Junio suele ser un mes de definiciones para todos los deportes. La cadena ESPN, por ejemplo, recordó ayer que el 17 de junio de 1994 sucedían al unísono el partido inaugural de la Copa del Mundo de Estados Unidos, el juego 5 de las finales de la NBA entre Knicks y Rockets, la persecución de la policía a la camioneta blanca de OJ Simpson por el asesinato de su esposa y la disputa del último US Open de la leyenda golfística Arnold Palmer. Todo en 24 horas. El 15 de junio es lo más parecido a eso que tiene Atlético. Ese mismo día, en dos años consecutivos, el “Decano” lograba dos títulos: el del Torneo Argentino A 2007/08 y el de la B Nacional 2008/09. 365 días de diferencia y dos alegrías inconmensurables.
El primero -como casi siempre sucede con una saga de dos- fue el mejor para Atlético. Significó salir de la tercera división del fútbol argentino, un subsuelo en el que se había quedado estancado seis años. El 15 de junio de 2008, el equipo jugó el partido de vuelta de la final de ese torneo ante Racing de Córdoba. Había perdido 1-2 de visitante y repitió resultado en Tucumán (goles de Mauricio Verón y Héctor Álvarez). En los penales, apareció Lucas Ischuk para convertirse en ese jugador que los hinchas siguen idolatrando. Y lo seguirán haciendo. Atajó un penal y convirtió el siguiente para poner a Atlético en la B Nacional. La tortura se terminaba.
Ese día (el partido se jugó desde las 14) se festejaba el Día del Padre, tal como se celebrará el domingo. El campo de juego se llenó de fanáticos una vez terminada la serie. Lo curioso fue que las tribunas seguían repletas. Padres, madres hijos e hijas habían reemplazado su festejo por otro.
Quizás por toda esa mezcla de sensaciones, el título del año siguiente no se festejó tanto como el anterior. Incluso cuando deportivamente significaba más. El 15 de junio de 2009 Atlético jugó frente a Olimpo también en el Monumental. Venía de asegurarse uno de los dos ascensos a Primera con el triunfo sobre Talleres, pero todavía no había obtenido el título, que se disputaba con Chacarita. Debía ganar y lo hizo. Fue 3 a 1 con goles de sus carrileros, tan importantes en la campaña: César Montiglio (2) y Sebastián Longo. Así, pudo levantar el trofeo que acompañaba su regreso a la máxima división.
“No quisiera que el hincha piense que estoy desmereciendo este ascenso, pero pasa que el primero fue muy especial. Sabíamos que estábamos hace mucho tiempo en el Argentino y era entrar a la historia. Para colmo hubo muchísimo suspenso”, recuerda Martín Granero, presente ambos días. “La superioridad que habíamos establecido sobre el resto de los equipos en el Nacional B en 2009 le quitó el dramatismo que sí tuvo el anterior logro”, agregó.
La misma fecha, un año de diferencia y una felicidad con distintos matices pero con la misma pasión y corazón “decanos”.