Las clases de danza podrán volver a dictarse en Tucumán, pero con normas específicas que obligan a una readecuación de las formas y de los espacios, lo que complica un regreso inmediato. La autorización fue confirmada ayer por la ministra de Gobierno y Justicia, Carolina Vargas Aignasse, a un grupo de docentes durante una entrevista formal, en la cual se plantearon reservas y pedidos de repensar el protocolo aprobado.
Alejandra Deza, una de las participantes de la audiencia, reconoció a LA GACETA: “algunas cosas funcionarían en nuestra actividad y otras quizás no, y estamos viendo de flexibilizar ciertos puntos”. Uno de ellos es la duración de cada clase: se dispuso un máximo de 50 minutos, cuando lo habitual es que sea de casi el doble, 90 minutos. “Es posible hacerla en dos bloques, con un descanso. Todo se circunscribe a los procedimientos de resguardo y protección, que son bastante estrictos”, aclara la impulsora del taller Bajo Jardín.
Los talleres se dictarían a alumnos de entre 15 y 60 años, con una distancia mínima de tres metros entre ellos en la clase. “Cada academia tiene que evaluar si es conveniente hacer las inversiones que nos exigen para poder reabrir, ya que la fracción de estudiantes que podremos recibir estará acotada por la franja etaria. Los grupos más numerosos son los de niños, que sustentan el funcionamiento y los gastos. Entendemos que hay que cuidarse, no queda otra, pero el futuro de nuestra actividad es muy incierto”, resalta.
“En El Estudio estamos viendo las posibilidades concretas y ciertas para reabrir, considerando lo que establece el protocolo, incluyendo la cantidad de personas con las que podríamos trabajar”, explica Beatriz Lábatte, gestora de ese lugar junto a Ana Teitelbaum.
La experimentada docente puntualiza en la exigencia de una distancia de tres metros entre alumnos. “Hay que ver qué va a pasar con los movimientos y desplazamientos, que son dos conceptos distintos: el primero puede darse en un solo lugar y el otro, se produce en el espacio. Comenzamos a hablar con los otros docentes que trabajan con nosotras para ver si están dispuestas a volver y cómo van a adaptar sus clases”, agrega.
El protocolo, por ejemplo, deja fuera de regla a bailes de contacto, como el tango, que también se enseña en El Estudio.
Otros requisitos
Los espacios deberán readecuarse antes de su reapertura, con medidas que van desde la desinfección y fumigación hasta la colocación de cartelería que recuerde las normas de higiene y protección y de bandas en el suelo marcando distancia en la recepción, pasando por la capacitación de los docentes y la implementación de cobro electrónico de cuotas (no por efectivo).
La capacidad estará acotada a la tercera parte del total habitual. Habrá lugares separados para dejar las pertenencias con que se llegue de la calle y alcohol en gel y rociadores sanitizantes disponibles en distintos puntos.
Entre una clase y otra se fumigará y ventilará la sala. Los alumnos deberán ingresar con mascarillas, no saludar ni tocar pasamanos, entre otras disposiciones habituales en este tiempo. También tendrán que asistir a las salas con rostro afeitado y cabello recogido, no usar aros, anillos, piercings, colgantes, etcétera; y podrán beber agua una vez, si es necesario, durante la clase. Todas las personas que ingresan al establecimiento deberán firmar una declaración jurada donde manifiesten su buen estado de salud.