En estado crítico, las peñas piden ayuda para que regresen las noches de folclore

No lograron reconvertirse porque el tránsito de ser una opción gastronómica musical a un delivery de comida no es sólo cuestión de números, aunque estos sean determinantes para no quedar en la quiebra.

Las peñas tienen una historia de tradición y folclore, forman parte del paisaje cultural. Mercedes Sosa y Atahualpa Yupanqui, entre tantos artistas, tocaron en El Alto de la Lechuza, que cumplirá 80 años en los próximos meses; y en otros locales que ya desaparecieron. “La situación es muy crítica, desde el 13 de marzo no podemos trabajar y hay muchas familias que dependen de nosotros”, le contó a LA GACETA Maximiliano Aguirre, administrador del local de 24 de Septiembre y Marco Avellaneda. “Somos uno de los atractivos más importantes que tiene Tucumán, sobre todo en época de turismo. Queremos que el Gobierno nos dé una mano”, pidió.

En la capital se agruparon cinco peñas estables: El Aljibe, La 9, La Casa de Yamil y la Malparida, además de El Alto de la Lechuza. Según sus estimaciones, alrededor de 500 personas ingresaban y disfrutaban de la música y el baile cada día de un fin de semana. Pero además, las comidas regionales no podían faltar. Pandemia mediante, tuvieron que cerrar. Aguirre contó que el delivery “es nada” para un negocio de la magnitud que tiene: “entran cuatro, cinco pedidos por noche, no hay comparación para hacer”.

Claudio Balzaretti (La 9) recordó que ya venían de una crisis económica:”todo había subido, la rentabilidad no era la misma. Ahora estamos parados, y todo para atrás”. Añadió que le llegó una cuenta de luz por $ 40.000. “En total, llega a $ 300.000 para las cinco peñas; no vamos a poder pagar si no nos ayudan”, alertó el empresario y folclorista.

Liliana Campero (El Aljibe) aportó que los artistas tucumanos viven al día y no tienen cómo salir. “Presentamos una nota al Gobierno, pero no tuvimos respuesta. Representamos la cultura del norte que hace a la industria del turismo. Veníamos con mucha expectativa para estas vacaciones, pero llegó el coronavirus”, describió. “Sólo queremos trabajar, no que nos regalen algo”, aclaró Juan Carlos Herrera.

Los empresarios prepararon un protocolo para funcionar: barbijos, alcohol en gel, ocupación de la mitad de la capacidad instalada y la separación de las mesas con un espacio entre 1,5 y 2 metros. También prevé precauciones especiales para los músicos que actúen.