estatales de asistencia y de empleo. Aclaró además que las actividades productivas locales más importantes, como la caña de azúcar y el limón, pudieron funcionar durante la cuarentena. De todos modos, Delgado advirtió que han cambiado algunas modalidades entre los usuarios. “Con los negocios cerrados, creció la venta online; eso también está repercutiendo de manera negativa en muchos rubros”, analizó. Detalló que las ventas cayeron entre un 10% y un 12% en el Día del Padre con respecto a 2019 (a lo que se le debe sumar la inflación). Pese a todo, el comerciante recalcó que Concepción es una plaza económica “especial”, ya que confluyen empresas e inversores de ciudades y provincias vecinas.

¿Y los clientes? El frío del viernes a la mañana no frenó a un importante número de vecinos de Concepción que salieron a hacer sus trámites Los alrededores de la plaza Mitre y la peatonal de calle San Martín mostraron una nutrida concurrencia. No a los niveles de la “antigua normalidad”, pero lo suficiente como para que la distancia social se viera vulnerada con frecuencia. Entre rociadores de agua con alcohol y mesas un poco más alejadas que lo habitual, alguna que otra cafetería parecía estar trabajando a buen ritmo. De vez en cuando se observaban clientes haciendo fila afuera de un local. Aunque un alto porcentaje se marchaba luego sin comprar nada. ¿Las personas que van de compras se cuidan? “En un momento veía que todos tenían miedo y se cuidaban. Después se han relajado. Y ahora todos están de nuevo con miedo, asustados”, relata Victoria, de 28 años, empleada de un local de venta de ropa. Y admitió que los contagios en Monteros, que está a unos 24 kilómetros de Concepción, se volvieron el tema central de conversación.

En la calle

“¡Lleve tres hermosos alfajores por 50 pesos!”, grita Amado, que trata de ponerle simpatía a la venta callejera en la peatonal de calle San Martín. Lleva el tapaboca y mantiene la distancia social. Y, por su trabajo, ha sido testigo del impacto que tuvo en Concepción el aislamiento de 100 días. “Muchos están confiados. Nos hemos relajado. Eso preocupa, porque algunos andan sin barbijo, otros hacen fiestas, cumpleaños, y eso no está bien. Si nos cuidamos entre todos vamos a poder trabajar todos, y si no nos cuidamos, en definitiva no va a trabajar nadie”, afirma. En la charla con LA GACETA, se muestra impactado por las imágenes que llegan desde Brasil. Y hace una advertencia que pone de manifiesto su angustia por la enfermedad que puso en vilo al mundo: “si el virus entrase acá sería fatal, porque andamos juntos, hacemos fiestas, y eso es peligroso. No lo tenemos que subestimar”.

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