Hay chicos que no tienen un plato de comida sobre la mesa todos los días. Y otros que están comiendo demasiado. Tienen más hambre porque se aburren o por la misma ansiedad que les genera el encierro. Como si fuera poco, no tienen demasiadas actividades en las cuales gastar energías.
Esta es una de las situaciones que más preocupa a los pediatras, explicó la doctora Gladys Correa, presidenta de la filial Tucumán de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP). Además, los médicos advierten que hay un abandono temprano de la lactancia materna y una alimentación complementaria inoportuna especialmente en los menores de un año.
“Nadie se ha preocupado por escuchar a los niños. Siendo los menos vulnerables al virus, son los que mayor limitación de derechos están teniendo”, afirmó el pediatra Jorge Cabana. Muchos de los elementos que hacen a la esencia de la niñez han sido drásticamente alterados: entre ellos figuran la interacción social con sus pares, el acercamiento con los afectos y el disfrute de las actividades recreativas y deportivas. Eso podría traer consecuencias en la salud mental de los chicos. Otros efectos del aislamiento social obligatorio son la mayor exposición a la violencia intrafamiliar, a agresores sexuales en las redes sociales y al abuso de pantallas.