Dentro de la rica y extensa historia del rugby tucumano, uno de los “qué hubiera pasado” más difíciles de responder tuvo lugar el domingo 4 de octubre de 1992. Esa tarde, Los Pumas enfrentaron -y vencieron- a Tucumán Rugby en Yerba Buena, contando a su favor con tres figuras locales: José Santamarina, Ricardo Le Fort y Santiago Mesón. En realidad eran cuatro, porque si bien Martín Terán no jugó para el seleccionado, tampoco pudo hacerlo para su club, ya que los entrenadores “albicelestes” habían decidido preservarlo para la importante gira que se venía por Europa. No son pocos los testigos que opinan que, de haber podido contar con esas piezas de su lado, el jaque mate hubiera sido “verdinegro”. Al fin y al cabo, el club estrenaba su título de pentacampeón de Tucumán, justificado con un libreto de juego abierto y vistoso, interpretado por una orquesta que muchos consideran la mejor alineación en la historia del club. No era casualidad que hubiera tantos Pumas salidos del mismo lugar en aquel momento.
El amistoso se gestó a partir de tratativas de la comisión directiva, por entonces presidida por el recordado Juan Carlos Griet, apuntalada por varios jugadores tucumanos de Los Pumas que oficiaron de nexo y que también ayudaron a recaudar los fondos necesarios. El beneficio era doble: Tucumán Rugby quería festejar sus Bodas de Oro a lo grande, y el seleccionado necesitaba un rival exigente como preparación para la gira europea, en la que debían visitar a España, Rumania y Francia. El equipo dirigido por Luis Gradín y José Luis Imhoff venía de vencer a los españoles en cancha de Vélez, pero sin transmitir una imagen convincente. El ciclo post Mundial Inglaterra 1991, rumbo al de Sudáfrica 1995, estaba todavía dando sus primeros pasos, y una de las variantes era la del capitán, con el joven Lisandro Arbizu reemplazando al tucumano Pablo Garretón. Fernando Buabse y Omar Hasán eran otros tucumanos que se encontraban dentro de aquel plantel Puma, que arribó a la provincia el sábado, y que el domingo fue a Marcos Paz en busca de un triunfo que le sirviera para viajar con la moral arriba al Viejo Continente.
La cuestión era para quién jugarían los Pumas “verdinegros”. La noche anterior, los entrenadores Pablo Acuña y Hugo Shaw habían accedido a que Le Fort jugara todo el partido para Los Pumas, debido a la ausencia del otro hooker, Eduardo Garbarino. Sin embargo, la intención era que Santamarina y Mesón jugasen al menos uno de los dos tiempos para su club. “Imhoff se opuso. Dijo que no, que el seleccionado estaba haciendo una pretemporada para la gira y que necesitaban que jugasen los que iban a ser titulares. Igual, fue bueno eso, porque les dio la oportunidad a otros jugadores del club de enfrentar a Los Pumas”, destaca hoy Santamarina. “Hubo durante todo el día la discusión de si jugaban para Tucumán Rugby todo el partido, o si jugaban un tiempo para cada uno. La realidad fue que jugaron para Los Pumas todo el partido, era lo que correspondía”, sentencia Acuña.
Tucumán Rugby salió con Mariano Galíndez; Carlos Bleckwedel, Patricio Mesón, Marcos López Naón y Martín Pfister; Ricardo Sauze y Eduardo García Hamilton; Juan Ledesma Padilla, Agustín Macome y Pablo Fernández Bravo; Guillermo Marcé y Mariano Malmierca; Luis Guerrero, Julio Paz (h) y Félix Paz Posse. En la segunda parte ingresaron Carlos Galíndez, Guillermo Marchionni, Rodolfo Paz Posse y Gustavo Gallo.
Los Pumas tomaron ventaja en el primer tiempo con un gran Santiago Mesón, autor de dos penales, y la conversión de un try anotado por él mismo, arrancando desde mitad de cancha y dejando rivales en el camino hacia el ingoal. Un try de Pfister, capturando un “sombrerito” de Agustín Macome casi dentro del ingoal a la salida de un ruck, más un penal de Patricio Mesón, les permitieron a los “verdinegros” descontar e irse al descanso 13-8 abajo.
El segundo tiempo se jugó con un ritmo mayor, y fue cuando el seleccionado nacional logró hacer la diferencia. Tucumán Rugby no bajó los brazos y apretó con los tries de Paz y Malmierca, pero Los Pumas sellaron el triunfo por 37 a 23 con un try-penal, otro de Federico Irarrazaval y el último del capitán Arbizu, convertidos por Mesón.
“Fue extraño jugar contra mi club. Al comienzo más que nada, después uno se va soltando y se va metiendo en el partido, pero creo que lo más lindo de esto es que Los Pumas hayan jugado en Tucumán Rugby. Haber festejado los 50 años del club realmente fue una fiesta que les quedó grabada a todos”, rescata Le Fort.
“No puedo asegurar que lo hubiese ganado Tucumán Rugby si jugábamos un tiempo para cada uno, pero se le hubiese complicado a Los Pumas”, admite Santiago Mesón. “No lo sentí como algo incómodo. Al contrario, fue una tarde espectacular, de mucha alegría para mí, porque se juntó en una sola tarde todo lo que yo quería. Estaba el seleccionado en Tucumán jugando contra el club en el que nací. Además, yo estaba como pateador de Los Pumas y mi hermano Patricio como pateador de Tucumán Rugby. Más no podía pedir. Lo tomé como un regalo que me dio este deporte”, concluye Santiago.
“Para mí fue un poco de todo: extraño, incómodo, pero también lindo. Ya había enfrentado a Los Pumas jugando para el seleccionado tucumano, pero no me había pasado eso de enfrentar al club. Era raro, porque uno de chico se prepara para jugar en la primera de tu club, y sueña con llegar a Los Pumas, y de repente tenía las dos camisetas en el vestuario”, recuerda el “Cheto” Santamarina. “Yo sabía las jugadas que ‘Ricky’ Sauze tenía en la cabeza porque conocía todas las señas, así que me tenía que hacer un poco el boludo, je. Pero bueno, en la gira después de ese partido es que le ganamos por primera vez a Francia de visitante, en Nantes. Con Le Fort los jodíamos a los muchachos de Los Pumas: ‘jugar contra Tucumán Rugby nos había hecho más competitivos’, les decíamos”.