Lo que resta de 2020 se presenta como una oportunidad inigualable para tener presente, homenajear y, en la medida de lo posible, trabajar sobre uno de los mayores próceres de nuestra historia, Manuel Belgrano. Uno de los pilares fundantes de la República Argentina. Protagonista de la gesta de revolucionaria. Comandante de una fuerza cuya saga salvó a la Revolución en su peor momento: el éxodo jujeño, la batalla de Tucumán y la casi inmediata victoria de Salta.
Los tres hechos que marcaron una línea de fuego para los ejércitos realistas. La hora más gloriosa de la acción militar belgraniana, la más difícil y la más heroica.
Lejos de agotarlo, aquella aptitud militar fue sólo una de sus condiciones. Su compromiso con la causa lo llevó a ocuparse de diversas tareas civiles, administrativas y diplomáticas. Fue secretario del Consulado, fue miembro de la Primera Junta de gobierno luego de los hechos de Mayo, participó de los primeros diarios de Buenos Aires.
Aquí, en nuestra ciudad, comandó la fuerza militar en dos períodos. Se incorporó a la vida social en un largo tramo entre 1816 y 1819, hizo levantar el primer monumento civil que se conserva hasta el día de hoy en la Plaza Belgrano (la Pirámide de Maipú, o de la Ciudadela). Introdujo la primera imprenta en el norte del territorio, precisamente en la ciudad de Tucumán. Su larga estadía en la ciudad, y la de aquel ejército, nos deparó una actuación en la primera fila del momento revolucionario.
El domingo pasado publicamos, en nuestra editorial, la deuda histórica de la Nación a la hora de poner en valor toda la actuación del Ejército del Norte y las campañas militares que defendieron la Patria en la frontera septentrional. Ese que fuera llamado Ejército Auxiliar del Perú, fue nuestro primer ejército nacional que, entre 1810 y 1819, tomó asiento en nuestra ciudad, y desde la que avanzó tres veces sobre las fuerzas antirrevolucionarias, la segunda con Belgrano a la cabeza.
Junto a los esperables actos protocolares del sábado venidero, podríamos también ilusionarnos con un compromiso general con la efeméride, en pos de conseguir una narrativa histórica acorde al protagonismo de Belgrano y del norte argentino, en la Gesta Patria. En medio de los festejos belgranianos se hace evidente una enorme deuda de nuestra historia local y regional, de la misma manera que la gran historia nacional debe ser revisada en función de la actuación de las provincias norteñas en la Independencia nacional ¿Cómo es posible que las fechas de las batallas de Tucumán y Salta no tengan una celebración nacional?
Es mucho el trabajo que hay que hacer. Creemos que es nuestro deber, en este mes de hondo sentido patriótico, alentar los trabajos del Estado y de las instituciones privadas para aportar tanto a la actualización, como al rescate de esta prominente figura.
Entre las faltas a corregir está la de la documentación. No son muchos los papeles de su actuación en la provincia que se conserven en nuestros archivos. Varios fueron a parar a Buenos Aires. La autoridad competente podría considerar, en este bicentenario, la importante tarea sea recuperar esa documentación belgraniana. Reincorporar los documentos tucumanos a la esfera del Estado provincial.
En LA GACETA dedicamos en esta semana producciones especiales dedicadas a mantener viva la memoria de Manuel Belgrano.