En el fútbol, los grandes protagonistas son los jugadores. Pero como dice el personaje que personifica a Julio Grondona en El Presidente, la serie de moda en este momento, los dueños de la pelota son los dirigentes. Ellos son los que toman decisiones que a veces resultan difíciles de entender. El poder está concentrado en sus manos y muchos disfrutan desarrollando un papel protagónico que los pone por encima de aquellos que son los que le dan vida a una de las actividades más populares en todo el mundo: los futbolistas y los hinchas. San Martín hoy es la gran víctima de una situación atípica que dejó a muchos clubes en la cuerda floja debido a la aparición de la pandemia pero también por culpa de las resoluciones tomadas desde la AFA que beneficiaron a unos y perjudicaron a otros.
“Estamos viendo cómo se disuelve un proyecto que construimos con trabajo y mucho esfuerzo”, comentó casi resignado Favio Orsi, uno de los integrantes de la dupla técnica de San Martín que sienten cómo se les escapa la posibilidad que buscaron durante tantos años en el fútbol: armar un equipo y llevarlo Primera. El objetivo estaba cerca. El equipo fue puntero en la zona B del torneo durante todo su desarrollo y las estadísticas indican que alcanzó el mejor rendimiento de todas las categorías oficiales. Nadie duda de que tiene sobrados méritos deportivos para ascender a Primera si la AFA hubiese actuado con sentido común. Pero nada de eso sucedió.
Cuando se tomó la decisión -inesperada y apresurada- de hacer saber de la cancelación de la temporada por la pandemia, se anunciaron los equipos que jugarán las competencias internacionales y se dejaron sin efecto los descensos. Sin embargo, insólitamente se decidió que los ascensos deben definirse en el campo de juego. ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? Nadie lo sabe. Nadie responde. El silencio es el escudo protector que utilizaron las autoridades listas para no explicar la posición adoptada pese a que en los últimos días recibió críticas de diferentes sectores, incluyendo al presidente de la Nación, Alberto Fernández.
Dentro de 10 días, San Martín se quedará sin cuerpo técnico y prácticamente sin jugadores porque se vencen los contratos de los entrenadores y de 20 profesionales. El 30 de junio es la fecha clave porque según el calendario deportivo debía terminarse la temporada. La AFA tendría que oficializar el ascenso de San Martín, pero todo indica que eso no sucederá. Para los tucumanos, el único camino posible para defender sus derechos parece ser el que conduce al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), una instancia que demandará un enorme esfuerzo económico, lo que complicará aún más la situación financiera del club. San Martín cuenta con uno de los presupuestos más altos de la categoría y sin ingresos por la venta de entradas -su principal fuente de dinero- es imposible sostener la estructura. Por eso esto beneficia a clubes que gastaron menos y ahora podrán mantener e incluso mejorar sus planteles si finalmente se decide abrir el libro de pases, algo que el reglamento no permite.
La AFA decidió castigar al club tucumano que a esta altura del año tendría que estar celebrando un ascenso y, en cambio, ahora sufre por el daño deportivo y económico causado por una decisión polémica y cuestionada por donde se la mire. Los dirigentes tienen el poder. Ellos lo saben y lo usan según sus conveniencias. Por eso, difícilmente cambien la postura ya asumida. Este partido no terminó, pero será difícil ganarlo.